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Lifescozul dice conseguir el veneno de escorpión sin ayuda del Gobierno cubano

Ariel Portal asegura que ha recibido 3 millones de dólares y busca otros 11 millones para desarrollar la supuesta cura contra el cáncer

La empresa asegura que tiene al menos dos "productores" a su servicio en la Isla. (Invasor)
14ymedio

08 de febrero 2024 - 17:41

La Habana/Hace trece años, el biólogo cubano Ariel Portal, expulsado de la estatal Labiofam y ferviente defensor de las propiedades curativas del veneno de escorpión azul, emigró a Ecuador y fundó su propia empresa, Lifescozul. Con una inversión privada de tres millones de dólares en los últimos siete años y un equipo de científicos cubanos "renegados", la compañía insiste –contra el consenso científico– en que las toxinas del Rhopalurus junceus pueden curar el cáncer y a ello dedica sus recursos.

Preocupado por que se le vincule con el régimen cubano después de leer las recientes notas de este diario sobre Lifescozul, Portal contesta a 14ymedio varias preguntas. La más inquietante: ¿cómo consigue el veneno de un escorpión endémico de Cuba un grupo de investigadores que, asegura, rompió todo vínculo con su país de origen?

A través de "al menos" dos productores independientes que viven en la Isla, contesta Portal. Son ellos quienes "capturan y ordeñan a los escorpiones", y luego "alguien" de la compañía viaja a Cuba y busca los frascos con la sustancia. Una vez en el extranjero, se envían los frascos a los laboratorios de Lifescozul en México y Chile para comprobar que la sustancia no está adulterada. "Cada veneno tiene su propia y única huella", aclara Portal.

Según el biólogo, el proceso de recolección se realiza sin ayuda –ni permisos– del Estado cubano. De hecho, los cazadores independientes de escorpiones son uno de los dolores de cabeza de Labiofam, que también fabrica una sustancia homeopática basada en su veneno, Vidatox, cuya efectividad contra el cáncer niega Portal.

Lifescozul comenzó como una "empresa de servicios", afirma el científico, pero ahora se considera a sí misma una compañía "de desarrollo farmacéutico", con aliados como Pharmometrica, un laboratorio mexicano que, según Portal, "analiza cada muestra (de veneno) y la certifica para nuestros estudios".

La empresa está pidiendo ahora a sus inversionistas privados otros 11 millones de dólares más para entrar en una fase de ensayos clínicos de su producto, Escozul. Para la compañía, asegura Portal, contar con capital privado "especialmente en los últimos cinco años" ha sido definitorio.

La estructura actual de Lifescozul –que también trabaja en otra clase de productos, como suplementos nutricionales y vitaminas– incluye un departamento científico, dirigido por el microbiólogo Alexis Díaz, la "máxima autoridad" en el veneno del escorpión cubano, un departamento de ensayos clínicos, encabezado por la doctora Mariela Guevara, y otros equipos de comercialización, atención médica y seguimiento.

Tienen una fábrica en Colombia, un centro de investigación en México y en Estados Unidos gestionan la financiación del proyecto. La base de operaciones está en Ecuador, donde Portal fundó la "casa matriz" de Lifescozul en 2009.

Detrás de cada uno de los encargados de la empresa –todos antiguos científicos de Labiofam– hay una historia. El propio Portal fue despedido de su cargo en la farmacéutica estatal en 2006, cuando se enfrentó, explica, a su entonces director, José Antonio Fraga Castro, sobrino de Fidel Castro. Vidatox, el producto que fabrica Labiofam –y uno de los competidores de Escozul en el mercado internacional– fue "un capricho de Fraga Castro", relata el científico.

En el año 2000, el veneno de escorpión como cura contra el cáncer fue una de las obsesiones tanto del tío como del sobrino, dice Portal. "Muchos pacientes iban a Cuba a buscarlo porque la BBC y la CNN hicieron sendos reportajes sobre su potencialidad". El pionero de los estudios fue el doctor Misael Bordier, un biólogo nacido en Guantánamo y que "nunca pudo publicar nada que sustentara las propiedades del veneno".

"Fraga Castro vio el potencial, como era el sobrino de Fidel, le quitó literalmente el proyecto a Bordier, que falleció en 2005". Bordier había formado un grupo de análisis entre los que se incluía a Portal y a Alexis Díaz.

Al año de la muerte de Bordier, sus colegas dieron a Fraga Castro dos noticias. La buena: que el equipo había encontrado "evidencia" de que "dentro del veneno existen componentes capaces de inhibir el crecimiento celular maligno". La mala: que para tener un resultado concreto harían falta diez años. Como mínimo.

El director de Labiofam se encolerizó, recuerda Portal. "El país necesita divisas ahora", fue su argumento al aceptar la propuesta del doctor Fabio Linares, un médico especializado en homeopatía que aseguró que se podía vender un compuesto "como si fuera el producto final establecido del veneno del escorpión azul". Así nació Vidatox.

Sin embargo, Portal, Díaz y los demás discípulos de Bordier estudiaron la fórmula. La conclusión del análisis, asegura el biólogo, era preocupante. "Probamos el Vidatox en líneas celulares malignas, dando como resultado que no solo no tenía efecto en el cáncer, sino que además lo acelera y para colmo no había rastro de veneno dentro de la formulación, pues estaba en extremo diluida". La conclusión, no obstante, tiene un aspecto contradictorio: si Vidatox no contiene rastro de la toxina, ¿cuál de sus componentes "acelera" la enfermedad"?

Cuando le presentaron un informe a Fraga Castro, se ofendió. "Nos acusó de muchas cosas. Yo lo acusé de corrupto y la discusión se salió de las manos. Terminé expulsado". Portal cuenta que, a partir de ahí, todo fue una odisea para él. Trabajó limpiando oficinas en el Icaic (el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos) hasta que le dieron la autorización para salir del país. Luego emigró a Ecuador.

En el caso de Alexis Díaz, a quien Labiofam se negó a liberar hasta varios años después, también salió de Cuba en 2018, para realizar un posdoctorado en Chile. "Díaz no fue expulsado pero estuvo sujeto a control durante algunos años", explica Portal. En cuanto a Guevara, que ahora reside en República Dominicana, es quien asesora a Lifescozul en lo relativo a los ensayos clínicos.

En 2014, Lifescozul tenía también un contacto en La Habana, José Luis Monzón, y "criaderos propios", según reveló entonces Portal a Martí Noticias. Monzón murió un año después de esa entrevista y ahora "sus hijas continúan su trabajo en Jagüey Grande (Matanzas)", asegura el biólogo, que no ofrece más detalles sobre su trabajo en la Isla. Sin embargo, un reportero de 14ymedio averiguó que la dirección proporcionada por Portal a Martí Noticias no existía. Tampoco existe el edificio Bellavista en la calle 35 entre 52 y 54, en el municipio de Playa, y ningún vecino ha oído hablar de Monzón.

"Desde 2018 no tenemos a ningún paciente nuestro viajando a Cuba", insiste. Si alguno solicitara ir, Lifescozul lo pone en contacto con las hijas de Monzón en Matanzas. En Guantánamo –aunque Portal no aclara si tienen vínculos con la compañía– "los familiares de Misael Bordier extraen el veneno".

Portal admite que, como señaló este diario, Lifescozul ha indicado a los pacientes que el Gobierno cubano ofrece tratamientos –muy caros– con veneno de escorpión. Sin embargo, asegura que no lo ha hecho con la intención de que vayan a atenderse en el hospital habanero Cira García o en la clínica para extranjeros La Pradera, fundada por Fidel Castro en 1996. "En 13 años de existencia nunca hemos enviado a ningún paciente a esos centros. Explicarle los costos (más de 1.200 dólares) es suficiente para que renuncien a ir a Cuba".

El prestigioso centro de investigación contra el cáncer Memorial Sloan Kettering –fundado en 1884 en Estados Unidos– ha explicado que no existen argumentos científicos para afirmar que el veneno del escorpión cura el cáncer y que los beneficios atribuidos a Escozul o Vidatox "están mayormente basados en anécdotas, testimonios y experimentos que pueden no haber sido ejecutados correctamente".

Lifescozul promete tener los papeles en regla para que, antes de que acabe 2024, se les permita hacer un ensayo clínico

Portal no está de acuerdo. "Estamos a punto de presentar varias patentes con impacto en tres tipos de cáncer", alega. "Además trabajamos en la identificación de principios activos que tienen acción sobre los mecanismos de dolor en personas con cáncer y la inflamación". Lifescozul promete tener los papeles en regla para que, antes de que acabe 2024, se les permita hacer un ensayo clínico.

Tras dos décadas empleadas en estudiar el Rhopalurus junceus, Portal insiste en su "enorme potencial" y pone como argumento los más de mil casos que conoce, en cuya mejoría parece haber influido el producto. Sin embargo, es una realidad que Escozul, Vidatox y sus falsificaciones circulan ampliamente en el mercado negro de varios países, y que varios "curanderos" los venden –muy caros– con la promesa de sanación.

Fue el caso de Carlos Miguel Castro Ochoa, un "médico naturista" de México, que cobró cerca de 1.000 dólares por varios frascos de Escozul a un paciente que acabó muriendo. Portal subraya que su empresa no tuvo nada que ver y que, de hecho, colabora con las autoridades para identificar a los comerciantes ilegales que "venden agua".

Tampoco están involucrados, asegura, con la Salud cubana, de donde se marcharon –no siempre en buenos términos– él, Díaz y otros científicos de Lifescozul. "Ni yo trabajo en Cuba ni pienso hacerlo. En lo personal, no creo que ellos tampoco quieran".

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