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Una cineasta española ensalza la participación cubana en la guerra de Angola

Irene Gutiérrez estrenó este martes en la Berlinale la docuficción 'Entre perro y lobo'

La película elogia a un grupo de excombatientes que ven de su participación en la guerra de Angola el cumplimiento de un compromiso de la Revolución cubana.
Elena Garuz

26 de febrero 2020 - 11:11

Berlín/(EFE).- La cineasta española Irene Gutiérrez estrenó este martes en la Berlinale la docuficción Entre perro y lobo, un retrato íntimo a la vez que homenaje a los cubanos veteranos de la Guerra de Angola que mantienen aún hoy intactas sus convicciones de entonces.

En entrevista con Efe, Gutiérrez señala que esta película "es para ellos, es un homenaje y un acto de amor hacia toda esa gente que estuvo con una edad muy joven en una guerra ajena y lejana" y que siguen defendiendo -al menos los protagonistas de su filme- "esa función dentro del proyecto común de la Revolución afuera de Cuba".

Inmersos en la selva cubana, en las montañas de la Sierra Maestra, tres veteranos de la Guerra de Angola practican un ritual secreto: entrenar de nuevo como los soldados que un día fueron

Inmersos en la selva cubana, en las montañas de la Sierra Maestra, tres veteranos de la Guerra de Angola practican un ritual secreto: entrenar de nuevo como los soldados que un día fueron Inmersos en la selva cubana, en las montañas de la Sierra Maestra, tres veteranos de la Guerra de Angola practican un ritual secreto: entrenar de nuevo como los soldados que un día fueron, listos para luchar contra el enemigo, o quien sabe si quizás contra ellos mismos.

Siempre en guardia, ajenos a las profundas transformaciones que están teniendo lugar en el mundo, los tres hombres dan rienda suelta a su misión, fuera del tiempo y del espacio, para hacer de sus entrenamientos una suerte de terapia improvisada.

Se trata de un juego de guerra en el que aún son camaradas válidos, fuertes y, sobre todo, espiritualmente jóvenes.

Gutiérrez, que vivió durante más de ocho años en Cuba, cuenta que en la Escuela Internacional de San Antonio de los Baños, donde se graduó en Cine Documental, "todo el mundo había ido a Angola", desde el jefe de cátedra hasta los cocineros, lo que le hizo pensar que estaba ante algo "generacional".

Como había estado en la Sierra Maestra en 2003 y quería volver a filmar en la selva cubana, optó por trabajar con los veteranos de allí, "cuyo registro es mucho más puro que el que pueda haber en La Habana", asegura.

Decidió centrar el filme en sus tres protagonistas, porque se dio cuenta también de que "la palabra tiene una limitación y el testimonio se agota pronto fílmicamente hablando"

Realizó muchas entrevistas y se percató de que para ellos es "absolutamente lógico" haber participado en la guerra de Angola, "porque sus abuelos lucharon contra la colonia española y sus padres junto al Che en la misma montaña" y de que mantienen "intacto" el espíritu de "dar la vida individual por un proyecto común".

Decidió centrar el filme en sus tres protagonistas, porque se dio cuenta también de que "la palabra tiene una limitación y el testimonio se agota pronto fílmicamente hablando".

En este sentido, le parecía más interesante "como dispositivo trabajar sobre la memoria del cuerpo que sobre la memoria de la palabra".

Es así como decidió hacer con ellos "un viaje ficticio hacia ningún lugar" y trabajar también la cuestión de la camaradería y la hermandad.

No quería que sus protagonistas representaran un "macho alfa impecable", tipo Rambo, sino trabajar la cuestión del guerrillero "desde una visión más femenina" y "más humana", es decir, desde las propias "flaquezas" y dudas que pueden aparecer en cualquier momento con 18 años en el frente angoleño.

De muchos posibles candidatos se quedó finalmente con sus tres protagonistas por sus rostros, por la vieja amistad que los une -realmente compartieron misión- y porque para la realizadora "son el tríptico perfecto entre corazón, mente y cuerpo" y pueden "cartografiar" toda una cuestión generacional.

Sobre el proceso de grabación, que duró dos meses, explica que aunque contaba con un guión previo, fue un proceso participativo en el que se involucraron sus tres protagonistas, que "naturalmente no entrenan todos los días", sino que cultivan café.

Para Gutiérrez había una urgencia en hacer esta película, porque "esos héroes están vivos hoy y el mundo no los conoce"

Para Gutiérrez había una urgencia en hacer esta película, porque "esos héroes están vivos hoy y el mundo no los conoce".

Se merecen un reconocimiento por haber participado en este conflicto "que fue tan importante", dice, "porque supuso la liberación de Angola, la liberación de Namibia y el fin del apartheid como sistema político en Sudáfrica"

"Realmente hicieron historia, y están vivos", subraya.

La coproducción hispano-cubana Entre perro y lobo es el segundo largometraje de Gutiérrez, después de Hotel Nueva Isla (2014) y se proyecta dentro de la sección Forum, dedicada al cine experimental.

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