Libros de julio: variaciones sobre los 'orishas', la charada y la nada cubana
Libros de julio
Un libro de Katherine Perzant sobre los campos de Cuba acaba de ganar el premio Franz Kafka de ensayo y testimonio
Salamanca/Katherine Perzant ha redescubierto para los lectores la condición de desierto físico y espiritual del campo cubano. Un tren esquelético que atraviesa un llano; bueyes que pastan con desgano junto a la carretera; kilómetros de hierba amarilla y tierra estéril. Quien diga que Cuba es el paraíso tropical tendría que viajar por esos pueblos de Oriente o de Las Villas. “Eso es la nada cubana”, escribe Perzant.
Su libro de viñetas y observaciones sobre los campos de su infancia –es decir, los de Holguín durante el Período Especial– acaba de ganar el premio Franz Kafka de ensayo y testimonio. Con una prosa puesta al servicio de la reflexión y cargada de fatalidad, como la de Faulkner y Coetzee, La nada cubana (Incubadora) va convocando pueblos y caseríos y la distancia entre ellos. Si uno registra la hierba encuentra jubos, curieles, ratones y todo tipo de alimañas.
También encuentra guajiros y los guajiros, además de la vida y las mujeres, solo saben hablar de una cosa: la charada. “Si algo bello tiene el campo cubano es la charada”, escribe Perzant en uno de los mejores fragmentos del libro. “Los números y su significado, que la gente juega buscando suerte, aunque dicen los que saben y tienen, que quien juega por necesidad, pierde por obligación. No importa. Si uno fue un niño de campo, sabe que un coyuyo se vira al revés, y cuántos saltos dio el cocuyo, son los hijos que tendrás”.
La combinatoria sagrada que lleva a un guajiro a jugarlo todo al cinco si ve una monja y al 65 si lo pica una gallina
El azar es lo único que se atreve contra la nada. La combinatoria sagrada que lleva a un guajiro a jugarlo todo al cinco si ve una monja y al 65 si lo pica una gallina. “El uno es caballo, el dos, mariposa, el tres, niño chiquito y el cuatro gato”, enumera Perzant y hacía rato no se producía una invocación tan tremenda del campo, que es lo mismo que decir la Isla, si no existiera La Habana.
Otra reflexión sobre un país que se perdió y ahora comenzamos a comprenderlo es Cubensis (Casa Vacía), del periodista y crítico de cine Alejandro Ríos. Esta recopilación de artículos intenta reconstruir a Cuba de lejos, en un ejercicio que el cineasta Carlos Lechuga ha descrito como “maniobra de rescate y salvamento” de una identidad que el exilio no ha apagado.
Mi último viaje en Lada, publicado por la misma editorial, es la primera parte de una colección de novelas policiales, la Trilogía de la Quinta Avenida. Su autor, Efraín Rodríguez Santana, explora los pasillos del Ministerio del Interior a medida que se investiga un robo de arte en los años 90. Es de esperar que, como otras narraciones de su tipo, como el Paisaje de otoño de Padura, el relato policial sea un pretexto para la crítica social.
Otra novela de crímenes, Lo que oculta la noche, de May R. Ayamonte, continúa cierta tendencia de los novelistas populares españoles de utilizar la Cuba de los 80 y los 90 como escenario de escape. En 1987, una mujer viaja de España a Playa Larga con su amante y se inicia en la santería. Años después, una detective investiga en qué medida esa huida tuvo que ver con un crimen que ocurrió en Granada y en el que todos ven la mano del Diablo, aunque se trata de inocentes orishas.
Reina María Rodríguez es quizás la voz femenina viva más notable de la poesía cubana. Con su poemario Mazorcas, publicado por Rialta, la Premio Nacional de Literatura despliega una vez más su universo íntimo, compuesto por una serie de imágenes –la conversación de un poeta con su hija, una habitación con flores, los campos de maíz en el cine de Wajda– de una vida que no se pudo vivir.
En Salamanca, la poeta cubana Odalys Interián ganó el premio Rey David de Poesía Bíblica por su poemario 'Y la muerte se muere'
En Salamanca, la poeta cubana Odalys Interián ganó el premio Rey David de Poesía Bíblica por su poemario Y la muerte se muere. El certamen, organizado por prestigiosos escritores afincados en la ciudad, como el peruano Alfredo Pérez Alencart, premia libros en los que se entrelaza la espiritualidad y el lenguaje. Interián vive exiliada en Miami y dirige la editorial Dos Islas.
Dentro de la literatura cubana, si hay un autor estruendoso e inclasificable es Yoss. Nadie sabe quién es José Miguel Sánchez Gómez –un nombre que podría ser el de un panadero o un mecánico– pero todos conocen a Yoss. Biochocolítica del caos, publicado por Verbum y con la firma de Pedro Pablo Porbén, intenta acercarse a la maquinaria del escritor sin quemarse.
¿Qué es el mousse de biochocolate? ¿A qué sabe? ¿Qué es la pusmodernidad? ¿Quién es Yoss? Nadie sabe si Porbén tendrá suerte a la hora de responder esas preguntas, pero los lectores harían bien en tenerle miedo a las respuestas.