Irán afronta el tabú de la prostitución para frenar la expansión del Sida

Una mujer iraní habla por el teléfono móvil en una calle de Teherán, en Irán. (EFE)
Una mujer iraní habla por el teléfono móvil en una calle de Teherán, en Irán. (EFE)

25 de julio 2016 - 11:08

(EFE).- El incremento de la transmisión sexual del Sida en Irán ha llevado a las autoridades de la República Islámica a dar el inusitado paso de reconocer y plantearse cómo afrontar el caso hasta ahora tabú de la prostitución, considerada un crimen en el país pero común en las calles de sus mayores ciudades.

La piedra la lanzó la semana pasada el viceministro de Salud, Ali Akbar Sayarí, quien informó de la creación de unos nuevos centros médicos especializados para atender y revisar a las prostitutas que ejercen en Teherán, con el fin de protegerlas de "las enfermedades de transmisión sexual como hepatitis o el Sida" y para entregarles de forma gratuita "los medios preventivos".

Inmediatamente este asunto despertó una fuerte polvareda en un país en donde oficialmente no solo no se reconoce la existencia de la prostitución, sino que tampoco se puede hablar de las relaciones sexuales fuera del matrimonio, actividades no solo consideradas un problema de índole moral, sino que son crímenes que pueden ser penados con la muerte.

El debate se enmarca además en las iniciativas desarrolladas por el gobierno moderado de Hasán Rohaní para "revisar los desafíos y retos de la política de género" en el país

En una situación inusitada, la propuesta ha sido debatida en los medios iraníes, con los más conservadores considerándola como un medio para "legitimar la prostitución".

El debate se enmarca además en las iniciativas desarrolladas por el gobierno moderado de Hasán Rohaní para "revisar los desafíos y retos de la política de género" en el país y las "patologías sociales" que se han derivado de la situación actual.

Para Sayarí, la apertura de clínicas para prostitutas es tan solo un modo de frenar "la transmisión sexual del Sida en Irán", que se duplicó en una década al pasar del 15 % al 30 % de todos los casos", lo que requiere "informar de forma transparente al pueblo".

Según dijo el viceministro, este fracaso a la hora de prevenir la transmisión del Sida, ha sido debido al tabú que existe en el país sobre todo lo que concierne a las actividades sexuales, que impide a los médicos y asistentes sociales "informarle al público de estos asuntos de forma patente y transparente, como por ejemplo del uso de preservativos".

Este tabú oficial sobre el tema de la prostitución fue confirmado a Efe por una veterana asistente social iraní que trabaja con prostitutas desde hace más de 20 años, y quien reconoció que "está prohibido revelar datos sobre la prostitución" pese a la existencia a su juicio de "un estado de alarma" ante el crecimiento del número de trabajadoras sexuales.

"En los últimos tiempos incluso muchas mujeres casadas optan por ese trabajo para vivir mejor", indicó la experta, quien apuntó a la mala situación económica del país y las dificultades para encontrar un trabajo bien pagado como las causas de este problema.

En Irán, la moral sexual y la hipocresía generalizada que rodea este asunto, ha llevado a la creación de instituciones como el denominado "sighe", el matrimonio temporal

Según indicó, el cierre de los burdeles decretado tras el triunfo de la Revolución Islámica tuvo un resultado opuesto al esperado y sirvió para que "las casas secretas", como se conoce en Irán a los lugares donde se ejerce la prostitución se distribuyeran "en todos los barrios y edificios" y se perdiera el control sobre ellos.

"Y esa situación sirve no solo para fomentar la prostitución, sino también a las diferentes enfermedades de transmisión sexual" agregó.

En Irán, la moral sexual y la hipocresía generalizada que rodea este asunto, ha llevado a la creación de instituciones como el denominado "sighe", el matrimonio temporal, una fórmula aceptada por la estricta legislación religiosa iraní y que en cierto modo justifica tener relaciones sexuales a cambio de dinero.

El "sighe" establece un matrimonio formal entre un hombre y una mujer por un período que puede durar tan solo unas horas a cambio de cierta "dote" que recibe la mujer, una herramienta que es empleada a menudo para encubrir la prostitución y que también es usada por parejas que no quieren ser molestadas por las autoridades o que desean por ejemplo hacer un viaje juntos sin quebrantar la ley.

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