Yunior García pedirá asilo en España porque "sería un suicidio" volver ahora a Cuba

Madrid/El dramaturgo Yunior García Aguilera solicitará asilo en España, donde llegó a mediados de noviembre de 2021 tras abandonar la Isla forzado por el asedio al que estaba sometido por la Seguridad del Estado en Cuba. El fundador de la plataforma Archipiélago viajó a Madrid con un visado de turista concedido por el Gobierno español, cuya duración es de 90 días y no permite viajar a otro país, pero ya han pasado más de dos meses y el opositor admite haberse dado cuenta de que no puede regresar tan pronto como esperaba, ha contado el diario El País en una entrevista publicada este domingo.

"Tras mi llegada a Madrid, me han cerrado mi grupo de teatro en Cuba y han despedido a los actores. Mis obras están prohibidas. El caso contra mí sigue abierto. Tienen excusas para, en cuanto ponga un pie en el aeropuerto de La Habana, llevarme a la cárcel por 27 o 30 años, como han hecho con otros manifestantes. Regresar ahora no es una posibilidad real. Sería un suicidio", cuenta desde su nueva ciudad de acogida.

"Tienen excusas para, en cuanto ponga un pie en el aeropuerto de La Habana, llevarme a la cárcel por 27 o 30 años, como han hecho con otros manifestantes. Regresar ahora no es una posibilidad real"

García Aguilera contó a su llegada a Madrid que su intención era agotar la duración del visado, reponerse mental y físicamente del desgaste sufrido las semanas previas a la Marcha Cívica por el Cambio, de las que fue uno de los promotores, y volver a la Isla dispuesto a seguir avanzando en las demandas de libertad para los presos políticos y diálogo para iniciar un cambio hacia la democracia en Cuba.

Sin embargo, desde que se fue, su grupo Trébol Teatro ha sido cerrado y recuerda que antes de salir de Cuba, la Seguridad del Estado lo amenazó con 27 años de prisión en el Combinado del Este.

En la entrevista, García Aguilera habla de cómo ha sido su aterrizaje en el día a día madrileño. Tras una llegada bajo los focos, con espacios en los informativos españoles y páginas en los diarios, el dramaturgo ha debido iniciar una vida común y corriente y cuenta que sobrevive "honradamente" gracias a algunas colaboraciones con medios y el apoyo del exilio cubano. Según explica, el abrigo que lleva puesto durante su conversación con la reportera de El País se lo han regalado y está dispuesto a trabajar en lo que sea necesario para mantener el pequeño apartamento en el que reside en Lavapiés.

García Aguilera indica que debe mantener algunas precauciones, como su dirección exacta en secreto –"la Seguridad del Estado tiene tentáculos en todas partes"–, pero se muestra encantado con su barrio de acogida. A menos de un kilómetro de la Puerta del Sol, Lavapiés es una zona en la que conviven más de 88 nacionalidades y que, a pesar del proceso de gentrificación que vive desde hace unos años, conserva la tradición de los vecinos más mayores de la capital unida a la multiculturalidad de sus nuevos habitantes.

"Los domingos, los negros sacan los tambores y los tocan. Eso me recuerda a mi tierra", cuenta el dramaturgo, que resalta que se siente muy agradecido de su actual vida austera, porque ha tenido el calor de la comunidad cubana, que incluso lo ha ayudado a protegerse del frío invierno madrileño, que estos días registra temperaturas de entre 9 y -2 grados.

"En lo político, lo real es lo que no se ve" para describir el trabajo "discreto" que, sostiene, ha seguido desempeñando por la democracia en Cuba. Esto enlaza con uno de los episodios más desagradables que ha vivido desde que llegó a España, un acto de boicot que sufrió en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid cuando intentaban contar sus experiencias en una ponencia organizada por una asociación de la misma Facultad.

El dramaturgo insta a las personas "de buena voluntad que no se atreven a llamar dictadura a Cuba" a que "comprendan que esa visión romántica le está haciendo mucho daño a los cubanos"

García Aguilera atribuye el acto a "jóvenes de Izquierda Unida" (uno de los partidos integrantes de la coalición Unidas Podemos, actualmente en el Gobierno) y considera que muchas de estas personas conservan el mito irreal de la Revolución cubana como ideal de justicia e igualdad. El dramaturgo insta a las personas "de buena voluntad que no se atreven a llamar dictadura a Cuba" a que "comprendan que esa visión romántica le está haciendo mucho daño a los cubanos" y pide a la comunidad internacional que abandone su "hipocresía" y su "tibieza" con "esa dictadura brutal y cruel que arranca el corazón a los cubanos", como hizo desde la más reciente columna publicada en 14ymedio, donde tiene una colaboración quincenal.

Pese a ese mal rato, García Aguilera está feliz en su nueva ciudad y confiesa que se alegra cuando puede darse un pequeño capricho como comprar una chocolatina, carne de cerdo o visitar las librerías de su barrio, siempre con precaución, ya que algunos medios cubanos han llegado a difundir imágenes suyas comprando ropa económica con el objetivo de pintarlos "como unos consumistas que están felices comiendo jamón", señala.

Por las noches, a veces hasta las 5 de la mañana, habla con Cuba a través de videollamadas con su hijo de 10 años, que sigue viviendo en La Habana, con los moderadores de Archipiélago y los familiares de los presos políticos.

Aunque su exilio se prevé más largo de lo inicialmente anunciado, García Aguilera insiste en que "nunca renunciará a regresar a su país. Ser cubano es una condición crónica que no tiene cura. No puedo olvidar que soy un cubano que quiere volver a Cuba".

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