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El patrón se siente ofendido

La gran ofensa que Bolsonaro ha propinado al Gobierno cubano es la de abrir las puertas de su inmenso país a los médicos que quieran trabajar allí

Jair Bolsonaro condicionó la permanencia de los cubanos en Mais Medicos a que recibieran el total de su salario, entre otras medidas. (EFE)
Reinaldo Escobar

15 de noviembre 2018 - 00:17

La Habana/Lo más significativo del comunicado del ministerio cubano de salud donde se anuncia la retirada del programa Mais Medicos en Brasil es que no menciona con claridad las verdaderas causas detan dramática decisión.

La airada reacción se suscitó luego de que el señor Bolsonaro, presidente electo del gigante suramericano, anunciara que las nuevas condiciones para que Cuba se mantuviera en el programa de colaboración serían la de revalidar el título de cada participante atendiendo a los estándares brasileños; que los colaboradores reciban íntegramente el salario que les corresponde y que tengan derecho a venir acompañados de sus familiares.

El comunicado oficial del ministerio de salud pública cubano solo menciona la exigencia de revalidar el título, algo que se interpreta como una falta de respeto y lo recalca con esta palabras: “No es aceptable que se cuestione la dignidad, la profesionalidad y el altruismo de los colaboradores cubanos que, con el apoyo de sus familias, prestan actualmente servicio en 67 países”.

Otra de las razones no confesadas para dar por terminada esta colaboración es que el Gobierno cubano no se siente motivado a que un gobernante de derecha pueda exhibir logros en la salud de sus ciudadanos. Esa era una ventaja que Cuba le ofrecía al Partido de los Trabajadores como parte de las prácticas del clientelismo político que incluye cuotas para que jóvenes latinoamericanos vengan a Cuba a estudiar la carrera de medicina.

Cuba tiene hoy en Brasil unos 8.300 médicos a quienes se les ha asignado un salario de 3.300 dólares pero que en realidad solo reciben el 25%

Cuba tiene hoy en Brasil unos 8.300 médicos a quienes se les ha asignado un salario de 3.300 dólares pero que en realidad solo reciben el 25% porque el resto va a parar a las arcas del Gobierno cubano. Esa es la razón por la cual a muchos médicos les ha molestado que en el comunicado donde se anuncia la retirada de la misión se diga que “A los colaboradores se les ha mantenido en todo momento el puesto de trabajo y el 100% de su salario en Cuba” sin aclarar que están hablando de una mensualidad que pocas veces supera el equivalente de 60 dólares, algo insignificante cuando se compara con los casi 2.500 dólares que el estado recibe por cada médico en Brasil.

En el noticiero del mediodía de la televisión nacional, donde se le dio lectura íntegra al comunicado, se añadió que “La colaboración médica de Cuba en el mundo sirve para costear inversiones o programas que llegan a todos en la Isla, generan ingresos que contribuyen al desarrollo económico y social y burlan el bloqueo de Estados Unidos".

Desde agosto de 2013, cuando Dilma Rousseff organizó este programa en colaboración con la Organización Panamericana de Salud, se le advirtió a los médicos cubanos que no podían hacer contrataciones “por la libre” por lo que desde entonces les estaba prohibido presentarse a exámenes de revalidación.

Los desobedientes sorprendidos en esta “falta de disciplina” eran inmediatamente devueltos a la Isla como castigo

Los desobedientes sorprendidos en esta “falta de disciplina” eran inmediatamente devueltos a la Isla como castigo y si osaban salirse de la misión eran tomados como desertores y en consecuencia se les prohibía volver a su país al menos durante ocho años.

De hecho, la gran ofensa que Bolsonaro ha propinado al Gobierno cubano es la de abrir las puertas de su inmenso país a los médicos que quieran trabajar allí. Hasta ahora la primera reacción a la decisión cubana fue un mensaje en la cuenta de Twitter del señor Bolsonaro donde lamenta la retirada de Cuba del programa Mais Medicos; la segunda fue la promesa dicha en una conferencia de prensa de darle asilo a los médicos que quisieran quedarse en Brasil.

En estos momentos críticos para la economía cubana los 11.500 millones anuales que recibe el país por concepto de prestación de servicios profesionales pueden verse notablemente reducidos con la abrupta terminación de la presencia en Brasil, pero también los médicos que tengan que volver se verán perjudicados.

A pesar de las difíciles condiciones que se derivan de establecerse en sitios donde ningún otro profesional de la medicina quería estar y a pesar de lo lastrado del salario, Brasil era una de las plazas más apetecidas por los médicos cubanos quienes, más allá de su espíritu solidario y altruista, anhelaban cumplir allí una misión para solucionar al menos una parte de sus carencias.

Si algo ha quedado claro es que entre las prioridades del Gobierno cubano, antes que la vocación humanitaria de salvar vidas, estaba mejorar la imagen de un partido de la izquierda ante su electorado y de paso ganar dinero a expensas de la explotación del trabajo profesional.

Es un indiscutible derecho soberano de Brasil exigir a cualquier profesional que revalide sus títulos para ejercer en el país. Es un derecho de los médicos recibir íntegramente el salario que les fue asignado y luego pagar los impuestos que la ley disponga. También es un derecho estar acompañados de sus familiares si así lo desean.

¿Dónde está la ofensa?

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