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Cargar el móvil se convierte en la obsesión de miles de camagüeyanos sin electricidad

Los damnificados por Irma intentan comunicarse con amigos y familiares para conocer su estado

Una mujer filma con su teléfono en La Habana imágenes de los daños dejados por Irma. (14ymedio)
Ricardo Fernández

11 de septiembre 2017 - 11:34

Camagüey/Lleva una hora a las afueras del policlínico en una larga fila, pero Yosvani no está enfermo ni herido. El huracán Irma lo dejó sin suministro eléctrico y le urge recargar la batería de su teléfono móvil para tratar de comunicarse con sus amigos y familiares y averiguár cómo se encuentran. Cientos de pobladores abarrotan desde el sábado los cuerpos de guardia de la ciudad de Camagüey para beneficiarse de los grupos electrógenos instalados en esos locales.

Desde que se fue la luz, hace algo más de 48 horas, Yosvani no sabe nada de su familia en la playa Florida, uno de los puntos más afectados por el potente huracán que tocó territorio cubano con categoría cinco. "Estoy como loco", cuenta en la eterna cola a la que todos llegan con un cargador eléctrico y un móvil o una tableta en la mano.

"Ahora mismo hay dos cosas en esta ciudad que valen como el oro: el agua potable y un tomacorriente en el que se pueda cargar un celular", sostiene el joven. Todos en la fila tienen alguna historia de desesperación.

"Todo el que está aquí tiene una tragedia distinta. El que no tiene familiares desaparecidos está desaparecido para su familia"

"Mis padres son de Esmeralda y dicen que allí se acabó el mundo, pero no he podido ni siquiera saber si lograron evacuarse a tiempo", explica preocupada Roxana, una camagüeyana con dos niños cuya vivienda también sufrió daños. "Perdimos muchas tejas del techo y el patio está devastado, con todos los árboles en el suelo", lamenta.

Cuando le llega el turno en la cola, Roxana abre el bolso y saca tres celulares. "Son de mis vecinos, que no pueden venir hasta aquí y necesitan con urgencia recibir llamadas de sus hijos en Miami", aclara. Conecta cada teléfono y mira con alivio como las barritas de la batería van creciendo. "Una, dos, tres..." cuenta en voz baja.

Los que están detrás en la fila apremian a los que llegan frente al preciado tomacorriente. "No esperen a llenar toda la batería, cojan un poquito nada más y dejen para los demás, que todo el mundo aquí tiene necesidad de comunicarse", se queja un hombre.

Una mujer embarazada se acerca para pedir que la dejen pasar delante en la cola, pero una algarabía llena el lugar. "Todo el que está aquí tiene una tragedia distinta. El que no tiene familiares desaparecidos está desaparecido para su familia", se queja otro que aguarda.

Las enfermeras van y vienen tratando de sortear la cola que interrumpe el paso. Al personal médico le desagrada la multitud que llena los pasillos, pero entienden que para muchos la electricidad es ahora la mejor cura, el más buscado de los remedios.

Entre 2004 y 2014 el Gobierno importó 52.292 grupos electrógenos por un valor de 1.329,2 millones de dólares. La puesta en marcha de estas unidades fue una de las últimas campañas impulsadas por Fidel Castro. Con el tiempo, el deterioro y el robo de combustible ha disminuido el uso de estos dispositivos, pero en momentos de cortes eléctricos masivos recobran importancia.

"Ayer en la noche trajeron una extensión con múltiples tomas y fue tanta la carga que quemaron el tomacorriente del bebedero", se queja a 14ymedio la agente de seguridad del policlínico Rodolfo Ramírez Esquivel, "por eso solamente permitimos que se conecten equipos y no extensiones".

Sin embargo, la necesidad de recargar los aparatos resulta tan apremiante que mucha gente hace caso omiso de las recomendaciones. "Traje una chancleta eléctrica de ocho tomas y la puse dentro de la mochila, ahí cargué los celulares de toda mi familia sin que se dieran cuenta, porque por fuera estaba cargando dos más", dice un vecino.

Todos temen que los cortes eléctricos se prolonguen debido a los graves daños que han sufrido los tendidos eléctricos en el territorio camagüeyano

Todos temen que los cortes eléctricos se prolonguen debido a los graves daños que han sufrido los tendidos eléctricos en el territorio camagüeyano. Algunos han probado alternativas para recargar el móvil sin tener que llegar hasta los policlínicos.

"Días antes de que llegara el huracán un primo me mandó por correo electrónico un truco para cargar el celular con una batería de 9 vóltios, así que me puse a buscar en mi casa y encontré una que me resolvió un poco el problema", cuenta un joven que acompaña a su madre en la cola hasta el enchufe.

El daño en los postes, transformadores y cables ha sido tan extenso en la zona central y oriental del país que Raúl Castro, presidente también del Consejo de Defensa Nacional, ordenó que se creen brigadas de apoyo en cada municipio para "garantizar el restablecimiento del fluido eléctrico" según una nota oficial.

La noticia llena de desazón a los que entran en su tercer día sin suministro en Camagüey. El ambiente está húmedo todavía aunque las lluvias han cesado. Las calles permanecen cubiertas de una mezcla de fango, hojas de árboles y ramas. En las tarimas de los mercados solo se ve plátano burro verde y algunas frutabombas diminutas que debieron caer con los vientos.

Una mujer pasa frente al policlínico con una bolsa de huevos y un grupo la rodea para preguntarle con ansiedad dónde los compró. Las provisiones se acaban y la agricultura de la zona ha sufrido un golpe demoledor que tardará meses en poder reponerse. Lo más perjudicado son los plátanos, pero el frijol y las viandas también han sufrido.

Las granjas de cría de pollos en las afueras de la ciudad son escenario de muertes masivas, varias de ellas han perdido el techo y están anegadas, según testimonios de varios campesinos de la zona. Es de esperar que muchas de estas imágenes saldrán en los próximos días, cuando los vecinos recarguen sus móviles y las hagan circular.

Las provisiones se acaban y la agricultura de la zona ha sufrido un golpe demoledor que tardará meses en poder reponerse

Cada kilovátio vale lo que pidan y más en una ciudad donde el transporte público está cancelado y las "motorinas eléctricas" son el único medio de desplazamientos para muchos.

"Hay lugares donde no dejan conectarse para recargar, pero siempre hay gente dispuesta a ayudar", explica el joven Yusnier Ramírez, que hacía la cola para recargar su móvil en la posta médica frente a la Plaza Méndez. "Hay también quien recarga sus motorinas, pero para eso sí hay que pagar", afirma.

La urgencia de reactivar el celular crece debido a los fallos en la telefonía fija de la ciudad.

"Llevo más de dos horas esperando", explica otro camagüeyano a las afueras de un Cuerpo de Guardia. El joven intentó utilizar un rústico panel solar para revivir su dispositivo, pero no tuvo éxito. "Este policlínico parece una zona de desastre, pero las consultas están vacías", explica. "Todos estamos aquí para recargar el móvil".

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