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Consolez Vous, la 'sex shop' cubana que busca integrar arte y placer

Un grupo de artistas busca cambiar la percepción del público cubano sobre los juguetes sexuales

Alejandro Bobadilla, uno de los artistas implicados en Consolez Vous. (14ymedio)
Luz Escobar

09 de junio 2019 - 17:50

La Habana/En una ciudad donde los productos básicos escasean, pensar en comprar un juguete sexual, más allá del tabú, puede ser una verdadera odisea. En Cuba no existen tiendas “para adultos” y el cine XXX es visto con recelo o perseguido por las autoridades.

Un grupo de artistas ha querido romper con los cánones de una sociedad que rechazó “la moral burguesa” en los años 60 pero que mantiene intactos los puritanismos y tabúes de aquella época. Consolez Vous es el proyecto de los artistas Yanahara Mauri, Javier Alejandro Bobadilla y Joan Díaz, que durante la pasada Bienal de La Habana irrumpieron en la Fábrica de Arte Cubano con la idea provocativa de instalar una sex shop. Sus piezas se exhiben ahora en La Marca, como parte de la Bienal de Diseño, convocada y organizada por la Oficina Nacional de Diseño.

“Todo empezó como un proyecto de la Bienal, lo presentamos y lo aceptaron. Aunque la idea inicial no era participar en la Bienal, esta obra comenzó mucho antes, con el proyecto de establecer una tienda”, dice Bobadilla en entrevista con 14ymedio.

Para el artista lo importante no son los objetos en sí, sino “el gesto de salir públicamente” a establecer un sex shop en Cuba. “Yo estaba muy escéptico, siempre he sido pesimista y no creía que se fuera a aprobar para la Bienal pero bueno, lo aceptaron, mágicamente”, relata.

Para el artista lo importante no son los objetos en sí, sino “el gesto de salir públicamente” a establecer un 'sex shop' en Cuba

La idea original era establecer una tienda itinerante. “Queríamos ir a la inauguración de las muestras de arte y montar ahí la tienda o parquearnos un par de días en las ferias donde venden artesanías, zapatos, carteras y vender ahí, cerca del pueblo”, explica. Las autoridades no aceptaron esa propuesta y colocaron la muestra en la Fábrica de Arte, un lugar donde a diario entran miles de personas.

“Estos objetos eróticos son todos transparentes, tienen mensajes y cosas adentro además de las mezclas de colores. Les preparamos el entorno correcto para que luzcan mejor y gusten más. Pusimos pancartas, armamos como una boutique. Todos los días que abría la Fábrica íbamos a vender, de jueves a domingo”, explica Bobadilla, cibernético de profesión.

Para elaborar las piezas utilizan resina de polyester. “El material es líquido, parece miel de abeja, luego se le pone otra sustancia que lo endurece, la forma se la damos con condones, que son difíciles de conseguir, porque están perdidos de las farmacias”, agrega.

Tenemos juguetes de diferentes tallas y colores, unos son lisos pero hay otros que tienen curvas. En la tienda algunos se quejaban de que los objetos “no vibran” o de que “son muy duros”. Otros pedían que se usara silicona en vez de resina.

La Aduana prohíbe la importación a personas naturales y los cuentapropistas no tienen personalidad jurídica. “Qué más quisiera yo. Con un tanque de silicona y una impresora 3D es mucho lo que podemos producir, pero, aunque queremos fomentar la industria, el bloqueo lo tenemos dentro. Esto de emprender en Cuba es complicadísimo”, lamenta.

“Qué más quisiera yo. Con un tanque de silicona y una impresora 3D es mucho lo que podemos producir, pero, aunque queremos fomentar la industria, el bloqueo lo tenemos dentro"

Ante la ausencia de lugares permitidos para la venta de artículos sexuales, en el país se ha desarrollado un mercado ilegal. Un juguete sexual cuesta entre 20 y 60 CUC. Las sex shops cubanas existen de manera clandestina en casas particulares con productos que llegan al país en equipajes de las llamadas mulas.

El proyecto artístico Consolez Vous estuvo todo el mes de abril y la primera semana de mayo en la Fábrica de Arte, justo cuando cerraron abruptamente la institución. Los artistas a veces salían de su pequeño espacio con los objetos eróticos en la mano a provocar a los potenciales clientes y aunque algunos se alejaban avergonzados, otros entraban a mirar.

“Hay quien lo compra de adorno, al final esto es arte. El que me pregunte si estoy vendiendo consoladores le diré que no, que lo que yo vendo son esculturas, para lo que se use después que salen de la tienda es problema de cada cual”, dice Bobadilla.

Aunque en un principio pensaron regalar los objetos, el alto precio de la materia prima obligó a los artistas a vender su obra. Cada objeto sexual es vendido a 5 CUC (equivalente en dólares). El precio apenas cubre la inversión, pero es parte del propósito de la muestra: “que estos objetos estén al alcance del bolsillo del pueblo. Es algo que está en falta”, agrega.Los artistas quieren que el público cubano cambie su percepción sobre los objetos sexuales. “Había quienes entraban en parejas a la tienda. Otros preferían dejar a la mujer o al marido fuera. Muchos se quedaban riéndose a la entrada sin atreverse a pasar. Nosotros siempre provocamos a las personas y pregonábamos las ventas, como en el agro”, añade.

“Para la Bienal hicimos 500 juguetes y solo nos queda una pequeña caja en Matanzas. Hemos vendido más de 400”, dice orgulloso Bobadilla, que sueña con tener su propio local de ventas en la Fábrica de Arte.

“La diferencia entre los juguetes que traen del exterior y los nuestros es que lo que le brindamos al público cubano, además de costar muchísimo menos, es arte”, subraya. "Arte hecho en Cuba".

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