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"En el hospital de Las Tunas se han robado las lámparas y hasta los cristales de los ventanales"

Los habitantes están "desmantelando" los espacios públicos de la ciudad, muestra un reportaje en la prensa oficial

Casi todos los bancos de la plaza Calé perdieron sus listones. (Periódico 26)
Juan Izquierdo

07 de marzo 2023 - 16:39

La Habana/A base de robos y vandalismo, los habitantes de Las Tunas están "desmantelando" los espacios públicos de la ciudad. La lista de actos "reprobables", como los llamó la prensa oficial este lunes, es extensa: vertederos, destrozo de edificios, hurto de muebles y corrupción en los establecimientos estatales.

La situación más alarmante se da en el hospital provincial, que atiende, según sus directivos, a más de 7.000 pacientes diariamente. "Se han robado los tubos de lámparas, la tornillería de los cristales de los ventanales y los propios cristales", denunció Carlos Pérez Santiesteban, vicedirector clínico-quirúrgico del centro.

Los acompañantes de la mayoría de los pacientes aprovechan su paso por el hospital, según el médico, para echar mano a lo que encuentran, desde un trozo de metal hasta las ligas de los sillones. Para colmo, se queja el médico, "se maltratan las camillas, las sillas de rueda, los colchones no son protegidos, se ingieren alimentos encima de las camas y se derraman líquidos".

Pérez, que califica como "difícil" la posibilidad de controlar la situación, lamenta también que la gente robe o destroce los interruptores de la instalación, y que de forma intencional viertan desechos en los pasillos, baños y aleros del edificio. Además, hay costumbre de rayar las paredes, embadurnarlas con grasa o dañar la pintura.

La "furia" de los tuneros, tiene, según sugiere la prensa, una explicación: se comportan "como si les molestara" el buen estado de los espacios públicos. No se trata ya de desidia, sino de vandalizar aquello que no se puede transportar hasta las casas, como los bancos del parque o las paredes de un edificio.

"En una panadería, por ejemplo, se hurta la harina, el aceite, y se vende en el mismo vecindario". Nadie tiene escrúpulos a la hora de "aprovechar" los bienes públicos

Las Tunas, afirma el reportaje, "tiene grandes deudas" con la "propiedad colectiva", y atribuye a los jóvenes "un problema de formación" que luego repercute en su comportamiento adulto. Sin embargo, no menciona en ningún momento las carencias y el desabastecimiento –común en todo el país pero exacerbado en las provincias orientales– que han disparado los índices de delincuencia en la Isla, si bien no justifican otros comportamientos como ensuciar y vandalizar las instalaciones hospitalarias.

Hay personas que roban, incluso, un pedazo de mármol "para hacer un picador de especias y carne", se asombra uno de los tuneros entrevistados por la prensa oficial, que también publica fotografías de los "sitios lacerados" de la ciudad. Casi todos los bancos de la plaza Calé perdieron sus listones, mientras que las barandas metálicas del puente de la calle Colón –cuyos baches son un peligro para la circulación– han sido serruchadas y robadas.

En el mismo estado lamentable se encuentra la cerca del aeropuerto Hermanos Ameijeiras, cuyas alambradas y postes, de por sí dañadas por el óxido, han sido cortadas y "recicladas" en los hogares.

"Aquí todo el mundo 'lucha'", dice con cautela uno de los entrevistados en el reportaje oficial. "En una panadería, por ejemplo, se hurta la harina, el aceite, y se vende en el mismo vecindario". Nadie tiene escrúpulos a la hora de "aprovechar" los bienes públicos, no importa si son alimentos o materiales de construcción –cabillas, piedras, ladrillos– que ya forman parte de alguna estructura. Esa noción, admite, incluso "se defiende".

Otro problema es la higiene de la ciudad, a la cual se ha referido en otras ocasiones el diario local. La cantidad de basura en las calles, los charcos de orina en plazas y parques, y el hecho de que casi toda la transportación de los desechos dependa de carretones de caballos –a los cuales Servicios Comunales paga poco y con retraso– aumentan el malestar de la población.

La "última moda", asegura el periódico, es romper botellas y dejar los trozos de vidrio en las calles, que ya están plagadas de excremento, papeles y baches. En el colmo del agobio, el texto dedica varios párrafos a dar lecciones de "moral socialista" y civismo a los tuneros, cuya actitud no se explica y que acabarán, asegura, por dejar sólo "pedazos" sueltos de la ciudad.

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