Muere en Miami el ex prisionero político y sindicalista cubano Siro del Castillo
Obituario
Durante la Crisis de los Balseros, Del Castillo ayudó a muchos refugiados a prepararse para la vida en Estados Unidos
La Habana/El ex prisionero político y sindicalista cubano, Siro del Castillo, falleció la madrugada de este sábado en la ciudad de Miami, Estados Unidos, según confirmaron a 14ymedio varios de sus amigos. Artista plástico, ingeniero y activista por los derechos humanos, el exiliado llevaba meses lidiando con el cáncer y mantuvo hasta el final de su vida una intensa denuncia contra el autoritarismo en Cuba y América Latina.
"Estimadas amigas, amigos y familiares; sigo bien en el centro de rehabilitación hasta que el equipo del tratamiento del cáncer, termine el análisis y me de sus recomendaciones", escribió recientemente en su cuenta de Facebook, un muro en el que hace pocos días condenaba al régimen de Nicolás Maduro por violentar la democracia y desconocer los resultados de la elecciones presidenciales de hace un año.
Del Castillo, nacido en La Habana en 1943, estudió en el Colegio de Belén, el mismo centro docente gestionado por los jesuitas donde, con anterioridad, Fidel Castro había recibido clases. Con solo 17 años, el adolescente habanero fue arrestado por sus actividades contra el régimen de Castro, quien apenas llevaba, en ese momento, un año en el poder.
Dada su corta edad, Del Castillo fue sentenciado a permanecer en la cárcel hasta los 21 años y tras salir de prisión trabajó en el departamento de diseño arquitectónico para el Instituto Nacional de la Industria Turística. En 1970 renunció a su empleo y fue enviado a realizar trabajos forzados en la agricultura. En marzo de 1972 obtuvo un salvoconducto para salir de Cuba.
Dada su corta edad, Del Castillo fue sentenciado a permanecer en la cárcel hasta los 21 años
En una entrevista con el periodista Alberto Muller, Del Castillo habló de las desgarraduras de ese destierro y de cómo se reflejó en su obra plástica a través de la constante de "La Casa soñada". "En la raíz de ese motivo artístico está mi país, el país que quiero, la Cuba que quiero", subrayó entonces. "Sueño con que cada cubano y cada cubana pueda tener su casa soñada".
Durante el éxodo de Mariel, Del Castillo brindó ayuda y asesoría a los refugiados cubanos en el Campamento Krome del condado de Dade, creado por el Departamento de Estado de EE UU. También trabajó con migrantes de la Isla en el campamento de Fort Chaffee, Arkansas y en el centro de actividades Pequeña Habana en Nueva Orleans.
Buena parte de su vida en el exilio la dedicó a acompañar a migrantes cubanos y del Caribe. En 1994, cuando la Crisis de los Balseros, Del Castillo fue designado como asistente del ombudsman en la Base Naval de Guantánamo y allí ayudó a preparar a los refugiados para la vida en Estados Unidos.
El exiliado también formó parte de numerosas asociaciones y proyectos de derechos humanos, además de ser miembro del Partido Demócrata Cristiano de Cuba, una vinculación que lo llevó ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra para denunciar los excesos de la dictadura en la Isla.
En paralelo, Del Castillo continuó con su labor como pintor y dibujante y formó parte de la comunidad de artistas hispanos de Miami
En paralelo, Del Castillo continuó con su labor como pintor y dibujante y formó parte de la comunidad de artistas hispanos de Miami, trabajó también como comisionado para el Caribe de la Comisión Latinoamericana por los Derechos y las Libertades de los Trabajadores y los Pueblos. En varias ocasiones se sumó a los encuentros organizados por el Centro de Estudios Convivencia para debatir sobre el futuro de Cuba.
Recibió, en el año 2000, el galardón Libertad y Justicia para Todos que otorga el Centro de Defensores de los Inmigrantes de Florida y la FACE (Facts About Cuban Exiles) lo homenajeó con el Premio de Directores por sus servicios a la comunidad.
Todas las personas que lo conocieron y trabajaron junto a Del Castillo, resumen su personalidad como intachable, generosa, justa y altruista.