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El río Almendares, de pulmón de La Habana a cloaca a cielo abierto

La Habana

Contaminación industrial, aguas fecales y abandono marcan el día a día de los vecinos de El Fanguito

Unos niños chapotean en el lodo cercano a improvisadas casas de madera. / 14ymedio
Darío Hernández

23 de agosto 2025 - 09:04

La Habana/El calor en La Habana aprieta y cuando el termómetro pasa de los 30 grados, la idea de darse un chapuzón aparece de inmediato. Sin embargo, las playas quedan lejos del centro y el principal río de la ciudad, el Almendares, está tan contaminado que bañarse en él resulta impensable. El cauce serpentea por la capital arrastrando basura y exhalando mal olor. Soñar con nadar en sus aguas parece cada vez más una fantasía.

Desde el puente que une El Vedado con el municipio Playa, una pareja se detiene a mirar las aguas quietas y turbias que corren varios metros más abajo. El aspecto del río resulta deprimente. Los transeúntes apuran el paso para escapar del hedor que invade la zona, mezcla de desechos en descomposición y residuos albañales.

"Ni te sientes en los bancos", advierte un joven que ha bajado hasta la ribera en el Parque Almendares. Aunque el área podría ser un espacio ideal para paseos familiares, hoy repele más que atrae. "Es muy sucio y da miedo rentar un bote para remar aquí. Si te caes en esa agua, vas directo al hospital", resume.

"Es muy sucio y da miedo rentar un bote para remar aquí. Si te caes en esa agua, vas directo al hospital", dicen los vecinos. / 14ymedio

La basura se acumula en la orilla: una muñeca rota, cartones de jugo, plásticos y hasta un viejo colchón. "Esto debería ser el pulmón de La Habana, pero lo que tiene es tuberculosis", ironiza Dayris, vecina que lleva a su hijo de cuatro años al parque infantil bajo el puente. "Lo mantengo lejos del río, es un peligro".

Almendares: del pulmón verde a la cloaca habanera

Los desechos llegan de las crecidas, de las casas alrededor, de los visitantes que tiran ofrendas religiosas desde el puente y de la falta de un sistema eficiente de limpieza. Pese a ello, algunos siguen usando el parque porque les queda cerca y ofrece un espacio abierto en medio de casas pequeñas y calurosas. "Al menos aquí hay árboles y el niño corre, pero las condiciones son pésimas", lamenta Dayris.

Mientras los niños juegan, nadie se atreve a acercarse al agua. Los vertidos industriales y residenciales han convertido al Almendares en un foco de infección. Y cuando crece por las lluvias, sus aguas contaminadas invaden las viviendas de los alrededores.

Los vertidos industriales y residenciales han convertido al Almendares en un foco de infección. / 14ymedio

En El Fanguito, barrio marginal levantado sobre sus orillas, unos niños chapotean en el lodo cercano a improvisadas casas de madera. Marta, vecina de la zona, intenta aliviar el calor dentro de su vivienda de techo de zinc, y se sienta a la sombra de un árbol con un pomo de agua medio congelada. Para ella, los malos olores del río son apenas uno de los muchos problemas de vivir en esa barriada, levantada a golpe de necesidad.

El Fanguito se ha llenado de migrantes internos que, tras años de residencia, no logran obtener un carné de identidad con dirección en La Habana. Viven al margen: sin libreta de racionamiento, sin acceso a empleos formales, dependiendo del mercado negro y el "resuelve". "Aquí no tenemos alumbrado en las calles hace más de cuatro años", denuncia Marta, que mira con envidia la otra orilla del río, donde hay edificios modernos con penthouses bien iluminados.

Los proyectos oficiales para sanear el Almendares “han sido insuficientes”, dice la mujer mientras ahuyenta mosquitos y moscas que revolotean a su alrededor. Otro vecino apunta: "Ese olor se te pega a la ropa, al pelo. Yo no dejo que mis nietos se acerquen al río, por nada del mundo".

El Fanguito se ha llenado de migrantes internos que, tras años de residencia, no logran obtener un carné de identidad con dirección en La Habana. / 14ymedio

Los estudios confirman lo que los habaneros saben por experiencia. Muestras del agua tomadas en 2021 revelaron estado alarmante: poco oxígeno, altas concentraciones de plomo y zinc, exceso de amonio, nitrito, nitrato, fosfato y abundante bacteria Escherichia coli.

Más arriba, en la zona de Puentes Grandes, casi nadie se detiene a mirar el río. "Si alguien lo hace es para tirar una ofrenda", cuenta un vecino. Él mismo, aunque suda sin electricidad en su casa, no se plantea un chapuzón: "Hay que estar loco".

Imaginar una Habana donde el Almendares sea un río limpio, con familias en sus márgenes, pescadores echando redes y niños jugando en la orilla, parece "cosa de película", sentencia resignado.

Cuesta imaginar una Habana donde el Almendares sea un río limpio, con familias en sus márgenes y pescadores echando redes. / 14ymedio
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