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“Ni los rusos son soviéticos, ni los Ladas son los mismos”

Centenares de vehículos de la conocida marca soviética desembarcarán pronto en la Isla destinados a la transportación turística

En Cuba se unió la carrocería de dos Lada para crear una suerte de limusina tropical y transportar más pasajeros. (Riccardo Romano)
Zunilda Mata

30 de noviembre 2017 - 16:37

La Habana/Una parte del cielo sigue azul pero desde el sur avanza la lluvia. Lázaro Valdés está al final de la fila de taxis que aguardan este miércoles para trasladar pasajeros desde el aeropuerto internacional de La Habana. Mientras espera, la conversación con sus colegas vuelve una y otra vez sobre un tema: la pronta llegada de un lote de autos Lada a Cuba.

Valdés renta al Estado un Geely de color amarillo con el que desde hace dos años recorre de un lado a otro la Isla. Sus jefes le han prometido que antes de mediados del próximo año podrá cambiar su vehículo chino, con algunos achaques, por un reluciente carro recién llegado de Rusia.

La empresa estatal Panataxi está entre las principales beneficiadas con la llegada de los 344 Lada, modelos Vesta y Largus Cross, que pronto desembarcarán en Cuba y que se destinarán al transporte de turistas. En las calles del país se cruzarán con sus primos hermanos que han sobrevivido a décadas de uso.

La firma rusa Avtovaz ve en la reanudación de sus exportaciones un primer paso para ampliar sus ventas en América Latina, según el presidente de la empresa, que ha catalogado como "prioritario" el comercio con Cuba

La llegada de los automóviles coincide con un excelente momento en las relaciones entre el Kremlin y la Plaza de la Revolución. Hace pocos días la Isla recibió un lote de locomotoras rusas y en la recién concluida Feria de La Habana, los viejos camaradas tuvieron más presencia que los estadounidenses.

La firma rusa Avtovaz ve en la reanudación de sus exportaciones un primer paso para ampliar sus ventas en América Latina, según el presidente de la empresa, Nicolas Maure, que ha catalogado como "prioritario" el comercio con Cuba y el resto de la región.

El carro más conocido de la Cuba del "socialismo real" regresa a la Isla con un aire renovado. Con una carrocería estilo sedán, el nuevo Lada poco se parece a la menos agraciada fisonomía de su predecesor; pero más allá de la estética, sus conductores en potencia se preguntan si será tan resistente como sus antecesores.

"Quién me iba a decir a mi que iba a trasladar turistas en un Lada", se asombra Lázaro Valdés. Cuando tenía ocho años, a su padre, ingeniero eléctrico, le asignaron por méritos laborales uno de esos vehículos llegados desde la entonces Unión Soviética. "Ese fue el primer carro que tuvo mi familia y con el que aprendí a manejar", recuerda.

Sin embargo, a mediados de la década de los 90 el padre de Valdés tuvo que desprenderse del vehículo, del modelo 1600, para dar de comer a sus hijos. "Lo desarmó en piezas y lo fue vendiendo poco a poco en el mercado negro", cuenta a 14ymedio, porque entonces estaba prohibida la compraventa de vehículos en manos privadas.

"A ese Lada teníamos que haberle levantado un altar", afirma. "Era como un tanque de guerra: feo pero fuerte; nunca dejó botado a nadie porque en cualquier parte de Cuba que se rompiera se encontraba a alguien que sabía arreglarlo".

La resistencia de los Lada los hizo sobrevivir a las deterioradas calles y carreteras de la Isla, a diferencia de otros modelos de "carros comunistas" como los Moscovich o el Polski Fiat 126p, también de aquella época, pero menos valorados.

Los Lada han servido para casi todo durante cuatro décadas: ambulancias, acompañantes de cortejos fúnebres, traslado de novios para la boda, patrullas policiales y vehículo habitual de los miembros de la Seguridad del Estado. A estos automóviles se les ha ampliado la carrocería para asemejarse a una limusina y hasta funcionan como discotecas rodantes llevando enormes altavoces con música.

Los hay deteriorados y lleno de óxido, que revelan el poco poder adquisitivo de su dueño, con llantas llamativas dignas de un Peugeot o un Audi, con cristales oscuros, sistema de climatización central y hasta los prohibidos GPS que la Aduana General de la República no permite introducir en el país, pero que se venden en el mercado informal.

La historia cubana de los últimos cuarenta años se puede contar a través de los Lada, más que con cualquier otro vehículo. Mientras los turistas se quedan extasiados fotografiando los viejos automóviles de antes de 1959, en la vida práctica de los nacionales el vehículo ruso sigue reinando por su versatilidad y fortaleza.

Entre los mecánicos también sobresale y algunos hasta se etiquetan como "ladólogos" por conocer cada detalle del viejo símbolo de la URSS.

Entre los mecánicos también sobresale y algunos hasta se etiquetan como "ladólogos" por conocer cada detalle del viejo símbolo de la URSS

Alexis nació en Ciego de Ávila pero desde hace una década se abre camino en La Habana con sus conocimientos de mecánico y una habilidad para los negocios que le ha permitido comprar casa y auto en la capital. Su especialidad son los Lada, con los que tiene una vieja relación.

Todos los vecinos de la barriada de Cerro, donde reside, saben que el fuerte de Alexis son los rodamientos y amortiguadores. Hasta su taller llegan clientes de todas partes de Cuba y casi siempre puede "resolver el problema porque las piezas de Lada se encuentran muy fácilmente".

No solo dentro del país existe un vibrante mercado de partes de estos vehículos, sino que el negocio cruzó el charco y llegó a Florida, donde la empresa Zakharov Auto Parts vende piezas de estos autos para quienes quieran enviarlas a sus familiares en Cuba.

"Este es el carro de los pobres", explica Alexis a 14ymedio, aunque reconoce que un Lada "con todo" -carrocería en buen estado, aire acondicionado, un motor de petróleo y llantas nuevas- puede llegar a costar hasta 25.000 CUC, lo mismo que un apartamento de dos cuartos en La Habana.

El precio es modesto si se compara con los precios que el Gobierno cubano puso a la venta en diciembre de 2013 de los vehículos a privados, después de décadas de prohibición, resultan más económicos al lado de un Peugeot que llegaba a 91.113 dólares y un Hyundai Accent que rozaba los 45.000 dólares.

Dados los precios de un auto nuevo en el mercado oficial, los mecánicos hacen verdaderas proezas para prolongar la vida útil de los Lada

Dados los precios de un auto nuevo en el mercado oficial, los mecánicos hacen verdaderas proezas para prolongar la vida útil de los Lada. "Puedo reparar uno desde cero y venderlo en el doble después de que le pase la mano", sostiene orgulloso Alexis. Porque "el motor es excelente, muy fuerte, aunque si no cuidas la carrocería, si lo dejas al sol y al sereno, se puede picar".

Los chapisteros crean piezas que sustituyen a las originales y "con una buena pintura, el Lada parece como nuevo". No obstante, el mecánico no cree que los modelos que pronto llegarán a la Isla conserven esas características. "Son más cómodos y están más informatizados, pero son carros pensados para que duren un tiempo y no toda la vida, como los otros".

Alexis tiene ahora un Peugeot argentino de los años 70 que espera cambiar pronto por un Lada, modelo 2107. No se muestra entusiasmado por dar el salto hacia las más recientes producciones de Avtovaz. "Es que ya ni los rusos son soviéticos, ni los Lada son los mismos de antes", opina.

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