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La Zaragozana, un templo gastronómico de La Habana convertido en ruina y baño público

Cuba

Sus dueños presumían de recibir la pesca del día directamente del puerto, lo que le ganó una clientela fiel de habaneros y visitantes extranjeros

Personajes tan famosos como Lorca, Hemingway o Rocky Marciano degustaron allí deliciosos platos de mariscos. / 14ymedio
Darío Hernández

21 de septiembre 2025 - 11:01

La Habana/Uno de los restaurantes más antiguos y célebres de La Habana, La Zaragozana, se ha convertido en un amasijo de escombros, madera podrida y columnas desgastadas que parecen sostener el techo de puro milagro. Por aquí pasaron, entre muchos personajes famosos, el poeta Federico García Lorca, el escritor norteamericano Ernest Hemingway o el boxeador Rocky Marciano para degustar deliciosos platos de mariscos. Hoy el lugar solo está habitado por ratas, cucarachas y mosquitos. 

Una mirada al edificio y a su interior evoca desolación por el abandono de las autoridades Las imágenes tomadas por este diario lo dicen todo. El techo, ennegrecido y agrietado, deja ver vigas corroídas. Las paredes, donde antes colgaban espejos y cuadros, están ahora descascaradas y cubiertas de moho. Sobre el suelo, en lugar de mesas de madera pulida y manteles de lino, se amontonan hoy restos de muebles destartalados, basura y pedazos de mampostería.

Una vecina de la zona, cuyo abuelo, Pepín Rodríguez, trabajó muchos años atrás en La Zaragozana, cuenta a 14ymedio: "El lugar es un derrumbe. Hasta hace poco el acceso estaba clausurado. Ahora alguien lo abrió, y se ha convertido además en un baño público. La gente entra a orinar sobre las ruinas”. Su abuelo comenzó a trabajar allí en 1947, lavando platos y con apenas 16 años, pero siempre guardó un grato recuerdo de “su limpieza y su riquísima comida”. 

Fue uno de los lugares más populares para comer pescado fresco y mariscos en La Habana. / 14ymedio

Fundado en 1830, en la antigua calle de Monserrate, número 75 (hoy calle Bélgica, 357) el restaurante se encuentra en las inmediaciones del famoso bar El Floridita. Fue uno de los lugares más reputados para comer pescado fresco y mariscos en La Habana. Sus dueños presumían de recibir la pesca del día directamente del puerto, lo que le ganó una clientela fiel de habaneros y visitantes extranjeros. 

El salón principal, hoy convertido en un campo de vigas torcidas, alguna vez fue un amplio espacio de techos altos, columnas elegantes y paredes pintadas de colores vivos. Las ventanas de madera, cuyas molduras hoy están rotas y sin cristales, eran una de las señas de identidad del restaurante y dejaban pasar la brisa del Malecón. En su entrada sobresalía un cartel con el nombre del lugar y un cangrejo, del que ya no queda ni una sola muela. 

La Zaragozana, un templo gastronómico de La Habana convertido en ruina y baño público

En su época dorada, La Zaragozana era sinónimo de buen servicio y calidad. Los camareros, con chaquetas blancas impecables, se deslizaban entre las mesas llevando bandejas de camarones enchilados, pargo frito y la famosa paella de la casa, de la que se hablaba en toda la ciudad. Era también lugar de encuentro para políticos, periodistas y artistas. Quienes vivieron aquellos años recuerdan que los domingos había que esperar para conseguir mesa, y que en el pequeño bar del fondo se servían algunos de los mejores tragos de ron de la ciudad.

La vecina relata con una mezcla de añoranza y dolor que su abuelo quiso invitarla a comer allí en los años 90, pero ya el sitio era inaccesible para ellos por los altos precios. Solo los extranjeros podían permitirse ese lujo en aquellos años de crisis. “A veces sacaban unas mesitas y solo se veía a los yumas comiendo”. 

La Zaragozana fue víctima del descuido institucional y de una crisis económica que ha dejado a cientos de inmuebles históricos en ruinas. / 14ymedio

El contraste con el presente es brutal, pero este no es un caso aislado. Como muchas otras joyas de la arquitectura habanera, La Zaragozana fue víctima del descuido institucional y de una crisis económica que ha dejado a cientos de inmuebles históricos en ruinas. La compañía estatal Habaguanex S.A., que antes lo gestionaba, lo mantuvo abandonado. Y la Oficina del Historiador de la Ciudad tampoco hizo nada para rescatarlo. Durante décadas se mantuvo cerrado, esperando una restauración que nunca llegó. Mientras tanto, el salitre del aire habanero y la falta de mantenimiento hicieron su trabajo implacable.

Las fotos antiguas muestran un lugar luminoso y elegante, que parecía resistir el paso del tiempo. Las imágenes actuales, en cambio, revelan un esqueleto de lo que fue. La Zaragozana es hoy un símbolo de la desidia y una advertencia: cada día que pasa, La Habana pierde otra parte de sí misma.

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