El Festival Pinar Rock hace sonar los metales

Zeus, los llamados Padres del Metal Cubano en pleno concierto. (14ymedio)
Zeus, los 'Padres del Metal Cubano', en pleno concierto. (14ymedio)
Juan Carlos Fernández

25 de marzo 2015 - 19:21

Pinar del Río/La abulia de la ciudad más occidental de Cuba se rompió por unos breves días gracias a uno de los festivales musicales más importantes del país, el Pinar Rock, que acaba de celebrar su edición número veinte las noches del 20, 21 y 22 de marzo. Este año ha sido considerado por muchos como el mejor momento del festival por la calidad de sus participantes y una más lograda organización.

El evento contó con la presencia de 12 bandas, encabezadas por los llamados Padres del Metal Cubano, la banda capitalina Zeus. Destacaron en el programa las descargas de Combat Noise, Ruptura, Rice & Beans, Albatroz, Wating for Nadia, The One Who Bleed, The Shepal, Okulary, Tendencia, Medula y otros que hicieron que esta propuesta pinareña haya colocado el listón ostensiblemente alto para otras celebraciones similares del país.

El sitio escogido para la celebración del evento, el campo de fútbol de la Sede Universitaria de Pinar del Río, resultó el ideal. La explanada vino como anillo al dedo para que las potentes descargas metaleras no resultaran molestas a ningún vecino. Al estar a la entrada de la ciudad y a un costado del Hotel Pinar del Río, la fiesta pudo explayarse sin grandes restricciones de volumen ni tiempo. En años anteriores, la sede escogida para la celebración fue el pequeño e inadecuado local de la Casa de las Promociones Musicales La Sitiera, ubicado en medio de la ciudad, que lastraba la calidad del encuentro.

En el campo de fútbol, cada banda contaba con una hora para hacer sus presentaciones y no se percibía el apuro que se notaba antaño en los organizadores para que cada grupo terminara cuanto antes. En esta ocasión ha habido tiempo para la descarga, la improvisación y la interacción con el público. "Al fin tenemos nuestro espacio y no hay prisas, ni corre-corre", comentaba un rocker que por muchos años había sufrido continuamente los concierto exprés que no daban oportunidad de apreciar en toda su dimensión la calidad de las agrupaciones que se presentaban. En la cita que concluye, sin embargo, todas las noches los conciertos terminaban aproximadamente a las tres de la madrugada, con lo cual los fans quedaron satisfechos y los músicos también.

El audio utilizado fue de una calidad aceptable y en muy buen estado técnico. No hubo quejas al respecto por parte de los músicos, ni del público. Escenario, luces y ambientación también estuvieron a la altura de lo esperado. Los músicos fueron hospedados en el hotel Lincoln recién restaurado y cedido al Ministerio de Cultura para esos fines.

Este año ha sido considerado por muchos como el mejor momento del festival por la calidad de sus participantes y una más lograda organización

Si toda la maquinaria del Pinar Rock funcionó de maravillas, se debe en gran medida a la perseverancia, insistencia y dedicación de una persona enamorada de esta música. Sergio Ernesto Puente, guitarrista de Tendencia, ha tocado todas las puertas, incluso la de importantes funcionarios culturales, para que esta edición del evento no hubiera padecido los mismos problemas que los años anteriores.

La laboriosidad y empeño de Puente lograron que se pusiera fin a los problemas de hacinamiento por las pequeñas locaciones asignadas con anterioridad, las dificultades con los equipos de audio, los vecinos molestos, las intromisiones innecesarias de la policía y un largo etcétera de problemas. Este amante de la música metalera tuvo la paciencia de enfrentar prejuicios y hacer que oídos que se mostraban sordos, escucharan el rock de otra manera. Un magnífico ejemplo de emprendimiento personal que la comunidad rockera pinareña le reconoce y agradece.

"El que viene aquí, viene a escuchar y disfrutar del rock, la caminata que hay que dar hasta el terreno de fútbol no la va dar nadie que no venga para eso", comentaba Puente ante un grupo de amigos que disfrutaban la primera noche. De ahí que no hayan ocurrido incidentes, como en ocasiones anteriores. La policía se encontraba en el lugar de forma discreta y nunca tuvo que intervenir.

“Al fin tenemos nuestro espacio y no hay prisas, ni corre-corre”, comentaba un rocker

Muchos piensan que este puede ser el comienzo para que Pinar Rock trascienda las fronteras del país y se convierta, por la amplitud del lugar, la ubicación y, sobre todo, por la tradición de plaza fundamental del metal en Cuba, en un evento internacional. Sergio aseguraba: "Quiero que el año que viene vengan bandas de todo el país y agrupaciones extranjeras. He hablado con amigos españoles, mejicanos, puertorriqueños y americanos que están en disposición de venir. Hace falta que no haya obstáculos para esto". Y añade: "Ese es mi sueño".

Ha sido un festival para guardar en la memoria, tanto por la calidad de los invitados como por la acogida que tuvo entre los rockeros del patio, pero el principal logro es que por primera vez fue gestionado casi en su totalidad por los propios interesados.

Con Pinar Rock ha ganado la música, la cultura y, sobre todo, la sociedad civil. La esperanza es que para el próximo año el festival sea coordinado, financiado y organizado en su totalidad por grupos independientes y gremios afines a este género musical. Los seguidores del buen rock confían en que la calidad y la autonomía del evento siga creciendo.

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