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"Es muy posible que lo intente de nuevo", dice un balsero repatriado a Cuba

Walter Marrero Velázquez ha sido deportado a Cuba 40 días después de aferrarse al faro American Shoal junto a otros 23 migrantes

Walter Marrero Velázquez llegó a Las Tunas este lunes. (Cortesía)
Yoani Sánchez

06 de julio 2016 - 09:46

La Habana/Barbudo, hambriento y cargado de frustración, regresó Walter Marrero Velázquez a la misma Isla que lo vio partir en una endeble embarcación. El pasado 20 de mayo su grupo, conformado por 24 balseros, fue interceptado por la Guardia Costera estadounidense mientras se aferraba al faro American Shoal, a ocho millas de Sugarloaf Key, en los Cayos de Florida. El caso terminó con cuatro de ellos deportados a Cuba y otros 20 que serán trasladados a la base naval estadounidense de Guantánamo.

Marrero Velázquez llegó a Puerto Padre, Las Tunas, este lunes y solo ahora se asoma a la información sobre "los balseros del faro" que publicó la prensa internacional y los reporteros independientes. Hace pocas horas supo de la demanda de emergencia presentada por nueve abogados del Movimiento Democracia y el rechazo del juez Darrin P. Gayles, quien con su decisión abrió el camino para que fueran deportados.

El balsero recuerda cada uno de los 42 días que pasó bajo custodia de las autoridades estadounidenses. "Al principio estábamos en un barco más pequeño, pero después pasamos por al menos tres naves más grandes", conocidas como 'escampavías' o buques madres", cuenta vía telefónica a 14ymedio.

La repatriación ocurrió el pasado 30 de junio, con una primera escala en La Habana, y el 4 de julio, día de la Independencia en Estados Unidos, el balsero fue trasladado hacia la cabecera de Las Tunas, donde por falta de combustible la policía solo pudo trasladarlo horas después a Puerto Padre. Otro de los repatriados fue devuelto a la misma provincia, mientras que los dos restantes residen en La Habana.

En la capital cubana, las autoridades de migración y la policía le hicieron algunas preguntas sobre la procedencia del motor de la frágil embarcación. "Querían sacarnos información", asegura el balsero, quien tuvo que firmar su declaración pero no recibió una "carta de advertencia". En los interrogatorios nunca le sugirieron que no repitieran la salida ilegal del país.

En la capital cubana, las autoridades de migración y la policía le hicieron algunas preguntas sobre la procedencia del motor de la frágil embarcación

Sobre la cubierta de un "buque madre", Marrero Velázquez llegó a contar hasta 160 cubanos interceptados en el mar que serían devueltos a la Isla. "La cantidad de comida que nos daban era muy reducida, como para un bebé de seis meses", se queja. "Bajé 15 libras durante los días que pasé allí", asegura.

El joven, de 28 años, sostiene que cuando protestaban por la escasa ración les empujaban y esposaban. La algarabía del grupo no se hacía esperar en esos casos, pero de poco servía, recuerda. Situaciones como esas los llevaron a escribir una carta colectiva que lanzaron al mar en una botella, cual náufragos desesperados.

"Llevamos 37 días durmiendo en el piso, la comida es de perro, nos maltratan hasta la violencia y ya tenemos compañeros mal de la cabeza, esto es el infierno", explicaba la misiva de dos páginas escrita a mano. La botella fue encontrada por un pescador, quien ni siquiera hablaba español y que la entregó a las autoridades. Incomunicados, sin posibilidades de contactar con abogados, aquel papel fue la única posibilidad de los balseros de narrar lo que vivían.

El mensaje de S.O.S logró que se revaluara el caso y se les diera la posibilidad de viajar hacia la Base Naval de Guantánamo, un área administrada por Estados Unidos en el oriente de Cuba. Sin embargo, el joven tunero prefirió no acogerse a esa posibilidad.

"En la entrevista que nos hizo el cónsul a cada uno, el primer papel que debíamos firmar decía que, si pedíamos ir a Guantánamo como refugiados, sería para después terminar en un tercer país". El balsero asegura que le aclararon que con esa opción perdía el derecho a entrar a Estados Unidos. "Decidí venir para Cuba porque es muy posible que lo intente de nuevo", dice con determinación.

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