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Las bibliotecas y los libros en ucraniano, víctimas de la invasión rusa

Más de 220 bibliotecas han sido destruidas, de forma total o en gran parte, según datos del Ministerio de Cultura

La institución de formación profesional de la ciudad ucraniana de Járkov, en Ucrania, destruida. (EFE/ Marcel Gascón/ Archivo)
Rostyslav Averchuk

18 de noviembre 2023 - 13:25

Leópolis (Ucrania)/(EFE). - La Biblioteca de Ciencias de Jersón, una de las mayores del sur de Ucrania, es una más de las cerca de 220 destruidas por la invasión rusa tras ser atacada este domingo, mientras que millones de libros en ucraniano están siendo eliminados y sustituidos por otros en ruso en la zona ocupada, según las autoridades y varios testigos.

"Tenemos el corazón roto, pero muchísimos de vosotros nos habéis mandado cientos de mensajes de apoyo durante este tiempo", publicó la administración de la Biblioteca este miércoles y agradeció a todos "la fortaleza e inspiración incluso en tiempos difíciles".

El edificio que la albergaba, bien visible para las fuerzas rusas estacionadas en la orilla opuesta del río Dniéper, fue golpeado por la artillería rusa el pasado domingo, lo que desató un incendio que consumió parte de los libros.

Aunque las obras más valiosas, ocultas de antemano, quedaron ilesas, el ataque causó consternación en Ucrania y una ola de apoyo a la ciudad de Jersón, que tan sólo un día antes había celebrado el aniversario de su liberación.

"Tenemos el corazón roto, pero muchísimos de vosotros nos habéis mandado cientos de mensajes de apoyo durante este tiempo"

"El enemigo mata a la palabra, el pensamiento, nuestro idioma y nuestras bibliotecas", escribió Oleksandr Krasovytskyi, consejero delegado de Folio, una de las mayores editoriales ucranianas, y habló de un "genocidio cultural".

El ataque dejó de manifiesto el peligro en el que se encuentran las instituciones culturales ucranianas desde el inicio de la invasión rusa a gran escala el año pasado.

Más de 220 bibliotecas han sido destruidas, de forma total o en gran parte, según datos del Ministerio de Cultura, mientras que otras 400 han sufrido daños.

Al igual que la Biblioteca de Ciencias de Jersón, muchas han actuado como importantes centros sociales, albergando conferencias y conciertos, y los vecinos sienten con dolor su pérdida, según señaló a EFE Tetiana Teren, directora de la rama local ucraniana de la asociación PEN de escritores y periodistas.

Algunas bibliotecas funcionan como núcleos para voluntarios civiles y lugares de reunión para ucranianos desplazados.

La de Kramatorsk, cerca del frente de Donetsk, sigue abierta aunque sus libros hayan sido transportados a lugares más seguros por el riesgo que supone el fuego de artillería y los ataques con misiles.

Unos 187 millones de libros se han perdido desde el inicio de la guerra en las bibliotecas atacadas, afirmó en septiembre el ministro de Cultura, Rostyslav Karandeev.

Pero más libros aún están siendo destruidos por las autoridades instaladas por Moscú en las zonas ocupadas en el sur y el este del país.

De acuerdo con el Centro de Resistencia Nacional del Ejército ucraniano, en dichas regiones se están confiscando de forma deliberada libros en ucraniano, ya que las autoridades prorrusas consideran que todos los que se han publicado entre 1994 y 2021 son de carácter "extremista".

A consecuencia de ello, en las zonas ocupadas de Donetsk y Lugansk casi no quedan libros en ucraniano, mientras que tan solo en 2023 se han importado 2,5 millones de libros en ruso.

Valentina Rubizhanska, una bibliotecaria de la localidad de Malyi Burluk, en la región de Járkiv (noreste), que estuvo temporalmente bajo ocupación rusa, contó en su momento a EFE que las autoridades prorrusas intentaron de forma activa confiscar los libros en ucraniano.

En algunas zonas donde el suministro eléctrico y las comunicaciones siguen siendo precarios, los libros se mantienen como principal fuente de entretenimiento

Rubizhanska logró copiar parcialmente la lista de libros que iban a retirar de la biblioteca, que incluía obras sobre la historia de Ucrania así como otras de ficción de escritores modernos.

Según Tetiana Teren, muchas informaciones procedentes de zonas ocupadas hablan de este tipo de prácticas y del reemplazo de las obras confiscadas por literatura rusa.

El club PEN de Ucrania ha lanzado una iniciativa para recolectar libros para las bibliotecas devastadas durante la ocupación a partir de donativos de ciudadanos y editoriales.

En algunas zonas donde el suministro eléctrico y las comunicaciones siguen siendo precarios, los libros se mantienen como principal fuente de entretenimiento.

Teren señaló también que en algunas de las zonas que estuvieron bajo ocupación rusa se detecta ahora un mayor interés por la historia, el lenguaje y la cultura ucranianas, bajo amenaza por la invasión.

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