El régimen cubano obtiene el peor resultado histórico en su resolución contra el “bloqueo” en la ONU
ONU
Además de EE UU e Israel, otros cinco países rechazaron la moción y se registraron 12 abstenciones
Madrid/La resolución impulsada por el Gobierno cubano en la ONU, titulada Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba, obtuvo 165 votos a favor, siete en contra y doce abstenciones. Aunque el canciller de la Isla, Bruno Rodríguez Parrilla, calificó el resultado como una “victoria de Cuba” en la red social X, lo cierto es que representa el peor respaldo diplomático en la historia de estas votaciones.
Desde que el texto comenzó a presentarse en 1992, nunca había recibido más de cuatro votos en contra. En esta ocasión, a los ya habituales –Estados Unidos e Israel– se unieron Argentina, Paraguay, Macedonia del Norte, Hungría y Ucrania. En cuanto a las abstenciones –12 en total– no se alcanzaba una cifra similar desde 1998. Los países que optaron por abstenerse fueron Albania, Bosnia y Herzegovina, Costa Rica, Chequia, Ecuador, Estonia, Letonia, Lituania, Marruecos, Moldavia, Rumanía y Polonia.
Aunque la resolución mantiene una condena mayoritaria al embargo, el dato político más significativo es el cambio de tendencia diplomática hacia Cuba. Varios Estados latinoamericanos y europeos que tradicionalmente apoyaban a La Habana han comenzado a distanciarse de su posición histórica.
Desde 1992 –con la excepción de 2020, cuando no se presentó por la pandemia– la Asamblea General ha votado casi cada año este texto, con resultados siempre abrumadores. En sus inicios, la resolución obtuvo 59 votos a favor y 71 abstenciones, pero desde 2005 el apoyo superaba regularmente los 180 países.
La narrativa oficial de “víctima del bloqueo” se erosiona frente a la evidencia de más de seis décadas de control autoritario
El momento de mayor consenso se registró en 2016, cuando 191 estados respaldaron la resolución y ninguno votó en contra, coincidiendo con el acercamiento entre Barack Obama y Raúl Castro. Sin embargo, desde 2017 Washington retomó su voto negativo junto con Israel, reeditando la tradicional confrontación diplomática. En 2024, la resolución consiguió 187 votos a favor, por lo que el desplome de este año refleja una pérdida de apoyo sustancial para La Habana, en apenas doce meses.
Este giro se produce en medio de una crisis económica y social sin precedentes en la Isla, con escasez crónica, apagones, colapso sanitario y un éxodo migratorio masivo. Aunque el embargo sigue afectando la economía del país, la narrativa oficial de “víctima del bloqueo” se erosiona frente a la evidencia de más de seis décadas de control autoritario, represión de la disidencia y ausencia de reformas estructurales.
Durante el debate previo, las delegaciones de Cuba y Estados Unidos protagonizaron un agrio intercambio. Rodríguez interrumpió al embajador estadounidense Mike Waltz, acusándolo de “mentir de manera grosera” y de expresarse con “rudeza y prepotencia” impropias del foro. Waltz replicó que el régimen cubano “oprime a su propio pueblo” y utiliza los recursos del país para mantener “el estatus de élite” de sus dirigentes, calificando al Gobierno de La Habana como una “legislatura comunista ilegítima”.
En total, la ONU ha aprobado 33 resoluciones de este tipo, con un alcance más simbólico que práctico. El régimen cubano ha convertido el tema del “bloqueo” en un pilar de su retórica de plaza sitiada, que utiliza para justificar el fracaso interno, solicitar donaciones, negociar aplazamientos de deuda y mantener activa su maquinaria diplomática. Pero la pérdida de apoyos en la ONU sugiere que la paciencia internacional con La Habana se agota, y que el discurso del embargo ya no basta para encubrir la profunda crisis de legitimidad del sistema cubano.