50 millones de dólares, cuatro especulaciones y una probable realidad
Opinión
Mi proyección es que Maduro se atrincherará, con todas las consecuencias que ello supondría para la sociedad que resiste
Madrid/Me ha sorprendido escuchar a personas relacionadas con el Partido Socialista Unido de Venezuela y con la dictadura venezolana dándole cuerda a la especulación de que a Nicolás Maduro podría interesarle la recompensa de 50 millones de dólares ofrecida por Donald Trump, en los siguientes términos: aumentar el monto y obtener garantías de impunidad, no sólo para él y Cilia Flores –su esposa–, sino para aproximadamente “cuarenta o cincuenta” miembros y amigos de las dos familias, a los que habría que garantizarles transporte, destino de acogida, vivienda en un lugar seguro y protección policial.
El anuncio de la recompensa, que ha sido ratificada por varios altos cargos del gobierno estadounidense, ha producido una primera y llamativa consecuencia: originar especulaciones, rumores y hasta apuestas, aunque la viabilidad de cada una de ellas resulte muy difícil de sostener.
Así, en este ambiente favorable a los pronosticadores, como si se tratase de un juego de invenciones, tenemos una primera especulación: que sea el propio Maduro quien busque una negociación con Estados Unidos.
Sostienen algunos promotores de esta especulación que un acuerdo así sería viable si Maduro le entrega la presidencia a Diosdado Cabello
Sostienen algunos promotores de esta especulación que un acuerdo así sería viable si Maduro le entrega la presidencia a Diosdado Cabello. Es decir, que Maduro se iría si se garantiza la continuidad del régimen.
Pero resulta que son los propios maduristas los que temen a un posible Gobierno encabezado por Cabello. Según esas presunciones, Cabello activaría la maquinaria represiva y extorsiva en sus manos para arrinconar y demoler a los que sean declarados seguidores de Maduro.
Otra especulación que he escuchado es la que dice que Diosdado Cabello podría ser el que negocie con Marco Rubio y el Gobierno de Trump. ¿Qué negociaría, de acuerdo con esta audaz hipótesis? Nada menos que la entrega de Nicolás Maduro.
Esta posibilidad, en extremo improbable, tiene su gancho narrativo: Cabello entregaría a Maduro –que iría a prisión en Estados Unidos–, y se haría con todo el poder, su sueño más húmedo y cotidiano. Sostienen empresarios amigos de Cabello que haría lo que sea necesario con tal de retratarse con la banda presidencial. Esa, afirman quienes le conocen, es su fantasía profunda, que no siempre logra ocultar. Se le nota. En privado, sus comentarios de desprecio hacia Maduro no dejan lugar a dudas: tiene la convicción de que él lo haría mejor. A Cabello también le parece que Maduro es un tunante y un haragán.
He aprovechado, en el transcurso de estos intercambios, para preguntar a mis interlocutores por Padrino López. ¿Qué papel podría tener en una posible etapa de negociaciones con Estados Unidos? Ninguno: es la voz de Putin en Venezuela. La síntesis de las opiniones recibidas cabe en dos frases: también es bruto y está cansado. Quiere “desaparecer” en una cómoda dacha en las afueras de Moscú, con habitaciones enormes y de grandes espejos, en los que pueda admirarse a sí mismo, a toda hora. Narciso con gorra, medallas y en un palacete ruso, rodeado de una joven servidumbre. Por lo tanto, será un actor decisivo, no dando sino recibiendo órdenes.
Una tercera especulación consiste en proponer la tesis de la huida: que Maduro llegue a un acuerdo secreto con algún Gobierno amigo y algún empresario con un buen avión, y simplemente huya. Que se vaya sin decir ni una palabra a un lugar de exilio, con la autorización silenciosa de Estados Unidos, pero sin tener que pasar por una discusión interna. ¿Es algo que la estructura psicológica y política de Maduro permitiría? Sin duda: Maduro no solo es el feroz titular de la cadena de mando que secuestra, tortura y encierra, también es el flojo crónico que falsificaba reposos para evitar el trabajo en sus tiempos de conductor de buses, o es el diputado que se desaparecía durante días de sus funciones, dedicado a la buena vida.
Una tercera especulación consiste en proponer la tesis de la huida: que Maduro llegue a un acuerdo secreto con algún Gobierno amigo y algún empresario con un buen avión, y simplemente huya
La otra especulación que he escuchado cuarta en mis notas- es la llamada extracción. Es, ahora mismo, la más temida por el propio Maduro y por su entorno más inmediato, y también la que ocupa la imaginación de ciertas mentes afiebradas.
Sin embargo, Maduro tiene miedo y no descarta la posibilidad de la extracción. Lleva siempre consigo un kit para la huida. En las semanas recientes, las rutinas presidenciales se han visto severamente afectadas por el terror de Maduro a ser capturado. De hecho, varios compromisos que había tomado en distintos puntos de Caracas y del país han sido cancelados, a pesar de las garantías que le han ratificado los responsables de Casa Militar.
Pero, en mi criterio, ninguna de estas cuatro especulaciones prosperará. Mi proyección es que Maduro se atrincherará, con todas las consecuencias que ello supondría para la sociedad que resiste: un país regido por guardaespaldas y funcionarios de Casa Militar; una sociedad sometida a la paranoia de unos sujetos cobardes y armados; un gobierno todavía más aislado y alejado de las realidades de la sociedad; un territorio salpicado de alcabalas, allanamientos, prácticas de espionaje, detenciones arbitrarias, violaciones todavía más encarnizadas del debido proceso y de los derechos humanos. Este es, sugiero, el escenario que está conformándose ahora mismo: el de un poder atrincherado, alimentado por el pánico, cada día más peligroso.
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Nota de la Redacción: Este texto se publicó originalmente en El Nacional. Lo reproducimos con su autorización.