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Las mujeres se arriesgan en el sector privado

Este reportaje fue hecho gracias al apoyo del Howard G Buffet Fund for Women Journalists de la International Women's Media Foundation.

Luz Escobar

05 de junio 2017 - 14:34

La Habana/Este reportaje fue hecho gracias al apoyo del Howard G Buffet Fund for Women Journalists de la International Women's Media Foundation.

Eligió el nombre de un personaje de Los Miserables para su negocio. Quizá porque Betsy Alfonso Rodríguez, como la pequeña Cosette de la novela de Victor Hugo, espera un futuro mejor que aquel al que parecía destinada.

Nacida en Ciego de Ávila y licenciada en Estudios Socioculturales, Alfonso Rodríguez optó por crear un salón de belleza después de trabajar durante años como maestra. "Este junio se cumplen un año y tres meses desde que abrimos", cuenta a este diario. "Mucha gente confundía el local al principio con un taller de costura, por el nombre y porque nuestro logo es una tijera". El negocio se ha hecho tan popular que ahora incluso los hombres, que antes no lo hacían, van a hacerse arreglos de uñas.

En su local, asegura, ha logrado "un ambiente de tranquilidad y nada de vulgaridad". Ofrece servicios de peluquería, masaje y manicura, entre otros, y tiene como lema "Porque su estilo también es arte".

Más del 32% de los trabajadores por cuenta propia en Cuba son mujeres. Al tener un patrimonio menor que los hombres, les es más difícil arrancar un negocio

Más del 32% de los trabajadores por cuenta propia en Cuba son mujeres. Para ellas, el emprendimiento es un camino con mayores obstáculos debido a los prejuicios machistas que persisten en la sociedad y a las desventajas iniciales con las que parten. Al tener un patrimonio menor que los hombres, les es más difícil arrancar un negocio.

"Hice una colecta de dinero entre familiares y amigos para abrir una pizzería", cuenta Tatiana, de 38 años y residente en Sancti Spíritus. Después de dos años funcionando, el negocio tuvo que cerrar porque "no se recuperaba la inversión", cuenta a 14ymedio.

El Banco Central de Cuba ofrece créditos bancarios específicos para los emprendedores, aunque no cuenta con microcréditos orientados a las mujeres como muchos otros países de Asia y Latinoamérica. Además, la desconfianza de los ciudadanos en el sistema bancario y la falta de información limitan el alcance de estas líneas de financiación. En el año 2014 solo 658 cuentapropistas echaron mano de este tipo de recurso, apenas el 0,1% de los trabajadores privados registrados en el país en ese momento, según la prensa oficial.

Para Tatiana otro de los principales escollos en el camino hacia su propio negocio fueron la ausencia de un mercado mayorista donde comprar harina, queso o tomate de una manera estable y a precios más favorables.

En la misma idea incide Betsy Alfonso. "He ido aprendiendo sobre la marcha a llevar la administración y las finanzas. Me asesoré antes con personas que ejercen controles en empresas", cuenta la dueña del salón de belleza Cosette, "pero no es nada fácil obtener los materiales. En ese sentido, pienso que deberíamos contar con una forma de suministro estatal".

La necesidad de un mercado mayorista es un viejo reclamo del sector por cuenta propia en la Isla, pero solo en las últimas semanas se han dado algunos pasos en esa dirección. El pasado mayo se inauguró un mercado de productos agrícolas para los negocios que rentan a turistas o brindan servicios gastronómicos, pero mantiene los precios minoristas.

A los contratiempos económicos se les suma el machismo. "Las mujeres tienen unos roles asignados como cuidadoras y administradoras del hogar que lastran en no pocos casos las posibilidades de crear negocios propios", asegura un estudio publicado a mediados del pasado año por la economista Ileana Díaz-Fernández y la socióloga Dayma Echevarría-León.

"Los maridos de mujeres que tienen un negocio propio" tienen dificultades para "aceptar que ellas ganan más dinero"

El texto avala las dificultades para acceder a un capital inicial con que fundar el negocio. "El acceso a créditos bancarios se señala además como una limitante que tiene mayor peso en el caso de las féminas, ya que, por lo general, han estado alejadas de la propiedad sobre los activos y el acceso a los créditos bancarios, aún muy incipiente, requiere un grupo de exigencias a las que las mujeres pareciera tienen mayores dificultades para satisfacer: búsqueda de codeudores, estudio de factibilidad, entre otros".

En el sector no estatal las mujeres se concentran en ocupaciones "típicamente femeninas", detalla la investigación, entre ellas la elaboración y venta de alimentos o bebidas no alcohólicas, además de las labores como peluquera o manicura.

Tatiana, madre de dos hijos, debió compartir el tiempo entre su negocio y las labores hogareñas. "Mi esposo me ayudaba, pero los temas de la casa y de la escuela de los niños me tocaban a mí", asegura. "A veces llegaba de la pizzería, de estar todo el día parada en la cocina, y tenía que ponerme con las tareas escolares", recuerda.

"Los maridos de mujeres que tienen un negocio propio" tienen dificultades para "aceptar que ellas ganan más dinero". Al principio su esposo "entró en una depresión y no lo aceptaba". Peleaban todo el tiempo, hasta que él decidió dejar su empleo estatal y sumarse al negocio. "Entonces llegaron otros problemas, porque pasé a ser su jefa", cuenta.

Tras el cierre de la pizzería, Tatiana se ha quedado con una enorme deuda, pero asegura que no ha perdido el interés por "tener un negocio propio". Ahora planea dedicarse a la venta de útiles del hogar en los pequeños poblados de su provincia y está preparando un vehículo junto a su esposo para desplazarse con la mercancía.

Marta María Ramírez, periodista y fundadora de Cáñamo, gestiona una plataforma editorial transmedial. En su ámbito, los problemas están más relacionados con la falta de conectividad que afecta a toda la población, pero la situación se agrava para las mujeres una vez más.

Lamenta que muchas aparezcan "como titulares de los emprendimientos, pero los ideólogos o inversores son figuras masculinas que están a la sombra"

Ramírez ha elaborado estrategias de comunicación para negocios privados y su experiencia le hace sostener que las mujeres están menos conectadas al ciberespacio "en cualquiera de sus variantes de negocios", en parte porque no cuentan con financiamiento para ello.

"Si la desconectividad a la que nos somete el monopolio Etecsa, siguiendo designios gubernamentales, es el mayor impedimento para un acceso más democrático a internet, el embargo hace de las suyas al no permitirnos utilizar pasarelas de pago como PayPal, ni otras plataformas de micromecenazgo o crowdfunding, que serían útiles para emprendedores, mujeres incluidas", protesta.

La reportera ve "un mayor número de mujeres emprendedoras y más diversificación en los negocios, donde ya no cumplimos solo roles domésticos" pero lamenta que muchas aparezcan "como titulares de los emprendimientos, pero los ideólogos o inversores son figuras masculinas que están a la sombra".

Para Ramírez, la doble jornada laboral es una de las realidades que sitúa a las mujeres "en posiciones de total desventaja frente al género masculino". Y afirma, rotunda, que Cuba es un país "con brechas de género cada vez más grandes", consecuencia de "un machismo galopante que ni siquiera está en el debate público ni gubernamental".

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Nota de la Redacción: este reportaje fue hecho gracias al apoyo del Howard G Buffet Fund for Women Journalists de la International Women's Media Foundation.

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