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La paladar 1800 resurge tras la excarcelación de su dueño

Entre el 23 de septiembre de 2016 y hasta el pasado 1 de agosto, el local no brindó servicio y su propietario pasó dos meses en la cárcel

La paladar 1800 ha obtenido el calificativo de excelente en la página especializada en ocio y viajes Tripadvisor. (14ymedio)
Marcelo Hernández

19 de octubre 2017 - 17:11

Camagüey/El casco histórico de Camagüey vuelve a recuperar uno de sus sitios emblemáticos, aunque no se trata de una iglesia antigua, un parque, ni uno de los tantos museos de la ciudad. El restaurante privado 1800 reabrió sus puertas después de diez meses cerrado por una investigación policial.

Desde su reapertura el pasado agosto no paran de llegar clientes a la amplia casona colonial. Ninguna otra paladar camagüeyana goza de mayor reputación y los locales estatales están lejos de poder emular la variedad de su carta.

Entre el 23 de septiembre de 2016 y hasta el pasado 1 de agosto, el local no brindó servicio y su propietario pasó dos meses en la cárcel.

Edel Fernández Izquierdo no esconde su alivio por haber salido de prisión y poder retomar su negocio gastronómico, que ha obtenido el calificativo de excelente en la página especializada en ocio y viajes Tripadvisor. El pequeño empresario estuvo detenido junto a otras 11 personas investigadas por supuestos delitos económicos, pero finalmente no fue acusado de ningún cargo.

El arresto el pasado año de varios propietarios de paladares muy exitosas en Las Tunas y Camagüey fue interpretado por algunos ciudadanos como una señal de frenazo para el sector privado

El arresto el pasado año de varios propietarios de paladares muy exitosas en Las Tunas y Camagüey, entre los que se encontraba el dueño del 1800, fue interpretado por algunos ciudadanos como una señal de frenazo para el sector privado.

La situación escaló hasta un punto de incertidumbre entre los 33 titulares de paladares que laboran en la ciudad de los tinajones, en la que en noviembre del pasado año se convocó una reunión entre los propietarios de restaurantes particulares y representantes del Gobierno, junto a funcionarios de varios organismos estatales.

En ese encuentro las autoridades denunciaron que en las inspecciones realizadas al sector encontraron irregularidades, como la presencia de trabajadores no contratados en los establecimientos, retrasos o subdeclaración en el pago de impuestos a la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT), ilegalidades constructivas y comercialización de mercancía no autorizada.

Jesús Polo Vázquez, vicepresidente de Economía del Consejo de Administración Provincial, detalló también a la prensa oficial que los registros y arrestos solo eran acciones encaminadas a "la legalidad en el ejercicio de la gestión no estatal", y que mientras los locales cumplan lo establecido por la ley ninguna instalación sería "cerrada injustificadamente".

El vicepresidente de Economía del Consejo de Administración Provincial dijo que mientras los locales cumplan lo establecido por la ley ninguna instalación sería "cerrada injustificadamente"

Ahora, Hernández Izquierdo se siente feliz de continuar con el negocio a su nombre, a diferencia de otros propietarios investigados que cedieron la titularidad de sus paladares a algún familiar para poder mantenerlas abiertas. Este es el caso del restaurante La Herradura en el reparto Villa Mariana, cuyo dueño anterior, Papito Rizo, también fue arrestado.

Hernández Izquierdo retomó su negocio tras pasar dos meses en la cárcel camagüeyana Cerámica Roja y la investigación policial, que finalmente nunca llegó ante un tribunal, continúo su curso tras la excarcelación.

Desde su reapertura el restaurante de Hernández Izquierdo no tiene "ni la mitad de las bebidas" con las que contaba antes porque durante el registro policial una parte de las botellas fueron incautadas y aún no han sido devueltas, aunque el propietario no pierde la ilusión de que algún día sabrá "qué fue de ellas".

A las afueras, bajo el intenso sol de octubre, un guía turístico explicaba este fin de semana a un grupo de canadienses que el 1800 sirve la mejor comida cubana de la zona. Uno de los visitantes se interesaba también por la arquitectura de la amplia casona ubicada justo en la Plaza San Juan de Dios, corazón turístico de la ciudad.

La paladar es visitada fundamentalmente por turistas extranjeros y cubanos residentes en el exterior, pero no faltan los comensales locales que vienen buscando calidad y buen servicio.

Hernández Izquierdo cuenta con una licencia de "elaborador vendedor de alimentos y bebidas" para ejercer su trabajo en el sector hostelero.

Las autoridades locales han redoblado en los últimos meses las inspecciones para garantizar el estricto cumplimiento de las normas que rigen el funcionamiento de estos locales

El límite de la licencia es estricto y Hernández Izquierdo no quiere ni oír hablar de exceder sus competencias. "Si quiero tener aquí a un señor haciendo tabacos para venderlos eso no está permitido, entre otras cosas porque no existe esa licencia autorizada", reflexiona el dueño.

Las autoridades locales han redoblado en los últimos meses las inspecciones para garantizar el estricto cumplimiento de las normas que rigen el funcionamiento de estos locales. Ninguno puede contar con más de 50 sillas, deben respetar las horas de apertura y cierre y abastecerse en exclusivo de productos comprados con factura en las tiendas del Estado, según confirman varios propietarios consultados por este diario.

En agosto pasado el Gobierno cubano paralizó temporalmente la entrega de licencias a restaurantes privados y casas de alquiler para el turismo, entre otras actividades, con el fin de "regular el trabajo por cuenta propia". Hasta el momento la expedición de estos permisos no se ha reanudado

La tendencia de Edel Hernández Izquierdo es a "olvidar los momentos negativos" y volver a posicionarse en Camagüey como un restaurante de prestigio. "No por gusto estamos bien recomendados en todas las guías y en las agencias de viaje", advierte con orgullo. "Mantener el nombre y recuperar el tiempo, esa es mi meta".

"Seguiremos prestando servicio y generando empleo, a pesar de las incomprensiones a que estamos sujetos" confirma el propietario del 1800. Sonríe y agrega "me gusta lo que hago y seguiré luchando".

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