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El estudiantado cubano, particularmente los de secundaria y universitarios, está harto de las restricciones y conculcación de sus prerrogativas ciudadanas por parte del totalitarismo

El encarecimiento de los servicios telefónicos que provee el Estado a través de Etecsa fue la detonante de protestas de estudiantes. / Radio Rebelde
Pedro Corzo

22 de junio 2025 - 09:19

Miami/Las recientes protestas de los estudiantes en Cuba hacen soñar por el retorno de los tiempos en que ese sector transitorio de la sociedad cubana era un demandante constante y justiciero de sus derechos.

El estudiantado cubano, particularmente los de secundaria y universitarios, está harto de las restricciones y conculcación de sus prerrogativas ciudadanas por parte del totalitarismo, de ahí, que el encarecimiento de los servicios telefónicos que provee el Estado a través de una de sus entidades, la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba Sociedad Anónima, Etecsa, haya sido un detonante de la frustración y falta de esperanzas de una vida mejor de toda la población, particularmente los jóvenes.

El monopolio de Etecsa, según artículo publicado por el Nuevo Herald, es propiedad, al menos parcial, de empresas militares cubanas, los verdaderos dueños de la Isla.

El monopolio de Etecsa, según artículo publicado por el Nuevo Herald, es propiedad, al menos parcial, de empresas militares cubanas, los verdaderos dueños de la Isla

Estos esbirros uniformados han ganado millones de dólares vendiendo servicios telefónicos a cubanos que residen en el extranjero para sus familiares que viven en Cuba. Más aún, afirma la columnista Nora Gámez, “documentos financieros secretos obtenidos por el Miami Herald muestran que Rafin S.A., una empresa controlada por los militares con una participación importante en Etecsa, tenía 407 millones de dólares en efectivo en agosto del año pasado”.

La ineficiencia y voracidad del sistema totalitario cubano son equivalentes. Sus funcionarios rechazan desarrollar actividades productivas que rindan beneficios, pero adoran los medios que les permiten disfrutar a ellos y su prole de una vida mejor como lo evidencia el hecho de que Manuel Anido Cuesta, el hijastro de Miguel Diaz-Canel con la titulada primera dama de Cuba, Lis Cuesta, graduado en Derecho por la Universidad de La Habana, esté matriculado en el Programa de Fiscalidad Nacional para Profesionales del IE University Business School en Madrid.

La suma acumulada por estos socios de Etecsa es tan notable que no es posible que Diaz-Canel la haya gastado inscribiendo al hijo de su esposa en la universidad madrileña o los hijos de otras damas en diferentes alto centros de estudios, mientras los estudiantes de a pie de la Isla no pueden acceder, por sus altos precios, a los servicios de la única telefonía celular existente.  

Las protestas de los estudiantes y del resto de la población son muy importantes. No sabemos por cuánto tiempo se extenderán, pero aun así muestran el agotamiento masivo de la población que se refleja con máxima idoneidad en el alto número de prisioneros políticos más de seis décadas y media después de la llegada de los Castro al poder.

Cuba es una pradera extremadamente seca, han sido 66 años en los que el fracaso gubernamental ha ido acumulando los malignos residuos de sus errores, mentiras, planes malogrados, miseria y muerte, lo que hace muy posible que el más humilde de los reproches desate una cadena de acontecimientos que desplace a la clase gobernante y abra paso a cambios trascendentales.

Las protestas de los estudiantes y del resto de la población son muy importantes. No sabemos por cuánto tiempo se extenderán, pero aun así muestran el agotamiento masivo de la población

Provocar la chispa redentora que prenda los campos insulares, áridos por el totalitarismo, está en manos de los cubanos. Ejemplos en la tierra en la que nacimos sobran, como fue el caso del 12 de enero, vísperas del asalto a la ciudad de Bayamo, Oriente, cuando un grupo encabezado por Pedro Figueredo Perucho, autor de la letra de La Bayamesa, decidió prenderles fuego a sus hogares.

Los estudiantes cubanos, sobre todo los universitarios, tuvieron un rol particularmente justiciero en los tiempos republicanos, y Fidel Castro se apresuró en neutralizarlos en los meses iniciales del triunfo de la insurrección cuando decidió asumir el control de la Federación Estudiantil Universitaria, entidad que se ha plegado por décadas a la voluntad totalitaria como lo evidencia la declaración del presidente nacional de esa organización, Ricardo Rodríguez González, quien acusó “a supuestos enemigos de manipular las recientes expresiones de malestar en universidades del país, tras el aumento de tarifas anunciado por la estatal”.

Los estudiantes, como el resto de la población, están forzados a reclamar sus derechos. El general Antonio Maceo lo dijo: “La libertad se conquista con el filo del machete, no se pide; pues mendigar derechos es propio de cobardes incapaces de ejercitarlos".

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