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Percepción de riesgos

Reinaldo Escobar

27 de junio 2014 - 20:09

Son muchos los que pretenden imprimirle a sus pronunciamientos el sello de identidad del discurso oficial. Para lograr mimetizarse y alcanzar la homogeneidad con ese lenguaje, seleccionan ciertas palabras, algunas frases e incursionan en formas de decir típicas de textos periodísticos, disertaciones académicas o alegatos jurídicos.

Uno de los más recientes elementos idiomáticos de esta naturaleza consiste en un curioso binomio en el que por una parte está el concepto de “percepción de riesgos” y en el otro “la vulnerabilidad”. Meteorólogos, epidemiólogos, especialistas de seguridad vial, economistas, no dudan en afirmar que en la medida en que se haga más elevada y precisa la percepción de determinado riesgo, podrá reducirse la vulnerabilidad de las presumibles víctimas de un peligro.

Confieso mi desconocimiento del origen de esta ecuación, que no solo me parece lógica, sino hasta lúcida. Sospecho que ha sido importada del entorno académico internacional –quizás de la estrategia militar o el lenguaje científico- cuando algún avispado miembro de alguna delegación cubana la atrapó por allá afuera para sembrarla en el fértil terreno de la falta de originalidad de la fraseología oficial. Lo curioso es que la combinación verbal no es deudora ni de la dialéctica marxista ni de la arenga de barricada. Es implacablemente fría, pero pegajosa.

Pruebe usted y confírmelo. Diga, por ejemplo, que la ausencia de información en nuestra prensa sobre hechos criminales reduce notablemente la percepción de riesgo que debe tener una persona en la calle y en consecuencia aumenta la vulnerabilidad ciudadana ante ataques criminales. Diga que el tono triunfalista de los informes ministeriales ante el Parlamento cubano no permite tener una adecuada percepción de los riesgos que amenazan a nuestra sociedad, lo que conlleva una mayor vulnerabilidad ya sea en la economía, la educación, la salud, el turismo, o lo que a usted se le ocurra.

Pongámonos a pensar en todas las vulnerabilidades que se abren ante nosotros, como grietas al borde del abismo, cuando falta la percepción sobre el riesgo que entrañan la falta de transparencia, el secretismo, la verticalidad del ordeno y mando, la poca participación ciudadana en las decisiones, la ausencia del debate político, la penalización de la discrepancia, en fin, que asusta.

Percibamos los riesgos, disminuyamos nuestra vulnerabilidad.

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