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Entre aguas sucias y basura construyen un nuevo mercado en Holguín

Holguín

El punto de venta será ocupado principalmente por cuentapropistas que fueron sacados de la cercana Feria de los Chinos

El contaminado río Jigüe pasa cerca de la zona donde se construye el mercado. / 14ymedio
Miguel García

12 de octubre 2025 - 10:23

Holguín/"Una cochinada", así califican los vecinos el nuevo mercado para la venta de alimentos y otros productos que se construye, a pocos metros de un riachuelo contaminado y rodeado de un enorme basurero, en la calle Cuba, entre Carbó y Mendieta, en Holguín. En los últimos días, las paredes de los kioscos se han ido levantando en la misma medida en que crece el malestar popular por la corta distancia entre frijoles y aguas albañales, panes y residuos de todo tipo.

"La ciudad se está llenando de este tipo de candongas", lamenta Heriberto, residente en las cercanías del punto de venta que albergará, fundamentalmente, a trabajadores por cuenta propia que fueron sacados de la cercana Feria de los Chinos. "Allí tenían unas carpas y cuando la prensa oficial se quejó de las condiciones higiénicas de esos puestos, entonces les dijeron que tenían que desmantelarlos y han venido a parar aquí, donde la suciedad es peor todavía".

El río Jigüe, con sus aguas negras por los vertidos industriales y residenciales, extiende su hedor por toda el área, próxima al Hospital General Universitario "Vladímir Ilich Lenin". Cuando los kioscos estén terminados ofrecerán alimentos importados y nacionales. Los sacos con arroz, la azúcar a granel y las cajas con cuartos de pollo congelados se venderán a escasa distancia de las bolsas con desperdicios, los montones de residuos constructivos y las miasmas que arrastra el apocado arroyo.

"Lo peor es que esto está autorizado por las autoridades locales", advierte una vecina. / 14ymedio

"Lo peor es que esto está autorizado por las autoridades locales", advierte otra vecina. La mujer considera que la precariedad económica ha hecho brotar este tipo de venduta improvisada y con una infraestructura deficiente. "Al final, todo eso termina en el cliente que se lleva a casa una mercancía que ha estado en contacto con moscas y gérmenes en ese entorno", resume. Para su sorpresa, algunos conocidos con los que ha hablado no ven la contradicción en ofrecer alimentos en un lugar tan sucio. "Nos hemos acostumbrado a vivir rodeados de porquería, eso es lo que pasa".

En unas pocas semanas, los puntos de venta estarán listos para vender lomo de cerdo, harina de trigo y malangas. Los clientes deberán sortear el fango y la mugre para llevar esa comida a casa.

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