1/12Los osados bañistas llegan y el alarde forma parte indispensable del espectáculo. Anuncian un triple salto mortal, un salto de ángel de espalda, cualquier cosa que llame la atención
/ 14ymedio 2/12No hay que exagerar, ya tirarse de pie resulta una audacia innombrable
/ 14ymedio 3/12A la derecha los dos jóvenes emprenden una carrera desde la acera de enfrente del Malecón habanero. El pavimento está caliente, los autos no tienen compasión, pero todos están pendientes de sus piernas
/ 14ymedio 4/12La adrenalina al tope y quien mencione el peligro es un flojo. Al riesgo del tráfico se le une el afilado diente de perro que los espera cuando se lancen al agua
/ 14ymedio 5/12Ya la primera parte ha sido superada. Han cruzado el Malecón descalzos y sin mirar si venía un vehículo
/ 14ymedio 6/12El joven del pantalón blanco ha comenzado su lanzamiento al agua desde un metro antes del muro. Lleva casi una hora practicando y con cada ocasión incrementa las dificultades
/ 14ymedio 7/12Muro saltado exitosamente. Solo quedan las piedras del fondo, pero esas las conocen, o creen conocerlas bien
/ 14ymedio 8/12La pierna izquierda de esta muchacha parece que va a tropezar contra las rocas. Al salir no se quejaba. Tuvo suerte o resistencia a los dolores
/ 14ymedio 9/12Cuando las muchachas se lanzan, los varones que no se han atrevido se acomplejan. El niño del short azul está seco y temeroso, sabe que la tribu no absuelve el miedo
/ 14ymedio 10/12Si no te lanzas te lanzan, de lo contrario ni te asomes. De juegos de este tipo se han derivado muchos lamentables accidentes. Finalmente no lograron lanzarlo al agua, pero aquí el perdón no es una regla
/ 14ymedio 11/12Se acerca el vigilante. Sabe lo que está pasando y camina sin prisa para darle tiempo a que escapen
/ 14ymedio 12/12¡Vámonos! La parte más divertida del asunto es que han hecho algo que no es solamente peligroso sino también prohibido. Mañana será otro día
/ 14ymedio