Una explosión de pirotecnia en las parrandas de Guayos deja seis heridos
Sancti Spíritus
Dos lesionados permanecen en estado crítico y otros dos se reportan como graves
Sancti Spíritus/Las explosivas y vibrantes fiestas de Guayos, en Sancti Spíritus, comenzaron la madrugada de este sábado con un estruendo que nadie esperaba. Una explosión en el área de pirotecnia dejó seis personas heridas, dos de ellas en estado crítico. El accidente ocurrió alrededor de las cinco de la mañana, justo cuando el barrio de La Loma se preparaba para encender la primera tanda de morteros, símbolo tradicional de las parrandas espirituanas.
Según la versión oficial publicada por el diario Escambray, los lesionados –todos hombres entre 30 y 50 años– fueron trasladados al Hospital Provincial Camilo Cienfuegos, en la capital espirituana. Dos de ellos permanecen en estado crítico y otros dos se reportan como graves. Las autoridades aseguran que el hospital “dispone de los recursos necesarios” para su atención, aunque fuentes locales afirman que el centro médico enfrenta frecuentes carencias de medicamentos, guantes y materiales de curación.
Las parrandas de Guayos, una tradición centenaria que cada año enfrenta a los barrios de La Loma y El Carmen en una competencia de carrozas, luces y fuegos artificiales, habían regresado con fuerza tras las restricciones impuestas por la pandemia. Sin embargo, detrás del entusiasmo popular persisten viejas sombras, como la falta de controles, el uso de materiales obsoletos y la precariedad general del país.
Otros accidentes similares han empañado celebraciones tradicionales en distintos municipios del centro de la Isla
La reciente explosión en el municipio villaclareño de Camajuaní, ocurrida a inicios de noviembre, aún resuena entre los habitantes de la región central de la Isla. El estallido se produjo en una nave industrial del barrio Santa Teresa–Los Chivos y generó un incendio que arrasó con el local y dañó al menos siete viviendas cercanas. Aunque las autoridades descartaron pérdidas humanas, el siniestro provocó un fuerte impacto entre los vecinos, que describieron una detonación “como si hubiera caído una bomba”. Las primeras versiones oficiales apuntaron a materiales pirotécnicos, pero testigos aseguraron que en el lugar también se almacenaban baterías de litio y tanques de oxígeno, una combinación altamente explosiva.
El caso de Camajuaní, aún bajo investigación, expuso la fragilidad de los controles industriales y de seguridad en Cuba. La falta de regulación efectiva, el empleo de materiales reciclados y el almacenamiento inadecuado de sustancias peligrosas son prácticas habituales en muchas zonas del país. Mientras los medios oficiales intentaron minimizar el hecho, los testimonios recogidos por este diario revelaron el temor de una población que vive rodeada de riesgos y sin garantías de protección. La explosión se convirtió en una alerta, aunque a menos de dos semanas se vuelve a repetir.
En años recientes, otros accidentes similares han empañado celebraciones tradicionales en distintos municipios del centro de la Isla. En 2018, una explosión en las parrandas de Remedios (Villa Clara) dejó más de 30 heridos, entre ellos una decena de menores. En aquel caso, las investigaciones oficiales culparon a “errores humanos”, pero nunca se publicaron los resultados completos.