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Faltan cemento, combustible y áridos para construir los canales del trasvase del río Toa en Cuba

La duración del proyecto estaba estimada en 20 años cuando se anunció, en 2019

La prensa oficial ha retomado el tema del trasvase Norte-Sur, del que la última vez que se supo, hace un año, fue para contar lo mismo. (Granma)
14ymedio

30 de enero 2023 - 20:16

La Habana/El trasvase Norte-Sur, con el que se pretende mejorar el abastecimiento de casi 300.000 habitantes y el riego de 28.000 hectáreas llevando el agua de los ríos Toa y Yateras al valle de Guantánamo, no llegarán a verlo muchos de los habitantes de la provincia que lo esperan con ansiedad. La duración del proyecto estaba estimada en 20 años cuando se anunció en 2019 pero las noticias más recientes indican que habrá que calcular más tiempo aún.

Según una nota del diario local, Venceremos, se está trabajando con solo el 30% del combustible requerido y los áridos vienen desde Santiago de Cuba y Cajobabo, que aunque está en Guantánamo, queda a más de 100 kilómetros, la misma distancia que a la capital oriental de la Isla. Ambos factores, según el director de la empresa constructora, "retrasan el avance de la obra".

La prensa oficial ha retomado un tema del que la última vez que se supo, hace un año, fue para contar lo mismo: la gran obra de ingeniería avanza pero a un ritmo increíblemente lento. Faltan cemento, combustible, equipamiento, lubricante y áridos, lo que pone más que cuesta arriba la conclusión de un proyecto que en sí mismo ya conlleva largos plazos.

El trasvase tiene previsto aportar 230 millones de metros cúbicos de agua y, además de mejorar la cría de peces y ahorrar combustible de los traslados de agua por carretera, generará 27.000 empleos y ahorrará un número indeterminado de toneladas de CO2. De sus bondades se podrían beneficiar los habitantes de la ciudad cabecera provincial, pero también de las comunidades de Manuel Tames, Ciro Frías, Héctor Infante, Honduras, Jamaica, Casimba, El Sigual, que contarán con un agua de mayor calidad.

La prensa oficial ha retomado un tema del que la última vez que se supo, hace un año, fue para contar lo mismo: la gran obra de ingeniería avanza pero a un ritmo increíblemente lento

Hasta la fecha, se han realizado el montaje y prueba de la central hormigonera, que debe estar en funcionamiento para proveer de los grandes volúmenes de mezcla necesarios, el revestimiento de los taludes de los portales de entrada y salida de los túneles y el de esas galerías.

Orlando Hernández Carralero, director de la empresa de construcción que lleva la obra, explica, sin embargo, que aún queda parte del trabajo por hacer ya que, aunque la central produce los 400 metros cúbicos de hormigón que debe, aún faltan el almacén, el muro de protección de las tolvas y la zona de carga de camiones.

El funcionario dio todo tipo de detalles técnicos de la obra y concluyó situando en 300 los metros que deben estar terminados cuando acabe el año, del total de 580 que tiene el primer túnel. Pero la obra es monumental, según se desprende de la descripción completa. Los trabajos principales consisten en la construcción de la presa Yateras (que retendrá el agua en El Corojo, situado en el municipio de Manuel Tames), cinco derivadoras, cuatro pequeñas centrales hidroeléctricas, 53 kilómetros de canales, 16 de túneles y 6,5 de tuberías maestras.

Cada fase debía abarcar unos cinco años y el costo total estaba estimado en 863 millones de pesos. Con la obra ya iniciada, en 2021, Guantánamo vivió una sequía extrema que dejó las reservas de agua en el 37% y provocó que más de 100.000 personas vieran reducidos los niveles de abastecimiento desde los 800 litros por segundo a tan solo 200, con ciclos de abasto de incluso nueve días.

Según la prensa oficial, más de 200 poblados guantanameros carecen de redes de abastecimiento y reciben el agua mediante camiones cisterna, llegando a 33.000 las personas que se ven obligadas a esperar dos semanas o incluso un mes para recibir la entrega siguiente.

Además, tampoco hay medios para almacenar el agua ni comercializarla, y la provincia cuenta con apenas 11 pipas por falta de repuestos, lo que dificulta llegar a toda la población, por lo que las autoridades daban por bien empleado el gran gasto del macro proyecto.

Un lector de la prensa oficial no ha dudado en recordar que el geógrafo Antonio Núñez Jiménez frenó hace años el proyecto de una presa en el río Toa por su nefasto impacto ecológico. Sobre este trasvase, ningún ambientalista se ha pronunciado.

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