Ajena al huracán y a los damnificados, la francesa Bouygues sigue construyendo hoteles en Holguín
Construcción
Las autoridades regañan a los medios estatales que se interesan por la fábrica de módulos: “Olvídense de esa planta”
La Habana/Mientras el Gobierno no cesa de culpar al bloqueo por la falta de materiales para la construcción, y en mitad de una nueva crisis provocada por el huracán Melissa, que dejó más de 76.000 viviendas afectadas en el oriente del país, una enorme fábrica se dedica exclusivamente y muy discretamente a la producción de módulos para un complejo hotelero en Holguín.
Los detalles sobre el funcionamiento de la Planta Modular de Antilla fueron revelados por el fotógrafo Juan Pablo Contreras, quién aseguró en una publicación en Facebook que las autoridades habían prohibido a los medios estatales indagar sobre las particularidades de esa gigantesca instalación, ubicada en una zona aislada. “Olvídense de esa planta. Es más, no existe. Jamás fue construida”, les dijeron a secas. Vinieron a enterarse de su enorme capacidad gracias a un video publicado por Bouygues Bâtiment International, la empresa francesa involucrada en la construcción de numerosos hoteles de lujo en la Isla, entre ellos el Iberostar La Habana de la Torre K o el Grand Packard.
El periodista Abdiel Bermúdez, presentador del Noticiero, comentó en la publicación de Contreras: “Así andamos, como si entre cielo y tierra hubiese algo oculto, y como si la censura fuera global. Penoso, una vez más”.
En el video publicado por Bouygues, se ve que la fábrica no solo existe y está en pleno funcionamiento, sino que además su magnitud es considerable. El director adjunto del polo Ramón de Antilla, Alden Angulo Roque, resalta en el material audiovisual que allí “se define el futuro de la construcción en Cuba”.
Ubicada en la península Ramón de Antilla, la planta fabrica habitaciones de lujo totalmente equipadas, que son luego transportadas por camiones de gran tamaño hacia el polo turístico emergente. La instalación se extiende sobre poco más de nueve hectáreas, con dos talleres cubiertos –de 300 metros lineales cada uno– dedicados a las estructuras y los acabados. Según Maylín García Ramírez, directora adjunta de la planta, el almacén tiene una capacidad de 6.300 metros cúbicos. Los 448 obreros que trabajan en la fábrica producen 70 módulos completos al mes, incluyendo las terminaciones de electricidad y plomería, y los entregan listos para ser ocupados.
Uno de los proyectos beneficiados es Baracutey, donde 576 de las 640 habitaciones que tendrá el hotel serán modulares. Sus directivos sostienen que, al hacerlo así, se ahorran seis meses en la terminación del proyecto.
Algunos ingenieros han propuesto reutilizar esa infraestructura industrial, precisamente, para atender a los damnificados. Yulieta Hernández Díaz, por ejemplo, sostiene que la Isla tiene “la recuperación en sus manos” si se activan los mecanismos productivos internos, se eliminan los trámites burocráticos y se aplica la tecnología modular que ya está instalada. La ingeniera añade en su muro de Facebook: “La planta está ubicada en la zona afectada. Si realmente se va a detener la construcción de hoteles y se va a invertir en el desarrollo del país, esta planta puede producir todos los núcleos necesarios. No se requiere importar. No se requiere esperar. Se requiere decidir”.
El diseñador William Sosa proponía también un proyecto llamado “Raíz Viva” para la construcción de módulos de vivienda que, según sus cálculos, equivaldrían apenas al 10% del valor de una habitación de hotel. Con su propuesta, además, se evitarían algunos de “nuestros problemas constructivos”, como el “desvío de recursos”. Curiosamente, pocos días después de publicar su propuesta, su hijo escribía en sus redes que el diseñador había sido detenido por “desobediencia”, aunque aclaraba que el único crimen de su padre era decir en las redes lo que pensaba.
Lo más lógico sería frenar la fabricación de hoteles que, en definitiva, permanecen vacíos
La pregunta que muchos se repiten ante las cifras del desastre provocado por Melissa es ¿por qué en un país como Cuba, donde supuestamente las decisiones políticas están por encima de los intereses mercantiles, no se orientó la planta modular de Antilla hacia la fabricación inmediata de viviendas para los damnificados?
La interrogante cobra más relevancia si se tiene en cuenta la brutal caída del número de turistas que visitan la Isla. Los datos del primer semestre de 2025 revelan que se registraron apenas 981.856 visitantes en todo el país, un 25% menos de los que arribaron en el mismo período del año pasado. Ante ese panorama lo más lógico sería frenar la fabricación de hoteles que, en definitiva, permanecen vacíos.
Sin embargo, la lógica de los que toman las decisiones en Cuba no parece coincidir con las necesidades de la ciudadanía, pese a las recomendaciones de varios economistas prestigiosos. Y mientras tanto, el Gobierno sigue culpando al "bloqueo" de EE UU de ser el principal responsable de la dramática situación del país y de las dificultades para atender a los damnificados del huracán.