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Una madre pide justicia por la muerte de su hijo a manos de dos policías cubanos

Fueron absueltos los agentes que detuvieron por error al joven y lo asfixiaron en una patrulla

Según Huete, la defensa del subteniente Raunel Castillo Milanés y del sargento Eudys Jiménez Matos alegó que "no existió exceso en el cumplimiento del deber". (Captura)
14ymedio

23 de marzo 2023 - 16:20

La Habana/El Tribunal Militar Territorial de La Habana absolvió a los dos agentes de la Policía acusados de matar al joven Exduyn Yoel Urgellés Huete en el municipio de La Lisa el pasado 7 de octubre. Milagros Huete, su madre, guardó silencio todos estos meses por miedo a las represalias, pero este martes encaró a los oficiales en una entrevista con el medio independiente CubaNet: "¡Ustedes me mataron a mi hijo!".

Según Huete, la defensa del subteniente Raunel Castillo Milanés y del sargento Eudys Jiménez Matos alegó que "no existió exceso en el cumplimiento del deber". La madre del joven opina lo contrario: ambos agentes, dice, ignoraron los signos vitales y la aplicación correcta de la llamada técnica de contención, una maniobra destinada a inmovilizar a un detenido.

Su hijo y uno de sus amigos, llamado Yunieski, que se dedicaban a la venta ilegal de aromatizantes, fueron testigos de cómo la Policía realizaba un operativo para detener a un ladrón de cadenas de oro en La Lisa, relata ahora la mujer. Al llegar a la escena, encontraron a un grupo de personas que salieron corriendo del lugar y, por instinto, Urgellés también se lanzó a correr, pues dos semanas antes se le había impuesto 2.000 pesos de multa por dedicarse al comercio informal.

Urgellés tenía una hija menor de edad y la venta de aromatizantes era el único medio de subsistencia que había podido encontrar, cuenta su madre. "Entiendo que está mal hecho, pero era lo que él trabajaba", dice.

Desoyendo su relato, asegura Huete, los policías introdujeron a su hijo en la patrulla cabeza abajo y tuvieron una conversación sobre la técnica de contención

El agente Castillo le dio alcance al joven y roció sus ojos con espray de pimienta. "Le ponen las esposas, le dan golpes y lo tiran al piso", narra Huete, a quien le consta –por haber consultado la documentación del juicio– que el oficial Jiménez se unió al interrogatorio. Le preguntaron por el robo de una cadena, pero Urgellés declaró que no sabía nada de ese asunto e intentó explicar la razón por la que se había lanzado a la carrera.

Desoyendo su relato, asegura Huete, los policías introdujeron a su hijo en la patrulla cabeza abajo y tuvieron una conversación sobre la técnica de contención. Preguntado por su compañero, Jiménez respondió que no sabía cómo efectuar la técnica y Milanés procedió a mostrarle el modo de aplicarla.

Introdujo su brazo izquierdo entre los brazos esposados de Urgellés y movió su cabeza adelante y atrás. Después de la "demostración", Jiménez intentó aplicar por su parte la técnica en "las mismas condiciones y sin necesidad de usar la fuerza", pues, declararon, el detenido se mantenía "tranquilo y comunicativo".

Acto seguido, la patrulla se dirigió al policlínico Aleida Fernández, en busca de la víctima del robo de la cadena que había motivado su presencia en el lugar, presuntamente para tomar su declaración, pero ya la persona había sido dada de alta. Salió nuevamente el carro hacia la unidad de Policía de La Lisa.

Al llegar a la estación, uno de los agentes notó que de la boca de Urgellés emanaba espuma. "Inmediatamente" le quitaron las esposas, afirma el documento judicial consultado por su madre, y lo llevaron al policlínico Cristóbal Labra, a dos kilómetros de distancia y a donde "llegaron pasados pocos minutos".

Urgellés ingresó con un paro cardiorrespiratorio, en estado cianótico y sin signos vitales positivos. Durante 30 minutos se le aplicó reanimación y masajes cardíacos, pero finalmente fue declarado muerto por "asfixia".

Durante el juicio, en el que estuvo presente Huete, el fiscal militar Gabriel Pérez Lázaro desestimó los argumentos del abogado del joven, Pedro Roberto Valdés

Durante el juicio, en el que estuvo presente Huete, el fiscal militar Gabriel Pérez Lázaro desestimó los argumentos del abogado del joven, Pedro Roberto Valdés, y afirmó que ninguno de los dos agentes, ni tampoco el chofer de la patrulla en que había sido detenido, "tenían que estar atentos" a otra cosa que no fuera la "detención" efectiva de Urgellés.

"El resultado del juicio fue libertad para los dos policías", afirmó, frustrada, su madre, que en aquel momento espetó a Castillo y a Jiménez que habían asesinado a su hijo.

Exduyn Yoel Urgellés Huete solía trabajar como panadero en La Lisa hasta que, según su madre, fue designado al puesto de hornero. Tras quedarse dormido varias veces y quemar el pan, comenzó a tener problemas en el trabajo, que finalmente abandonó. Poco después, ante la imposibilidad de conseguir un trabajo legal, él y su amigo Yunieski iniciaron la venta de aromatizantes, cuenta Huete.

La viuda de Urgellés, Yuraimy Galdo Pérez, aseguró a CubaNet que el joven era "un excelente padre". "La niña, desde que papá perdió la vida, todos los meses se enferma", dijo y agregó: "Es otro caso más que se queda impune".

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