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Propaganda y ruina, las dos caras de un edificio en Cuba

Matanzas

Las banderas en los altos inmuebles de Peñas Altas, en Matanzas, apenas ocultan el deterioro, que pone en riesgo a vecinos y transeúntes

"Siempre que voy a entrar o a salir lo hago lo más rápido que puedo, pues no es la primera vez que se desprenden pedazos de los balcones y de las columnas exteriores". / 14ymedio
Julio César Contreras

06 de mayo 2025 - 12:08

Matanzas/Visto de costado parece majestuoso, pero el edificio de 13 plantas del barrio de Peñas Altas, en la ciudad de Matanzas, solo tiene un lado impecable. La gigantesca bandera cubana, de 44 metros de alto, pintada en una parte de su fachada, apenas logra ocultar la ruina que se cierne sobre el resto del inmueble, un deterioro que pone en riesgo la vida de sus residentes y de quienes pasan cerca. 

Hace cuatro años, el rostro de la ciudad cambió con la inauguración del enorme mural, de fuera con la firma del artista plástico Jesús Alberto Mederos Martínez. Para la ocasión, la prensa local se llenó de titulares alabando la mayor enseña cubana del mundo, pero el resto del bloque de concreto ni se enteró de las brochas y los andamios que se movilizaron para la ocasión.

Ahora, los vecinos del inmueble, construido en los años del subsidio soviético y que remeda la arquitectura del otrora bloque comunista de Europa del Este, se cae a pedazos. Esta semana, un trozo del concreto de un balcón impactó justo al lado de un niño que, junto a su padre, estaba en ese momento entrando al edificio. "Cayó al lado de mi hijo más pequeño, rozándole el hombro, le rompió el pulóver y apenas le hizo un rasguño", publicó alarmado en redes sociales el hombre.

Un cartel de "Patria o muerte venceremos" deja en claro la prioridad de la propaganda sobre las inversiones para mejorar la vida de los residentes

Mientras que los parapetos de los balcones, cuarteados y con el acero erosionado, amenazan a quienes transitan por la zona, un cartel de "Patria o muerte venceremos" deja en claro la prioridad de la propaganda sobre las inversiones para mejorar la vida de los residentes. Bajo las letras de la consigna, de un rojo intenso, los muros del también conocido como "edificio del Polineiso" por el restaurante ubicado en su última planta, se ven cuarteados, sucios y abofados en algunas partes. 

"Siempre que voy a entrar o a salir lo hago lo más rápido que puedo, pues no es la primera vez que se desprenden pedazos de los balcones y de las columnas exteriores", aseguró este lunes a 14ymedio una vecina del lugar, residente en uno de los pisos más altos desde que se inauguró el inmueble. En aquellos años, el complejo de edificios modernos de Peñas Altas era visto como un adelanto del futuro y de la consagración del modelo cubano y su producto más acabado: el hombre nuevo.

Silvia no deja de comparar el presente con aquellos recuerdos juveniles, cuando decenas de familias, todas muy integradas al sistema y estrictamente filtradas, se mudaron a un edificio impecable, de amplios pasillos, acogedor lobby y vista espectacular de la bahía y la ciudad de Matanzas. Si entonces los ascensores atraían la curiosidad de muchos que nunca habían usado un elevador, en estos tiempos que corren se han convertido en un dolor de cabeza debido a los problemas técnicos y los largos apagones.

El mural con la estrella solitaria y las barras blancas y azules forma parte del complejo artístico 'Mis banderas', dedicado a Fidel Castro e inaugurado a finales de 2021 / X/Jancel Moreno

Silvia prefiere subir por las escaleras diariamente hasta su apartamento para evitar quedarse trabada durante un corte eléctrico o padecer las sacudidas del aparato, dañado por el paso del tiempo y las mudadas que lo recargan con muebles y cajas pesadas. La mujer no esconde el mal sabor que le deja el contraste entre el simbolismo que ha cobrado el edificio con su enorme enseña nacional en un costado y la realidad que se vive en su interior. El mural con la estrella solitaria y las barras blancas y azules forma parte del complejo artístico Mis banderas, dedicado a Fidel Castro e inaugurado a finales de 2021, cuando la ciudad de Matanzas arribó a sus 328 años de fundada. 

"Nosotros no salimos tan mal porque al menos nos tocó la bandera cubana", ironiza otro residente, señalando uno de los edificios que componen el conjunto y que fue decorado con la bandera del Movimiento 26 de Julio y los grados de comandante en jefe. Vistos desde lejos, ambos inmuebles conforman una imagen que los fotógrafos de la prensa oficial persiguen y los funcionarios ensalzan.

En la distancia corta, sin embargo, la vida no lleva colores tan intensos. "Estos pasillos en la noche están tan oscuros que únicamente bajo de mi casa cuando tengo una necesidad extrema", explica Silvia. A la escasa visibilidad hay que añadir los desniveles y huecos en los escalones. "Hace poco un vecino mío se cayó al poner el pie en una parte donde ya no había concreto por encima de la cabilla. Si ponemos luces, se la roban y si planteamos la necesidad de hacer una reparación, nos dicen que no hay recursos", asevera la mujer.  

"Nada más que te acercas se siente la peste a orina, porque hay gente que usa las áreas de la planta baja como baño público" / 14ymedio

Las filtraciones de agua entre pisos también acosan a los moradores. "Las tuberías están podridas. El debilitamiento de columnas y encofrados ya es apreciable. Nada más hay que ver las grietas para percatarse de un posible colapso", detalla otro residente, conocedor de cada detalle de un edificio en el que habita desde hace más de tres décadas. "No será hoy ni mañana, pero si no se toman medidas a tiempo puede suceder una desgracia", asegura con el conocimiento que le da su trabajo como albañil.

Además de los habitantes del edificio, decenas de clientes acuden todos los días a la Oficina del Registro de Consumidores (Oficoda) ubicada en la planta baja. También a ras de suelo está la bodega de productos racionados y otros establecimientos estatales que muestran una cola permanente. Sobre las cabezas de los que aguardan para realizar un trámite o comprar su cuota de alimentos subsidiados penden trozos de concreto a punto de desprenderse, cabillas oxidadas y viejas carcasas de aires acondicionados que se pudren bajo el sol.

El restaurante El Polinesio, en el último piso, tampoco se salva de la debacle. Con el lema "por una gastronomía de altura" el local estatal pasa la mayor parte del tiempo cerrado debido a la falta de suministros y los problemas con su infraestructura. Reinaugurado en 2023, después de dos años cerrado y tras una inversión de 18 millones de pesos, el comercio padece especialmente la falta de electricidad.

Humedades en el interior del "edificio del Polinesio", en Matanzas. / 14ymedio

"Se dice fácil pero 13 pisos por la escalera para sentarse a almorzar espantan a cualquier cliente", reconoce el albañil. El estado del edificio tampoco ayuda mucho. "Nada más que te acercas se siente la peste a orina, porque hay gente que usa las áreas de la planta baja como baño público", denuncia. "Está claro que este lugar no invita a venir a comer, ni a vivir, yo mismo sigo aquí porque no he podido mudarme, la gente ve estos edificios de microbrigada como una maldición".

Si en los años 70 y 80 los altos bloques que comenzaron a erigirse en las principales ciudades cubanas eran vistos como un adelanto de la modernidad a la que entraría con ritmo acelerado todo el país, pero, con el paso del tiempo, el deterioro y la evidencia de las limitaciones de esos proyectos hechos con materiales baratos, prisas en el cronograma constructivo y falta de mantenimientos posteriores, le ganaron una pésima reputación.

Basta que un clasificado deslice que el apartamento que se vende o permuta está ubicado en un edificio de microbrigada para que los posibles interesados huyan espantados. En contraposición, los anuncios que subrayan que se trata de una vivienda “capitalista”, construida antes de enero de 1959, garantizan un mayor éxito de la operación. La diferencia de precio y de velocidad con que se mueven estas propiedades difiere también mucho. Las construidas para el hombre nuevo valen menos y tienen una baja demanda.

Si, además, el comprador se entera de que el apartamento a la venta está ubicado en el "edificio de la bandera", probablemente en su rostro se forme un rictus de desagrado, tan evidente como notable es en el paisaje matancero la enseña del triángulo rojo pintada en el costado del inmueble.

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