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Benicio del Toro, bajo la piel de Pablo Escobar

'Paraíso perdido' narra el ascenso económico y el declive moral de uno de los personajes más controversiales de América Latina

El actor Benicio del Toro recibe el premio Coral de Honor del Festival de Cine de La Habana. (14ymedio)
Zunilda Mata

08 de diciembre 2014 - 07:50

La Habana/La extraña fascinación que provocó Pablo Escobar en muchos de sus compatriotas se ha extendido también a Cuba. Hace un par de años, el serial televisivo Escobar, el patrón del mal se convirtió en un fenómeno viral en las redes alternativas de audiovisuales. Esta semana, la historia de un hombre que llegó a tener más poder que cualquier presidente ha regresado a través de la película Paraíso perdido, presentada este domingo en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.

El laureado actor Benicio del Toro se transmuta en uno de los personajes más controversiales y pavorosamente carismáticos que tuvo América Latina durante el siglo XX. ¿Benefactor o criminal? ¿Héroe popular o delincuente peligroso? Esas interrogantes rodearon la existencia de quien alternaba el comportamiento de un padre amoroso con la crueldad de un asesino. En esta ocasión, la cinta ha preferido narrar la historia de su ascenso económico y su declive moral a través de la perspectiva de Nick, un joven irlandés que va a Colombia de vacaciones y termina enamorándose de la sobrina de Escobar.

A partir de una historia de amor, el director Andrea Di Stefano reproduce el horror de un hombre cuyo poder le permite decidir sobre la vida y la muerte de otros, sobre la política de su país y hasta situaciones que trascienden las fronteras colombianas. Es precisamente esa desmesura a la hora de ejercer la autoridad lo que va creando una fuerza centrífuga alrededor del criminal que arrastrará a todos los que lo rodean. A Escobar se le cree responsable de más de 10.000 asesinatos y el cartel de Medellín, que fundó, le permitió convertirse en uno de los hombres más ricos y también más buscados del mundo.

La impactante metamorfosis del actor en el narcotraficante colombiano fue lo que atrajo a la mayor parte de los asistentes

En la sala repleta del cine Yara, anoche Del Toro recibió el Premio Coral Honorífico, concedido por el Festival. Sin embargo, la multitud no había ido a ver al intérprete sino al personaje. La impactante metamorfosis de este boricua en el narcotraficante colombiano a quien llamaban el Zar de la cocaína fue lo que atrajo a la mayor parte de los asistentes. Los cubanos siempre han sentido fascinación por los carismáticos y los poderosos, aunque no sean precisamente modelos de virtudes.

Otro elemento que atrae la atención sobre la figura de Pablo Escobar es su presunta relación con el escándalo de narcotráfico que sacudió a la cúpula militar cubana con la llamada Causa 1 de 1989. Al tirar de la cuerda en las operaciones de traslado de drogas en las que se involucraron oficiales como el coronel Antonio de la Guardia y el capitán Jorge Martínez, bajo el mando del general Arnaldo Ochoa, ésta conduce hasta el hombre que escapó de la cárcel en 1992 y murió con apenas 44 años, abatido por la policía, odiado por muchos y venerado por otros tantos.

Algunos llegaron al Festival en busca también de las conexiones del Gobierno de Cuba con la historia de Escobar

Algunos llegaron hasta el Yara ayer en busca de las conexiones del Gobierno de Cuba con la historia de Pablo Escobar. Quizás alguna frase, un gesto o un simple nombre dicho como al descuido pudiera agregar algo de luz sobre una historia que la prensa oficial cubana ha evitado y silenciado. No ocurrió así, pero no hubo decepción tampoco.

Benicio del Toro demostró que es un actor con mayúsculas, capaz de meterse bajo la piel de Pablo Escobar y transmitirnos sus conflictos internos, su maldad y el dolor que repartió con la misma eficacia con la que traficó la cocaína.

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