Bielorrusia imita al régimen cubano: liberación de 52 presos políticos a cambio de deportación
Bielorrusia
"Lo que ocurrió ayer no fue una liberación, sino una deportación forzosa", denunció la opositora Svetlana Tijanóvskaya
Vilna/La reciente excarcelación de 52 presos políticos en Bielorrusia ha sido presentada por el régimen de Alexandr Lukashenko como un gesto de apertura, pero la líder opositora Svetlana Tijanóvskaya lo ha denunciado tajantemente como una "deportación forzosa". Se trata de una estrategia cada vez más habitual entre regímenes autoritarios –que silencian a la disidencia con el exilio–, y un mecanismo que Cuba ha perfeccionado durante años y que ahora Minsk parece replicar con precisión.
Este nuevo caso bielorruso guarda similitudes notables con lo ocurrido con varios opositores cubanos como el artista Hamlet Lavastida, excarcelado en 2021 con la condición de abandonar la Isla rumbo a Polonia, tras haber sido acusado de "instigación a delinquir". O de Gorki Águila, líder del grupo Porno para Ricardo, quien relató en entrevista con 14ymedio cómo fue coaccionado a dejar Cuba y enviado directamente a México. La medida se ha repetido con decenas de voces opositoras que el régimen ha preferido exiliar que mantener en sus cárceles.
Que Bielorrusia recurra ahora al mismo patrón —ofreciendo la salida como única alternativa a la prisión— sugiere una preocupante sincronía entre dictaduras que han hecho del exilio forzado una política de Estado. El silencio sobre el paradero del opositor y ex candidato presidencial Nikolái Statkévich, quien se negó a abandonar el país, subraya los riesgos que corren quienes se resisten a ese chantaje.
Fue la propia Tijanóvskaya quien expresó preocupación por Statkévich, del que no se sabe nada desde que rechazara cruzar la frontera hacia la vecina Lituania junto con el resto de liberados. "Nos alegra ver a la gente en libertad, pero llamemos a las cosas por su nombre: lo que ocurrió ayer no fue una liberación, sino una deportación forzosa", dijo la opositora en Vilna, en la capital lituana, en una rueda de prensa conjunta con prisioneros liberados.
Todos los liberados deberían tener la opción de elegir entre marcharse o quedarse, dijo
Además, reiteró que todos los liberados deberían tener la opción de elegir entre marcharse o quedarse y señaló que habló de ello el jueves con sus socios estadounidenses, con el objetivo de que en las próximas liberaciones se ponga fin a esta práctica y que las puestas en libertad vayan acompañadas del fin de las represiones, que en este momento no solo no cesan, sino que se intensifican, denunció.
Uno de los presos liberados y el primero en intervenir, Serguéi Sparish, compañero de Statkévich y miembro de su formación, el partido socialdemócrata Narodnaya Gramada, señaló que la última vez que vio al líder opositor fue el día anterior al excarcelamiento, en la prisión del Comité de Seguridad del Estado, y aseguró que su estado anímico en ese momento era bueno.
No obstante, advirtió, Státkevich, a pesar de su buen aspecto físico, tiene problemas de salud pues padece arritmia, a veces le cuesta caminar, sufre bronquitis crónica, ha pasado covid-19 tres veces y una neumonía, superó un infarto y ha estado dos años y siete meses en una celda de aislamiento, "lo que, en esencia, es un asesinato".
Tijanóvskaya calificó las liberaciones recientes como "un paso en la dirección correcta" por parte del régimen de Alexandr Lukashenko, pero instó a Minsk a poner en libertad a todos los prisioneros políticos. "Este debe ser el primer paso hacia el diálogo nacional que el pueblo bielorruso necesita con tanta urgencia", declaró, citada por la cadena polaca de información sobre Bielorrusia Belsat y la radiotelevisión lituana LRT.
Tijanóvskaya dio las gracias a Lituania, "que reaccionó rápidamente, acogió a los presos liberados, les expidió documentos y les ayudó en la frontera"
Además, prometió seguir haciendo todo lo posible, en colaboración con la Administración estadounidense y los aliados en Europa, para que cerca de 1.300 presos políticos queden en libertad.
Tijanóvskaya dio las gracias al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, al emisario de la Casa Blanca, John Coale, a la Unión Europea, a las organizaciones de derechos humanos y, en especial, a Lituania, "que reaccionó rápidamente, acogió a los presos liberados, les expidió documentos y les ayudó en la frontera".
Otro de los prisioneros liberados, el bloguero y activista del movimiento anarquista Nikolái Dedok, afirmó que "el mundo simplemente aún no se imagina la magnitud de lo que está sucediendo en Bielorrusia". "¡Las violaciones de los derechos humanos, los abusos, la violencia de todo tipo! Violencia psicológica, física, sexual... Si empezara a enumerarlo todo, no nos alcanzarían tres ruedas de prensa para contarlo", sentenció.