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Venezuela permanece en vilo ante la posibilidad de un golpe de Estado

Ciudadanos venezolanos manifestando su apoyo al grupo de militares que se sublevó contra el Gobierno del presidente venezolano, Nicolás Maduro, el pasado fin de semana. (EFE)
Indira Guerrero

07 de agosto 2017 - 10:31

Caracas/(EFE).- En febrero de 1992 una intentona golpista pretendió cumplir la promesa fallida de encarrilar el Estado y arrancar la pobreza de Venezuela. 25 años después, la posibilidad de que un movimiento militar despierte para estremecer los cimientos de una nación atrapada en la crisis sigue latente.

Este domingo, un movimiento de una veintena de hombres uniformados, varios de ellos civiles, asaltó un cuartel militar de blindados del Ejército, uno de los más importantes del país. Aunque fueron sofocados tras haber entrado a la base, la idea del golpe de Estado renace en el vocabulario del venezolano.

El último que se produjo en el país fue en abril de 2002 y sacó brevemente del poder al fallecido presidente Hugo Chávez con la instauración de un Gobierno alternativo en un fugaz periodo de tres días.

El último golpe de Estado que se produjo en Venezuela fue en abril de 2002 y sacó brevemente del poder al fallecido presidente Hugo Chávez

El anterior a ese fue cometido por el propio Chávez, en 1992, que entonces era un desconocido teniente coronel del Ejército, y aunque fracasó en la táctica, levantó las pasiones de sus partidarios, que luego lo convirtieron en presidente en una elección democrática.

El archivo de la frágil historia republicana y democrática de Venezuela contiene otros diez alzamientos anteriores a estos últimos.

Ahora, con un Parlamento opositor pero estéril, la fiscal general Luisa Ortega, beligerante pero destituida, y las protestas callejeras disminuidas y con un liderazgo atomizado, el sector que cree en la necesidad de un cambio de Gobierno vuelve a depositar sus esperanzas en un alzamiento militar.

El propio presidente del Parlamento, el opositor Julio Borges, ha hecho la misma petición enlatando la idea en distintos envases. No hace mucho sugería desde la Cámara que cualquier uniformado que decidiera rebelarse al Gobierno para defender a los ciudadanos sería perdonado por la historia.

La consulta ciudadana promovida por la oposición pedía a los venezolanos votar en torno a tres preguntas, una de ellas para pedir a la Fuerza Armada que se apartara del Gobierno y se pusiera del lado del Parlamento, una forma de relación que no existe en la Constitución y que conduce a una vía de insurrección.

El sector que cree en la necesidad de un cambio de Gobierno vuelve a depositar sus esperanzas en un alzamiento militar

En Venezuela, la Fuerza Armada tiene una connotación superior. Los militares han permeado en casi todos los niveles de la sociedad y el Estado, dirigen buena parte de las carteras del Gabinete, las fronteras, la seguridad ciudadana, la alimentación, banca pública, gobernaciones, alcaldías, aduanas, puertos y aeropuertos.

Para el Ejecutivo es también fundamental pavonear el respaldo militar como un gesto de aprobación al Gobierno, pues el respaldo de las tropas indica una capacidad de maniobra y gobernabilidad a veces superior al que da el respaldo popular en las urnas.

Aunque gran parte del golpe se alimente del imaginario colectivo, no quiere decir que no esté ocurriendo nada dentro de la Fuerza Armada, que durante las últimas semanas ha detenido a varios oficiales por estar implicados en presuntos planes de insurrección, dos de ellos oficiales generales.

Dos exjefes de inteligencia y contrainteligencia se han vuelto cada vez más críticos con el Gobierno, y en los últimos tres meses se reestructuraron todos los mandos militares, empezando por el propio general Vladimir Padrino, dejado al frente del Ministerio de Defensa, pero separado del mando estratégico.

Miguel Rodríguez Torres, exministro de interior y exjefe de Inteligencia, explicaba en un auditorio lleno de opositores que "cualquier 'camino verde' que se quiera imponer para salir de la crisis conduce a errores históricos"

Además, se apartó a los comandantes de la Guardia Nacional, Ejército, Aviación, la Armada, y la Milicias Bolivarianas, y en sus puestos se ha nombrado a generales con lealtades probadas en los últimos años.

Analistas del tema militar subrayan el hecho de que varios de los oficiales generales que se han distanciado del Gobierno de Maduro formen parte del grupo conocido como el 4F, que acompañó a Chávez en la fallida asonada del 4 de febrero de 1992.

No obstante, uno de ellos, el mayor general Miguel Rodríguez Torres, exministro de interior y exjefe de Inteligencia, explicaba en un auditorio lleno de opositores que "cualquier 'camino verde' que se quiera imponer para salir de la crisis conduce a errores históricos".

Ayer, un grupo de uniformados asaltó un cuartel militar para robar las armas del parque y lograron penetrar una de las bases militares del grupo de blindados de Ejército más importante del país. El hecho despierta los fantasmas de un país que teme que un día amanezca de golpe.

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