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Disidente pide ayuda al exilio desde la selva colombiana

Mario J. Pentón

14 de mayo 2016 - 14:43

Miami/En el poblado colombiano de Sapzurro, cercano a la frontera con Panamá se encuentran desde hace casi una semana más de 20 cubanos que fueron expulsados del país vecino tras la medida tomada por el presidente panameño Carlos Varela de cerrar su frontera al paso de migrantes. Entre ellos está la familia Cruz, que aseguran no salieron de Cuba por motivos económicos, sino huyendo de la represión de la que eran objeto por su compromiso con los derechos humanos y las libertades individuales.

Ubernel Cruz Álvarez fue presidente de la Comisión de Atención a Presos Políticos y Familiares en la capital cubana y trabajó como periodista independiente desde 2007. Según comenta, con sus propios recursos auxiliaban a los recluidos llevándoles alimentos a las cárceles y acompañando a los familiares. Por su labor en defensa de los derechos humanos Ubernel fue detenido en más de 50 ocasiones y su familia sufrió un sinnúmero de golpizas y actos de repudio.

“Por la salud de mi hijo tuve que abandonar Cuba, de lo contrario yo estuviera muerto o preso”, lamenta Cruz. La madre del niño, Odalys Berta Sabates Reina asegura que la salud mental del menor se resquebrajó por el quehacer político de sus padres. “Desde los siete años Kevin era un niño agredido por los demás compañeritos del aula, e incluso por los profesores. En el barrio lo apedreaban y lo expulsaban de las casas debido a la lucha que llevábamos sus padres”. La ex-activista también se pregunta: “¿es posible que un niño crezca saludablemente en un país en el que su padre era golpeado brutalmente frente a él sólo por sus opiniones políticas?”

“¿Es posible que un niño crezca saludablemente en un país en el que su padre era golpeado brutalmente frente a él sólo por sus opiniones políticas?”

Ecuador fue la puerta de salida que encontraron los Cruz para escapar de la Isla el pasado 28 julio, luego de negárseles el refugio en la entonces Sección de intereses de Estados Unidos en La Habana.

“Tuvimos que marcharnos a Ecuador, porque en ese momento era un país que no exigía visado. A partir de entonces pedimos refugio político, pero nunca nos fue otorgado”, cuenta Odalys Berta. Después del terremoto del mes pasado, agrega, la situación se agravó en Ecuador y el niño se quedo traumatizado. Por eso, decidieron salir hacia Panamá Panamá con la esperanza de atravesar Centroamérica y continuar su viaje hacia Estados Unidos.

“Si hubiéramos obtenido los papeles en Ecuador, nos habríamos quedado allí, pero súmale a los efectos del terremoto, la crisis económica que ya vivía ese país y además el ser indocumentado. No teníamos opción”, recalca.

La familia cuenta que al llegar a territorio panameño se perdieron en la selva durante cinco días. “Esto hay que vivirlo para contarlo”, comenta arrepentida Sabates. “Nosotros pensábamos que moriríamos y llevábamos a nuestro hijo, todo por buscar un poco de libertad, esto es muy duro”.

Al quinto día hallaron un poblado de indígenas que los auxilió y cuando intentaban adentrarse en la selva del Darién para llegar a la ciudad de Panamá fueron interceptados por el Servicio Nacional de Fronteras de ese país, que los trasladó a la playa de La Miel para que regresaran a la parte colombiana de la frontera.

“Nosotros no somos emigrantes económicos, somos refugiados que huimos de una dictadura que no nos permite ejercer los derechos que como seres humanos nos corresponde”, afirma Ubernel Cruz.

“Nosotros no somos emigrantes económicos, somos refugiados que huimos de una dictadura que no nos permite ejercer los derechos que como seres humanos nos corresponde”

El migrante cuenta que en su travesía han perdido incluso los medicamentos que el menor necesita tomar. “Como parte de su tratamiento, el niño necesita tomar Metilfenidato y Tioridazina, pero en la selva perdimos la medicina. Hemos estado sobreviviendo aquí gracias a la ayuda de las personas que nos han acogido amablemente y nos han brindado agua y comida”, aseguró.

Su esposa dice que se encuentran en tierra de nadie y que no pueden regresar a Ecuador, donde no tenían documentos, ni a la Isla, porque allí se les perseguía.

“En Cuba yo era enfermera, trabajaba en lo relacionado con las enfermedades de transmisión sexual y el VIH, pero el Departamento de Seguridad del Estado presionó hasta que mi jefe vino un día y me dijo que si no renunciaba me despedirían por problemas políticos”.

Ubernel Cruz dice conservar frescos los recuerdos de las golpizas que recibía por militar en la oposición al Gobierno de Cuba, además de las arbitrariedades que cometían con los disidentes. “Un día me dejaron en el puente de Bacunayagua tras un arresto, me dijeron que la próxima vez me tirarían de allí, esas eran prácticas comunes de los represores. En esa ocasión me oriné del miedo”.

Junto a la familia Cruz se encuentra Yanieska Echazábal Torres, hija de Miriam Torres Balmaseda y Jorge Chaple González, una familia de opositores cubanos que ya se encuentra en Estados Unidos, pero a quienes ella no pudo seguir por no cumplir con los requisitos del programa de refugiados de la Embajada de EE UU.

Desde el remoto pueblo de Sapzurro, Cruz hace un llamado a las organizaciones del exilio para que levanten la voz por los miles de cubanos varados en el camino hacia Estados Unidos. “Yo pido a la Fundación Nacional Cubano Americana, a los congresistas cubanos y a la comunidad exiliada que se solidaricen con nuestros hermanos y que me ayuden a sacar a mi familia de aquí”.

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