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¿Hasta cuándo tanto sufrimiento?

Opinión

No es el virus el que enferma a Cuba, es el sistema

En un país sin agua potable, sin luz, sin recogida de basura, sin medicinas ni hospitales que funcionen, todo es posible, menos la vida digna.  / 14ymedio
Eugenia Gutiérrez

26 de octubre 2025 - 10:00

Madrid/Hace unos días, el ministro de Salud Pública, José Ángel Portal Miranda, se vio obligado a romper el silencio para ofrecer una explicación, cuando menos burda, ante lo que podría ser la mayor crisis epidemiológica que ha vivido la Isla en los últimos tiempos. 

Concretamente dijo: “La situación está bajo control” y “tenemos que transmitirle a la gente que no dejamos de saber que tenemos problemas, pero que estamos haciendo todo por salvarles la vida”. Con estas palabras, el ministro rompió el silencio, sí, pero siguió instalado en la negación, una práctica habitual del régimen que evita por todos los medios cualquier rendición de cuentas. Si se niega la magnitud de la tragedia, se reduce el escrutinio. 

Hoy en Cuba circulan simultáneamente tres virus: dengue, chikungunya y oropouche, junto a nueve virus respiratorios, además de un alarmante aumento de enfermedades diarreicas agudas y casos de hepatitis A. Esto supone familias enteras contagiadas, desde niños hasta ancianos, sin recursos ni asistencia adecuada. 

De las 15 provincias del país, en 12 están presentes estos virus, como reconoció recientemente el doctor Francisco Durán García, director nacional de Epidemiología, un rostro conocido por los cubanos desde la pandemia de la covid-19. Como resultado, y siguiendo los propios datos oficiales, el 80% del territorio nacional estaría actualmente afectado. 

Esa negación sistemática rompe una vez más el alma del cubano

En cuanto a la cifra de fallecidos, el mismo doctor Durán declaró el pasado 8 de octubre que ni había 11 muertos diarios, como se comentaba, ni los hospitales estaban colapsados. Otra vez el discurso de la negación, de la mentira, de la opacidad que ya nadie cree. 

Esa negación sistemática rompe una vez más el alma del cubano que sufre en carne propia la enfermedad. Muchos denuncian la falta de reactivos para identificar los virus, la escasez de sueros y medicamentos, y el colapso de los hospitales. 

Ante la ausencia de transparencia oficial y el silencio de las autoridades, han sido los propios ciudadanos quienes han asumido el papel de advertir, de denunciar y de contar la verdad de lo que está sucediendo. Son víctimas del abandono de un régimen que, en lugar de asumir su responsabilidad, traslada la carga al pueblo, exigiéndole que implemente medidas imposibles en medio de apagones interminables, falta de agua y acumulación de basura en cada esquina. 

Cuba necesita un cambio de sistema, no paliativos ni promesas vacías

Los cubanos, una vez más, dependen de la ayuda que llega desde el exilio, una ayuda que el propio régimen se ve obligado a aceptar, pero que nunca reconoce. 

La crisis sanitaria no es un hecho aislado: es el reflejo de un Estado fallido, de una crisis estructural y multidimensional que solo tiene una salida posible. No es el virus el que enferma a Cuba, es el sistema. En un país sin agua potable, sin luz, sin recogida de basura, sin medicinas ni hospitales que funcionen, todo es posible, menos la vida digna. 

¿Hasta cuándo tanto sufrimiento? ¿Hasta cuándo esta resistencia impuesta en la que siempre pagan los mismos: el pueblo cubano? Cuba necesita un cambio de sistema, no paliativos ni promesas vacías. Porque solo cuando cambie el sistema, podrá salvarse la vida. 

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