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Las telecomunicaciones en el centro de la disputa

Las oficinas de Etecsa en Pinar del Río
14ymedio

11 de diciembre 2016 - 23:02

La Habana/La saga de diferendos entre el periódico Juventud Rebelde y la empresa de servicios telefónicos Cuballama ha entrado en un nuevo capítulo. La publicación oficialista aseguró este sábado que fue desactivada “una red telefónica de carácter ilegal, montada en una casa particular del municipio de Guanabacoa” vinculada a la firma registrada en Ontario, Canadá.

En esta nueva entrega, el periodista Yurisander Guevara explica que la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (Etecsa) “bloqueó un total de 238 tarjetas SIM prepago contratadas por personas naturales para su uso en el territorio nacional”, que estaban relacionadas con lo que considera “procedimientos ilegales”.

El texto publicado en el órgano de la juventud comunista es el segundo que emplaza a Cuballama, el servicio que ofrece una de las tarifas más económicas para llamar y enviar SMS a Cuba.

En el primer artículo, el director de Operaciones del monopolio estatal Daniel Ramos Fernández declaró que la firma extranjera busca “evitar las tarifas de tráfico de voz y mensajes de texto” de las redes nacionales.

Para lograr esa rebaja en los precios, Cuballama estaría dirigiendo “el tráfico vía internet directamente a una pasarela que forma parte de una estructura fraudulenta, de esta forma lo introduce directamente a una central local”, según el licenciado en Derecho Jorge Mario Sacre.

El más reciente artículo desempolva el Decreto Ley No. 321/2013 del Consejo de Ministros de la República de Cuba que le otorga a Etecsa la capacidad de proyectar, instalar, operar, explotar y comercializar las redes públicas de telecomunicaciones en la Isla, con carácter de exclusividad hasta el año 2023. La empresa estatal determina también los importes que rigen para todos sus usuarios.

Unos precios que han sido duramente criticados tanto dentro como fuera de Cuba. Las llamadas a la Isla se cuentan entre las más caras del mundo, solo comparadas con regiones en guerra o países colapsados por una profunda crisis social o política.

Las llamadas a la Isla se cuentan entre las más caras del mundo, solo comparadas con regiones en guerra o países colapsados por una profunda crisis social o política

En Cuba “Hay una sola compañía telefónica cuya posición monopólica le permite combinar precios estratosféricos y un pésimo servicio” se quejaban un lector en la página de Juventud Rebelde, a raíz del segundo artículo contra Cuballama.

Una opinión que era contrarrestada por la lectora Lissette DVLH, para quien “parece mentira que este pueblo con tanto nivel cultural y haga comentarios rayando en la ignorancia (...) Hemos caído bien bajo si aprobamos el robo y la estafa porque venga de donde venga son delitos contemplados en el CP (código penal)”.

“Esta es la gran estafa”, apuntaba Rogelio, un usuario que este fin de semana compraba una tarjeta de recarga de telefonía móvil en el Telepunto de Etecsa de la ciudad de Pinar del Río. “El Estado no quiere que la gente haga inventos, pero lo que está haciendo también es algo ilegal: robando nuestro dinero”, inquirió en relación a los precios de la telefonía móvil en Cuba en relación a la calidad del servicio.

“Cada vez son más las personas procesadas por delitos relacionados con las telecomunicaciones”, aseguró a este diario un abogado del bufete ubicado en la céntrica calle Carlos III, quien prefirió el anonimato. “En este lugar hay varios juristas que han tenido que especializarse en el tema porque los han contratado clientes acusados de esos delitos”, apunta.

Tras el primer artículo de Yurisander Guevara, donde el reportero aseguró que no había recibido respuesta a una serie de preguntas que envió a Cuballama, la compañía publicó pruebas de un intercambio por correo electrónico. El periodista oficial se escuda en que jamás recibió en su buzón “dichas respuestas”. Un problema que achaca a que “se extraviaron en el ciberespacio”.

Rogelio: “El Estado no quiere que la gente haga inventos, pero lo que está haciendo también es algo ilegal: robando nuestro dinero”

Guevara revela en su segundo artículo que la red ilegal destapada en Guanabacoa estaba “organizada por el ciudadano Ariel Lores Báez”, quien “entre enero de 2010 y abril de 2011” operó una “red similar para llamadas de voz, en la que empleó líneas de telefonía fija y redes wifi, según consta en los archivos del Departamento Antifraudes de Etecsa”.

Según Juventud Rebelde, Lores Báez es amigo de Víctor Castro Vaquero, quien funge como presidente de Cuballama.

Un comunicado publicado el 21 de noviembre en el sitio digital de la empresa asegura que “no participamos, ni hemos participado de ninguno de los esquemas que el autor describe”, en referencia al reportaje de Guevara. Pero, el periodista oficial rebate la afirmación a partir del hallazgo de “tres antenas satelitales ocultas para la comunicación vía internet” que permitían el envío de SMS y llamadas a Cuba.

Detrás de una falsa tendedera, escondidos en tanques plásticos vacíos o cubiertos con tejas de plástico, muchos de estos receptores brindan servicios a redes de vecinos

En Cuba las antenas parabólicas están prohibidas para uso de la población. Sin embargo, cada vez más personas desafían estas restricciones legales, ya sea para ver la televisión de otros países, navegar por internet o comunicarse por videoconferencia con residentes fuera de la Isla.

Un receptor satelital, para televisión, cuesta alrededor de 500 pesos convertibles en el mercado informal, el salario de un año de un profesional de la salud. Otros modelos, que prometen descarga y subida de datos, pueden resultar más caros y necesitan ser enmascarados con más cuidado.

Detrás de una falsa tendedera, escondidos en tanques plásticos vacíos o cubiertos con tejas de plástico, muchos de estos receptores brindan servicios a redes de vecinos, que pagan una cuota mensual por ver canales extranjeros. Otros, sirven a los gestores del paquete de audiovisuales para obtener algunas de las series, filmes y telenovelas con las que nutren su oferta semanal.

Hasta el momento los texto de Yurisander Guevara han puesto el dedo en la llaga. Sin embargo, en lugar de generar suspicacia hacia Cuballama, parecen estar provocando un efecto dominó contra la empresa estatal Etecsa.

“Si hubieran competidores la competencia obligaría a bajar las tarifas y por supuesto hasta los precios de otros servicios como internet”, escribía Cacha, una de las comentaristas que mostró su inconformidad ante el reportaje de Juventud Rebelde.

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