Sube el tono entre los religiosos críticos y el régimen cubano
Iglesia
Destrozan el coche del sacerdote Lester Zayas y manipulan una foto tomada en el hogar de ancianos de la religiosa Nadieska Almeida
La Habana/“No creo, no espero, no veo nada valioso en la revolución. Tantas mentiras, tantas maneras de aplastar a mi pueblo, tantas promesas tan engañosas”. Con estas palabras se expresa este lunes la madre superiora de las Hijas de la Caridad en Cuba, Nadieska Almeida, días después de recibir una visita de funcionarios del Gobierno en el hogar de ancianos donde trabaja.
Según relata la religiosa en un post en Facebook, la visita gubernamental –“obligatoria por la subvención que es entregada a todos los hogares de ancianos y hospitales”– entraba dentro de lo normal. “No me opongo, es simple, no hay nada que ocultar y sí mucho que expresar, pues los ancianos también están sufriendo las penurias por las que atraviesa el país, con el agravante de que a muchos les falta el calor humano de su familia, ese que no sustituye nadie”, explica. Son encuentros, prosigue, que “al menos sirven para decir a alguien verdades, sin miedo, de frente y con respeto, aunque como acontece generalmente, nada se resuelve”.
Lo extraordinario sucedió después. En la cita, las autoridades pidieron hacer una foto y la monja accedió. Sin embargo, días después recibió “la sorpresa de que, sin permiso, la habían subido a las redes con la siguiente narrativa: ‘Juntos por un ideal revolucionario’”. Ello causó a Almeida “mucha molestia, como es de esperar”, y fue el motivo que la empujó a escribir su texto y arremeter contra la Revolución.
"¿Cómo puedo creer en un proyecto que sigue cobrando la vida de los jóvenes que van obligados al servicio militar? ¿Cómo creerles cuando quieren callar el llanto por hambre de nuestros niños y ancianos?"
“¿Cómo puedo creer en un proyecto que sigue cobrando la vida de los jóvenes que van obligados al servicio militar? ¿Cómo creerles cuando quieren callar el llanto por hambre de nuestros niños y ancianos? ¿Cómo creerles cuando nos vuelven a hundir en el aislamiento, la desconexión, cuando desvergonzadamente nos mienten y vuelven a insultar la inteligencia de todo un pueblo con tarifas inalcanzables para muchos?”, dice, en clara alusión al tarifazo de Etecsa. “¿Cómo esperan que trabajemos juntos si son capaces de amenazar con quitar la subvención si alguien disiente? ¿Cómo creer en este momento en que nuestros jóvenes estudiantes están siendo amenazados por reclamar sus derechos y los del pueblo?”.
Sor Nadieska es contundente: “No, no es la revolución un ideal. Es un fracaso, es una guillotina que nos va matando año tras año, es un circo donde puedes ser una marioneta que después será guardada en un baúl miserable porque ya te exprimieron hasta lo último de tu energía. Por nuestras calles vemos caminando a tantos combatientes que dicen con dolor: ‘luché por esto y me han abandonado”’. No se atreven ni a pronunciar el nombre. ¿Qué podemos esperar? Un proyecto que nos va llevando cada vez más a la miseria: oscuridad casi permanente, carbón, muerte lenta, sufrimiento y desesperación”.
Invocando el Evangelio para ofrecer esperanza y animando a “buscar la compañía” divina y “confiar”, insta también a “no callar”. Con “respeto a los que siguen creyendo en el proyecto”, refiere que “la involución de estos casi 66 años debería llevarlos a pensar que ya es hora de dejar que sean otros los que propongan un verdadero Estado de democracia, de justicia, de derechos”. Y concluye, citando al fallecido opositor Oswaldo Payá: “La noche nos pesa lo suficiente como para tener el coraje mambí y decirles de una buena vez que la noche no será eterna”.
La publicación de la religiosa tiene lugar pocos días después de que el sacerdote Lester Zayas denunciara el ataque contra su vehículo. “Es cierto que las casualidades existen pero ¿sucede siempre igual? Así amaneció nuestro carro hoy después de una noche larga de apagón en todo El Vedado, justo frente a nuestro convento”, escribió el pasado 3 de junio el sacerdote de La Habana.
Ilustraba la publicación con una imagen del vehículo con el vidrio pulverizado y la parte del radio destruida y, aunque ofrecía como primera explicación la pobreza, a continuación dejaba entender que el “acto vandálico” podía ser en realidad “una forma de venganza contra algunos por expresar el sentir común”.
El religioso se refería a un largo escrito suyo, publicado al día siguiente de que el mandatario Miguel Díaz-Canel apareciera en una nueva entrega de su podcast para ofrecer explicaciones por los apagones. Fiel a su estilo irónico, Zayas expresaba su estupor por la falta de un “buen asesor” en el dirigente de la Isla.
Punto por punto, el sacerdote repasaba los argumentos esgrimidos por Díaz-Canel, que califica de “burla grotesca, fea e inaceptable”
“Me ha resultado absolutamente perturbador ver a un gobernante –el de mi país– parado delante de miles de espectadores (y digo miles, porque otros no podían, porque no tenían corriente, y otros porque ya no ponemos la televisión), dirigirse al pueblo culpabilizándolo de lo que, de ninguna manera, puede ser culpa del pueblo”, expresaba. “¿Acaso las termoeléctricas en Cuba han estado en manos privadas? ¿Han estado en manos de mipymes? ¿Han estado en manos del pueblo?”.
Eran preguntas retóricas, que precedían a un duro señalamiento al presidente designado, al que apostrofaba: “Es el Estado que usted representa el único culpable del fracaso energético. Que si quiere usted culpar al embargo, cúlpelo. Pero el único responsable de dialogar con los que han puesto el embargo, y negociar, y pactar, y llegar a soluciones, es usted y el Gobierno que usted representa”.
Punto por punto, el sacerdote repasaba los argumentos esgrimidos por Díaz-Canel, que califica de “burla grotesca, fea e inaceptable”. “¿Qué pretende usted –y los que le asesoran–? ¿Que al llegar la corriente sigamos cocinando con carbón para no sobrecargar el SEN [sistema eléctrico nacional]? ¿Que no aprovechemos para poner el agua que hace meses no entra en muchos lugares? ¿Que sigamos a oscuras y sin ventiladores? ¿Saben acaso los que le asesoran que, cuando ponen la corriente de madrugada, las personas se levantan a esa hora a cocinar, a lavar, a adelantar las labores del hogar que, hasta ese momento, resulta imposible e inhumano realizar?”.
"Dígale a sus asesores que se monten en el carro del jefe de de la Embajada americana, que le pidan 'botella', y así se enteran juntos de cómo vive el pueblo de verdad"
Afirmar, como hizo el presidente, que el consumo sube al mediodía y que antes no era así “muestra una inmensa falta de respeto por este pueblo. El consumo subirá siempre en el horario que pongan la corriente, después de 19, 25, 30 horas de apagón”.
Y desgranaba a continuación un rosario de cosas que no se puede pedir a los cubanos, envueltos en padecimientos, como “que siga cocinando con carbón, cuyo precio es de 1.500 CUP el saco”, o que “sigan resistiendo” a los “ancianos postrados y con escaras, en cuartos poco ventilados y sin corriente eléctrica”, o que las madres “miren para otra parte cuando ven languidecer la vida de sus niños sin poder siquiera ponerles dibujos animados en la tele, para que por lo menos logren olvidar el hambre de sus estómagos vacíos”, o a los jóvenes “que aguanten”, que “renuncien a sus vidas en nombre de una ideología que ellos no eligieron, que solo heredaron y sobre la cual no han sido consultados acerca de si la quieren o no”.
De igual manera, al sacerdote le parece intolerable “criminalizar el legítimo derecho a protestar porque no hay comida, porque no hay corriente, porque cada día hay menos”, así como que llamen “delincuente” a cualquiera que grite “comida” y “libertad”.
También tiene palabras para las críticas del régimen a Mike Hammer, jefe de misión de la Embajada de Estados Unidos en Cuba, quien persiste en su propósito de visitar todos los rincones de la Isla y escuchar al ciudadano de a pie. “Lo que no se puede es condenar a un funcionario cualquiera por hacer lo que tendrían que hacer todos los cuadros del partido: mezclarse con el pueblo, dialogar con el pueblo, recoger el sentir del pueblo, incluso unirse a las protestas del pueblo, porque, en principio, ellos también son el pueblo y tendrían que saber y sentir lo mismo que los que protestan”.
Salvo, apostilla, “que eso no sea así, y entonces ya no serían auténticos representantes de este pueblo”. Así, recomienda: “Dígale a sus asesores que se monten en el carro del jefe de de la Embajada americana, que le pidan botella, y así se enteran juntos de cómo vive el pueblo de verdad: el real, no el del noticiero”.
De hacer eso, concluye, “se hubieran dado cuenta de lo absolutamente impopulares y desacertadas que han sido las nuevas tarifas de Etecsa”. “¿No saben sus asesores cuál es el salario de este pueblo? ¿Acaso no saben que el paquete de datos es el único camino que les queda a miles de madres ancianas para ver el rostro de sus hijos? ¿No saben los que le aconsejan que esas medidas solo aumentan el dolor de la lejanía y la frustración de los que, separados por la distancia, no tienen otro medio para sentirse cerca? ¿No saben ellos cuánta alegría arrebatan a través de una videollamada, cuántos ‘¡papá, te amo!’, ‘¡mamá, te extraño!’ han apagado?”, sigue cuestionando Zayas.
El texto concluye declarando que el pueblo cubano “quiere obtener el legítimo derecho a comer con dignidad, a tener 24 horas de corriente, a hablar con libertad, a ser consultado acerca de lo que quiere y desea, a no tener miedo a protestar si es preciso, con la dignidad que nos caracteriza, si sentimos que somos burlados o negados”. Si la actual dirigencia no puede permitirlo, Zayas insta a dejar “a otro el timón” para que “este pueblo se salve todavía”.