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Los libros de noviembre: arte, delirios, espías y la Feria de Miami

Literatura

El panorama editorial cubano, casi desaparecido en la Isla, se extiende en España, México y Colombia, además de EE UU

En La Habana los catálogos se reducen y los tirajes se vuelven simbólicos. / Collage
14ymedio

06 de diciembre 2025 - 08:07

La Habana/Noviembre transcurrió para Cuba con una cosecha de libros tan diversos como plurales en su geografía. Fueron obras de autores de la Isla, pero llegadas desde editoriales españolas, mexicanas, estadounidenses o colombianas, muy pocas de las instituciones nacionales. El mapa bibliográfico siguió expandiéndose este mes fuera de las fronteras y se movió entre novedades y reediciones.

Un buen ejemplo es José Martí: la invención de Cuba, del historiador y ensayista Rafael Rojas, aparecido originalmente en el año 2000 y reeditado, por tercera vez, ahora por la editorial Verbum. Que este libro vuelva a circular dice mucho de la actualidad del pensamiento martiano y de la necesidad de revisitarlo desde nuevas preguntas y nuevas urgencias. 

Rojas reconstruye, con una precisión histórica que no sacrifica la elegancia, la manera en que Martí forjó una idea de nación al mismo tiempo inclusiva y utópica, moldeada a golpe de discurso y de imaginación política. Volver a ese Martí —al que sus lectores han convertido una y otra vez en símbolo, brújula, excusa u horizonte— resulta imprescindible en un país donde el relato del pasado sigue siendo un campo de batalla.

El mapa bibliográfico siguió expandiéndose este mes fuera de las fronteras y se movió entre novedades y reediciones

También destaca en este período una investigación clave para entender las artes visuales cubanas: Modern Art in 1940s Cuba, del crítico e historiador del arte Alejandro Anreus. Se trata de un libro que no podría haber visto la luz en la Isla porque pertenece a esa categoría de publicaciones necesitadas de una confección de alta calidad, cargadas de ilustraciones y colores. Las limitaciones presupuestarias han impedido por décadas que estos volúmenes elegantes y vistosos se publiquen dentro del país.

Las casi 300 páginas del libro reconstruyen un momento esencial del arte cubano: las propuestas modernas y cosmopolitas de Víctor Manuel, Amelia Peláez, Wifredo Lam y Carlos Enríquez, así como la mirada crítica de Guy Pérez Cisneros o José Gómez Sicre. Como ha señalado el crítico Joaquín Borges-Triana, se trata de un título "altamente recomendable", no solo por lo que revela sobre la década del 40, sino también por la urgencia de rescatar una historia del arte que, dentro de Cuba, casi no encuentra espacios editoriales para circular.

El arte cubano de los 80 se reafirma en la escena editorial mediante un libro dedicado al pintor Ciro Quintana, figura imprescindible del grupo Arte Calle

En el registro íntimo regresa la poesía con la reedición, después de 24 años, de Cantar del tigre ciego, de Ramón Fernández-Larrea, publicado ahora por la editorial Arlequín, de Guadalajara (México). El poemario está acompañado de un prólogo de Eliseo Alberto (Lichi), que recupera ese tono emotivo con el que fue recibido en su primera presentación. El volumen mezcla dolor con ironía en un marco de sensibilidad y lucidez que distinguen la obra del también humorista.

El arte cubano de los 80 se reafirma en la escena editorial mediante un libro dedicado al pintor Ciro Quintana, figura imprescindible del grupo Arte Calle. El volumen Ciro Quintana, Painting as a politics of Memory —aún de circulación limitada— reúne imágenes, ensayos y testimonios sobre una obra marcada por el collage, la ironía y una apropiación transgresora de la iconografía cubana. "Somos nuestra memoria", escribe el artista, y esta entrega editorial funciona precisamente como un museo portátil de una estética que escapó siempre a los moldes del discurso oficial.

La novela El otro espía, de Humberto López Guerra, presentada en Estocolmo el 28 de octubre, se abre también paso entre los lectores. La obra reconstruye la historia real de Heinz August Lüning, el único espía alemán ejecutado en América Latina durante la Segunda Guerra Mundial, fusilado el 10 de noviembre de 1942 en los fosos del Castillo del Príncipe. Sin ser una novela histórica al uso, el libro se adentra en una Habana transformada en nido de espionaje, donde agentes del FBI, el británico MI6 y los servicios secretos cubanos y alemanes se cruzan con figuras como el embajador estadounidense Spruille Braden, el escritor Ernest Hemingway y el mafioso Meyer Lansky en una frenética caza de espías nazis, reales o inventados.

La trama sigue los pasos del agente de la Abwehr A-3779 —con nombre clave Enrique Augusto Luni— y desenreda cómo distintos servicios de inteligencia manipularon su misión y su destino. A través de escenarios que van de La Habana a Hamburgo, Berlín, Nueva York, Barcelona y Tánger, la novela revela una maquinaria política turbia, ofreciendo un thriller inquietante sobre la verdad oculta tras uno de los episodios más enigmáticos del espionaje en el Caribe.

La novela El otro espía, de Humberto López Guerra, presentada en Estocolmo el 28 de octubre, se abre también paso entre los lectores

El autor, con el seudónimo literario H. L. Guerra, arma un minucioso relato que, junto a la investigación histórica, encaja con maestría en una ficción que fluye y atrapa. Radicado en Suecia desde 1969, pero nacido en la provincia cubana de Matanzas, el escritor es considerado actualmente uno de los principales exponentes latinoamericanos de la novela de espionaje.

La ciencia ficción también ha dejado su huella por estos días. El escritor cubano Erick Mota anunció que llega una segunda edición de su novela El foso de Mabuya, de la mano de la colombiana Ediciones Vestigio. El libro crea una ucronía a partir de archivos históricos, diarios y fragmentos de bibliografía. En ese universo, familiar pero diferente, los leviatanes del mar Caribe atacan la expedición de Colón y desatan un hilo histórico paralelo. En tiempos de realidades que parecen invenciones, Mota hace honor a su afirmación: "contrario a lo que se piensa, en lugar de padecer de una sobredosis de fantasía, los escritores de ciencia ficción solemos escribir sobre el mundo real".

Para agregar más delirio a la cotidianidad, llega Cubanomicón, un libro de relatos escrito por Boris Luis Alonso Pérez y recién presentado por Ediciones Aldabón. El joven narrador, nacido en 1996 en San Miguel de los Baños, un pequeño pueblo de Matanzas devenido en ruina y nostalgia de su antiguo esplendor, donde, en 1990, se filmó Alicia en el pueblo de las maravillas, desgrana relatos fantásticos con la naturalidad del que cuenta el día a día en una Isla llena de absurdos.

La Feria del Libro de Miami se confirmó como la gran plaza del libro cubano sin filtros institucionales

La sacudida más fuerte para el lector proviene del cuento Último recurso, que describe un país donde la pena de muerte se aplica por cualquier delito. Ante el terror, los ómnibus comienzan a arribar puntuales a las paradas, los empleados ya no roban productos de los almacenes y el mercado informal desaparece. Sin embargo, la vida tiene, como banda musical, las descargas de los fusiles de un paredón que no descansa.

Por su parte, el cierre del mes tuvo sabor a diáspora. La Feria del Libro de Miami se confirmó como la gran plaza del libro cubano sin filtros institucionales. Allí confluyeron autores como Jorge Ferrer, Wendy Guerra, Legna Rodríguez, José Prats Sariol y Joaquín Gálvez, además de numerosas editoriales que hoy son, en la práctica, los verdaderos motores de la literatura cubana contemporánea. Mientras en La Habana los catálogos se reducen y los tirajes se vuelven simbólicos, Miami funciona como un territorio donde el libro cubano respira sin vigilancia y sin recortes.

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