Los cubanos esperan las nuevas gacelas chinas como agua de mayo

La Habana/Los habaneros no ven la hora de que entren en funcionamiento los microbuses Foton, procedentes de China y "en proceso de puesta en marcha", según una publicación del ministro del Transporte de hace cuatro días. Son vehículos similares a las llamadas gacelas –por la marca rusa GAZelle–, ahora tan escasas que los usuarios pueden pasar hasta dos horas esperando pasaje.

Así este mismo miércoles, en la piquera del Palacio de las Ursulinas, en La Habana Vieja, de donde parte la frecuentada ruta 19, rumbo a El Vedado. “La gente está como loca con razón, porque pasaron dos gacelas juntas y ahora no se sabe a qué hora pase otra”. 

Preguntado por la fecha en la que estarán operativos los microbuses, un chofer de los antiguos se encogía de hombros –“no sé”– aunque sí confirmó uno de los datos que han sido difundidos con ostentación por el ministro Eduardo Rodríguez Dávila: tendrán aire acondicionado.

Hace unos días, cuenta un ex conductor de gacelas a 14ymedio, empezaron a llamar a quienes hubieran trabajado en la empresa, quizá, aventura, para repartirlos en la nueva flota. Él se negó. “P’atrás, ni p’a coger impulso”, les dijo el hombre, que hace tiempo renunció a su sueldo público para ganarse la vida como chofer privado. “Entre la violencia, el enojo de la gente y la devaluación del peso, que es lo que dejan los clientes de propina, ya no vale la pena”.

En su post del pasado 31 de mayo, en el que celebraba la llegada de “100 nuevos vehículos comprados por el país para contribuir a la transportación pública de pasajeros de La Habana”, Rodríguez Dávila explicaba que darían el dato del inicio del servicio, así como las tarifas y horarios, “próximamente”.

El proyecto, detallaba el ministro, “es una de las alternativas impulsadas por nuestro ministerio con la aprobación del Gobierno central, y utilizando parte de las divisas que generan las empresas exportadoras del sistema del transporte, en este caso, de la aviación”.

A la vez, refería que los microbuses GAZelle que “actualmente se encuentran paralizados técnicamente” están siendo “reasignados” a otras provincias para ser reparados “con el apoyo del Fondo para el Desarrollo del Transporte Público y las posibilidades de cada territorio”.

La Policía se aposta en distintos puntos de la ciudad para inspeccionar las licencias y los precios que cobran los almendrones

El lunes llegaron 15 de ellos a Holguín, tal y como informó el delegado del Ministerio del Transporte en la provincia, René Rodríguez Morales. “No fue el sol quien las recibió, sino una ligera llovizna que acompañó su entrada a la ciudad”, escribía el funcionario en sus redes sociales con boato y sin decir que primero tendrán que recomponerse. “No llegaron en silencio. Traen consigo la promesa de un transporte más digno, más ágil y más cercano a las necesidades de la población. A pesar del clima, su llegada fue una imagen esperanzadora: máquinas regeneradas que representan nuevas oportunidades para la movilidad de nuestro territorio”.

Según datos de la propia empresa estatal Taxis-Cuba, encargada de la operación de las gacelas a través de su filial Metrotaxi, de los 435 microbuses asignados a las 23 rutas de la capital, menos de 200 estaban operativos en abril. A esto se suma el promedio diario de 40 a 45 vehículos que abandonan el servicio por fallas técnicas. Muchos de ellos han superado los 600.000 kilómetros de recorrido sin el reemplazo de piezas ni un plan serio de mantenimiento. El parque vehicular está al límite. 

A la falta de piezas se suman otros factores como “el mal estado de las calles y las indisciplinas sociales”, en palabras del ministro, aunque la falta de combustible sigue siendo la principal limitante estructural. A finales de abril, la misma Empresa Taxis-Cuba reconoció que ninguna gazelle –como se conocen popularmente estos vehículos– estaba en funcionamiento por falta de abastecimiento. El gobierno de La Habana solo logra asignar unos 9.800 litros diarios de diésel para el funcionamiento de estas rutas, lo que alcanza apenas para el 60% de la flota operativa.

En mitad de este panorama, el transporte privado, que podría aliviar la crisis, está siendo asediado por las autoridades con operativos y multas. Desde hace casi dos meses, la Policía se aposta en distintos puntos de la ciudad para inspeccionar las licencias y los precios que cobran los almendrones.

Según cuenta un chofer a este diario, lo peor es que “te dejan ir si les das un dinero”. Desde 1.000 pesos en algunos puntos de Playa, asegura, hasta 8.000, en otros, el pago es el precio de que no les retire la licencia.