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Desesperados por conseguir agua, los santiagueros recorren las calles con carretas y cubos

Abasto de agua

El desabasto es "alarmante", según Radio Revolución, que calificó la sequía que sufre la provincia como "la más severa de la última década"

Desde pomos plásticos hasta tanques, la gente carga con envases buscando el agua por la ciudad. / 14ymedio
Darío Hernández

13 de septiembre 2025 - 13:52

Santiago de Cuba/Una masa de gente sudorosa se mueve todas las tardes en Santiago de Cuba. Empujan carretas y cargan cubos, pero no pregonan ni venden nada. Van en busca de algo más esencial: agua. En los últimos días, el abasto en la ciudad se ha reducido al mínimo y los apagones empeoran la situación, que ha dejado a medio millón de residentes, solo en la cabecera provincial, sin servicio.

La desesperación es evidente. La gente abandona sus casas con envases de 20 litros montados en carretillas, cubetas de pintura con asas improvisadas, pomos plásticos y hasta tanques. La misión es cargar con agua todos los envases que se pueda y donde se pueda.

Cargar agua en Santiago de Cuba: la rutina de miles de familias que empeora por los apagones

Los más experimentados conocen puntos fijos de la ciudad en los que pueden abastecerse con frecuencia: tuberías a las que sí llega el agua, una pila en la Dirección Provincial de Pesca, el patio de una empresa estatal o una iglesia dispuesta a donar de sus recursos a quienes tocan su puerta buscando “agua para cocinar” o “para darle a los niños”.

Sin embargo, a veces también esas fuentes se secan y entonces la escasez se materializa en una frase, corta pero tajante, que se cuelga de las puertas: “No hay agua”. “Eso es una iglesia, donde ocasionalmente llega agua y la gente va a cargar”, explica a 14ymedio uno de los residentes señalando el cartel que cuelga del umbral. “Venía a reabastecerme, pero tendré que buscar otro lugar”, valora con desgano.

A veces la escasez se materializa en una frase, corta pero tajante, que se cuelga de las puertas: “No hay agua”. / 14ymedio

Asegurar el líquido tampoco es trabajo exclusivo de los adultos. Los niños, a veces solos, descalzos y a pie, o en bicicleta, rondan por las calles santiagueras con antiguos pomos de refrescos carbonatados y galones plásticos que rellenan en los puntos privilegiados de la ciudad. Con menos paciencia que los adultos, esperan en las colas de pie, con una mano en la cintura y una inquietud evidente. Por el contrario, los ancianos evitan el sol y buscan siempre descansar en alguna acera.

“La cosa está crítica. La gente se desplaza desde lejos con sus carretillas cargadas de envases de todo tipo”, explica otro cazador de agua. Y añade que, si antes la situación era mala, los cortes eléctricos y el apagón nacional han hecho que el abasto sea todavía menos frecuente. 

“La escasez de agua es algo que tenemos asumido los santiagueros, es parte del día a día”, confiesa. “En las afueras de la ciudad la cosa es peor”.

Según los reportes oficiales de esta semana, más de medio millón de santiagueros, solo en la capital oriental, sufren la falta de agua y los ciclos del servicio se han extendido –al menos en la versión oficial– hasta los 30 días. “El abasto de agua en el municipio cabecera bien puede definirse en una sola palabra: alarmante”, sentenció días atrás la emisora Radio Revolución, que además calificó la sequía que sufre la provincia como “la más severa de la última década”.

“La escasez de agua es algo que tenemos asumido los santiagueros, es parte del día a día”, dice un vecino. / 14ymedio

En La Habana, donde todavía gran parte de la ciudad está a oscuras, la falta de abasto comienza a preocupar a los residentes, especialmente en edificios multifamiliares, donde los vecinos dependen casi exclusivamente de que llegue agua del Acueducto a las cisternas comunitarias.

“A Plaza de la Revolución iban a intentar bombear el agua esta madrugada pero justo a esa hora no había luz. Resultado: he tenido que dejar de descargar el baño para ahorrar lo que me queda en mi reserva”, reconoce una residente del municipio.

Los camiones cisterna tampoco alcanzan para dar respuesta al problema. Según confirmaron las autoridades, solo circulan 80 pipas al día, cuando harían falta más del doble, unas 170, para cubrir la demanda.

Buscar agua no es una tarea solo de adultos. / 14ymedio

El foco de la prensa oficial, no obstante, está en Las Tunas, donde “las irregularidades [del abasto] en los últimos días también están relacionadas con las largas interrupciones del servicio eléctrico, por ejemplo con dos grandes desconexiones del sistema en el país en pocas horas”, explicaron las autoridades.

De las tres presas que abastecen a la ciudad, solo una, El Rincón, cuenta con un grupo electrógeno para seguir bombeando, pero echarlo a andar consume 80 litros de petróleo por hora, una cantidad que, reconocen, “es muy difícil sostener en estos momentos”.

Es de esperar que en esa ciudad y en el resto de la Isla, como ocurre en Santiago, las tuberías estén secas y en las calles no se vea “ni una sola pipa de agua”.

El vaivén de los santiagueros va dejando una estela de agua en las calles. / 14ymedio
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