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"No quería quedar a merced de la Seguridad del Estado dentro de un hospital"

El médico se contagió de covid-19 y decidió pasar la enfermedad en su casa, donde debió superar momentos muy complicados

"Vi la cara oscura del oportunista inhumano que me pidió 25.000 pesos por un tratamiento de Rocephin", denuncia el doctor Pupo. (Collage)
Alexander Raúl Pupo Casas

01 de septiembre 2021 - 19:33

Holguín/Desde que comenzó la pandemia sabía que en algún momento me tocaría enfermar. Desgraciadamente siempre supe que este desgobierno sería incapaz de contener y controlar el avance del virus por lo cual no era una cuestión de si me contagiaría, sino de cuándo. Para mayor desgracia desde hace algún tiempo sé que para mi entrar a un hospital y someterme a un tratamiento o a cualquier procedimiento médico conlleva un riesgo alto, que en mi caso particular estoy dispuesto a evitar lo más que se pueda.

Jamás dudaría de las buenas intenciones de mis colegas, pero sé las cosas que pueden ocurrir a puertas cerradas y con la presión adecuada. Por todo esto había decidido desde mucho antes, que de contraer el virus pasaría mi enfermedad en casa y tomaría mis propios riesgos. Por otra parte tampoco hubiera significado una gran diferencia cuando hoy por hoy adquirir una cama en un hospital para tratamiento es un privilegio al que no todos pueden acceder y de hacerlo las propias carencias harían de mi ingreso un calvario. Tampoco quería quedar a merced de la Seguridad del Estado dentro de una institución de salud.

Así me tocó ser uno más de los que sufrió en carne propia las deficiencias de un sistema decadente, incapaz de garantizar siquiera una atención de salud medianamente adecuada a su pueblo. Fueron días muy difíciles, donde en más de una ocasión pude ver mi final tocando a la puerta, donde mis familiares y vecinos sufrieron a mi lado cada momento en el que pensamos que era el último.

Me vi obligado a consumir medicamentos con más de dos años de vencidos, a comprar otros a precios impagables

Me vi obligado a consumir medicamentos con más de dos años de vencidos, a comprar otros a precios impagables, a adaptar mi organismo a combinaciones medicamentosas que en condiciones óptimas ni se me ocurrirían, solo para sobrevivir. Me tracé la meta de sobrevivir un día a la vez y puse mi vida en las manos de Dios, no podía hacer más.

Acepté mi destino en más de una ocasión, y aunque no quería morir pensé que si debía morir sería con mi dignidad intacta y bajo mis condiciones. No permitiría que alguien mal intencionado pusiera sus garras sobre mi o hicieran un show con mi salud. Así pasé más de catorce días, perdí casi 15 kilogramos de peso y mis pulmones casi revientan de tanto toser y de falta de aire.

Las fiebres por más de 10 días superaron los 39° C y hasta reconozco que en algún momento le pedí a Dios que terminara con mi sufrimiento. Los días fueron pasando y por mi cabeza pasaron muchas cosas. Durante este tiempo viví la desesperación de saberme preso y desamparado dentro de un país donde gobierna un Estado abusador, viví la desesperación de necesitar un tratamiento médico que de antemano sabía que no podría adquirir, así como muchos.

Vi la cara oscura del oportunista inhumano que me pidió 25.000 pesos por un tratamiento de Rocephin y 4.000 por un tratamiento de Azitromicina, como si ese dinero fuera fácil o sencillo de conseguir. Sentí la impotencia que deben sentir muchos al saber que su vida depende de un sistema corrupto que no se preocupa por otra cosa que por sus números ante la opinión pública internacional.

El virus me ha dejado secuelas por definir, y algunos síntomas que quizás deba tratar en un futuro cercano

Me salvé gracias a Dios, y a todos esos amigos que no me abandonaron en ese momento tan difícil. Agradezco cada oración y cada gesto que tuvieron para con mi persona. Si hoy sigo vivo es gracias a ustedes. Aún no me recupero totalmente.

El virus me ha dejado secuelas por definir, y algunos síntomas que quizás deba tratar en un futuro cercano, pero esto solo lo haré en un hospital donde pueda ser atendido sin el temor a que una "iatrogenia o error médico" o simplemente una casualidad puedan complicar más mi salud. A quienes estuvieron ahí: Muchas Gracias.

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