Laura Gil, la hija del ministro que exigió transparencia en el juicio de su padre

Rostros 2025

La hija del ex ministro condenado rompía su silencio apelando a la Constitución de la República y al reconocimiento que esta hace a la “libertad de expresión de todos los ciudadanos”

Laura María Gil González fue alabada en su puesto de directora de Innovación y Desarrollo de Caudal.
Laura María Gil González fue alabada en su puesto de directora de Innovación y Desarrollo de Caudal. / Facebook
14ymedio

25 de diciembre 2025 - 04:24

La Habana/La publicación que hizo en Facebook el 3 de julio de 2023 Laura María Gil González, hija del ex ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández, recién condenado a cadena perpetua, sigue llena de felicitaciones. Aquel era el momento en que informaba de su nombramiento como directora de Innovación y Desarrollo de Caudal S.A., el grupo de seguros y servicios financieros –conformado nada menos que por ocho empresas, entre ellas Cubacontrol, dedicada a la inspección– perteneciente al conglomerado militar Gaesa. Un puesto de altura, como suele corresponder a los familiares de la nomenklatura cubana.

Su padre ya llevaba nueve meses detenido por “graves errores cometidos en el desempeño de sus funciones” cuando el nombre de Laura María apareció en la prensa oficial en un artículo que ensalzaba la “fortaleza financiera y seguridad” del conglomerado estatal para el que trabaja. “Laura María Gil González, directora de Innovación y Desarrollo de Caudal, explicó que cada empresa del grupo se especializa en algún servicio específico”, decía Cubadebate, que la citaba: “Así, por ejemplo, Cubacontrol e Intermar se dedican a brindar servicios de inspección. Las consultoras Canec, Conas e Interaudit ofrecen servicios de avalúos y auditoría, mientras que ESEN y ESICUBA son las aseguradoras. Asistur es una empresa corredora de seguros”.

Ni ella ni su madre, Gina María González García –quien fue durante un tiempo retenida en una casa de seguridad junto a su marido–, dijeron una palabra sobre el proceso que enfrentaba Alejandro Gil. Hasta que, el pasado 1 de noviembre, luego de 20 meses sin saberse nada de su paradero, la Fiscalía anunció que se le acusaba de “espionaje” y otros graves delitos de corrupción.

El pasado 1 de noviembre, luego de 20 meses sin saberse nada de su paradero, la Fiscalía anunció que se le acusaba de “espionaje” y otros graves delitos de corrupción

Y entonces, Laura Gil habló. Lo hizo, a través de su muro de Facebook y en varios post, para pedir un juicio justo, público y abierto para su padre. Rompía su silencio apelando a la Constitución de la República y al reconocimiento que esta hace a la “libertad de expresión de todos los ciudadanos”, algo que de inmediato le reprocharon cientos de comentaristas a la publicación, pues es un derecho que el régimen niega a sus ciudadanos disidentes.

Gil González celebraba, con ironía, la puesta en práctica “tan eficiente” de la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública, “con una alta constancia y sin precedentes”, a la que “quedaron pequeños detalles sueltos que han fomentado la especulación popular”. Y a continuación se refería al cargo de espionaje que se le imputaba a su padre, sobre el que señalaba que faltaban “pequeños detalles”: “¿Qué hizo, a qué país o países nos referimos, desde cuándo, cuáles fueron sus vías de comunicación, qué recibió a cambio, dónde sostuvo sus encuentros, en qué escenarios, con quién, bajo la orden directa de quién lo hacía, qué información reveló, qué medidas propuso al país por orden expresa de otro Estado, qué pruebas tienen, cuál era su seudónimo?”.

En uno de sus textos, la joven también aseveraba que su padre se mantenía firme en su defensa y no reconocería “bajo ninguna circunstancia”, ningún delito que se le imputara “y que no se le sea debidamente verificado”. Su petición, a la que todavía siguió otra publicación en la que se dirigía al programa Con Filo –inusualmente prudente al hablar de Gil–, fue desoída. El ex ministro sería procesado a puerta cerrada por la Sala de los Delitos contra la Seguridad del Estado, en un tribunal de Marianao, en La Habana, en dos juicios: uno de cuatro días, por espionaje, y otro, dos semanas después, por “lavado de activos, falsificación de documentos públicos de carácter continuado, actividades económicas ilícitas, tráfico ilegal de moneda nacional, divisas, metales y piedras preciosas de carácter continuado y contrabando”.

Lo defendió el abogado Abel Solá, prestigioso jurista con experiencia en casos de delitos contra la seguridad del Estado, que previsiblemente habrá apelado la condena

Lo defendió el abogado Abel Solá, prestigioso jurista con experiencia en casos de delitos contra la seguridad del Estado, que previsiblemente habrá apelado la condena.

Sería la hermana del ex ministro, María Victoria Gil, quien revelaría que se le imputó haber espiado para Estados Unidos, y que detrás de la purga estaba nada menos que el primer ministro, Manuel Marrero.

Sobre todo esto, Laura Gil ha vuelto a guardar silencio. Solo ha hecho una publicación efímera desde entonces. “Mi pequeña princesa es mi mundo entero”, escribió, refiriéndose a su hija, de tres años. Está por verse que se atreva a romper abiertamente con el régimen que dio cobijo a su familia y que, cual Saturno, acabó devorándolos. El camino a Damasco de la hija del ex ministro parece largo aún.

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